El caso Duarte, evidencia de la justicia de los ricos

31 Jan 2015   |   comentários

Aztlán Almodóvar, corresponsal de la Frontera Cd. Juárez, Chih. México. En medio de denuncias legales por parte de la ciudadanía y partidos de oposición, es que el gobernador César Duarte continúa ejerciendo su cargo sin algún proceso penal en su contra al no poder explicar, todavía, el origen de sus bienes y fortuna.

El caso Duarte, evidencia de la justicia de los ricos

Aztlán Almodóvar, corresponsal de la Frontera Cd. Juárez, Chih. México.

En medio de denuncias legales por parte de la ciudadanía y partidos de oposición, es que el gobernador César Duarte continúa ejerciendo su cargo sin algún proceso penal en su contra al no poder explicar, todavía, el origen de sus bienes y fortuna.

Han pasado 4 meses después de haber denunciado estas cuestiones y el proceso no avanza. ¿Cuál es el camino que siguen las denuncias cuando se le hacen a los altos mandos de la clase dominante en México?

Recientemente el senador panista Javier Corral arremetió contra Duarte en el senado al presentarse con una pancarta y mencionar que la presencia de Duarte en el recinto era una contradicción hacia la búsqueda de justicia, haciendo referencia a la audiencia en el senado acusándolo de corrupto y delincuente.

Este tipo de señalamientos y acusaciones se vienen dando durante algunos encuentros entre ambas facciones del régimen que se acusan unas a otras por familiares narcotraficantes, lavado de dinero, corrupción y enriquecimiento ilícito.

No obstante, más allá de los dimes y diretes de ambos bandos, queda la cuestión de “¿y luego?” ¿A dónde apunta el caso Duarte? Tras meses de escándalos él no se encuentra (y seguramente no se encontrará) tras las rejas por el origen ilegal de su riqueza, cuestión por la cual en otros países, funcionarios han sido cesados y procesados legalmente. ¿Qué nos dice esto acerca de la justicia mexicana?

La justicia burguesa, al igual que la democracia burguesa, tiene diferentes tonalidades dependiendo de los países donde ésta se encuentre. Así como no podemos hablar igual de la democracia del primer mundo al compararla con la democracia mexicana, debemos darnos cuenta que lo mismo sucede con la impartición de justicia.

Diariamente, si acudimos a las fiscalías de las diversas entidades, vemos largas filas de familiares en espera de la situación legal de sus allegados, quienes han sido acusados de algún delito y que son culpables hasta que se demuestre lo contrario.

Sin embargo, cuando los presuntos delincuentes son altos funcionarios, presidentes municipales, gobernadores o líderes de la nación, no vemos el mismo panorama. Tal es el caso de Duarte, personaje que por su poder político, empresarial y monetario, viene a convertirse en uno más de los intocables por la justicia mexicana, una justicia con una clara distinción de clase.

Este tipo de situaciones viene a evidenciar, por enésima vez, el papel del aparato del Estado en torno a las garantías individuales, los derechos pero también entorno a la justicia. Vemos que ésta no es ciega ni imparcial, sino subjetiva y predispuesta por el lugar que ocupan los acusados e incluso los acusadores, es decir, por su posición dentro de la pirámide social.

Quizás no formen parte de la burguesía como tal, pero sí forman parte de la burocracia burguesa que permite las injusticias de su clase. Desde la Izquierda Diario denunciamos y evidenciamos el carácter clasista del aparato de justicia mexicano que no garantiza, para todos, la misma aplicación de la ley.









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