Quebeq

El movimiento estudiantil prepara un verano caliente

10 Jun 2012 | Esta semana el gobierno de Charest rompió las negociaciones con los representantes del movimiento estudiantil. El conflicto se alargará entonces durante el verano y la CLASSE ya ha llamado a continuar con las movilizaciones y a utilizar los eventos (como el Gran Prix de Montréal o los festivales musicales) para seguir difundiendo las demandas estudiantiles. Al mismo tiempo y en respuesta a la reaccionaria ley 78, un nuevo fenómeno de protesta ha surgido. Son los populares cacerolazos donde la gente se reúne para protestar contra el enemigo en común encarnado en el gobierno liberal.   |   comentários

“Una fosa nos separa”, argumentó el gobierno, que se negó rotundamente a aceptar la propuesta de las federaciones de salida a la crisis. En la conferencia de prensa donde se dio el anuncio de la ruptura, Charest dijo que el gobierno no podía actuar bajo amenaza, refiriéndose a la reacción del vocero de la CLASSE quien habría dicho: “les vamos a organizar su Gran Prix”. Lo cierto es que varias asociaciones ya tienen resolutivos de boicotear este evento como parte del plan de acción de perturbación económica.

Sobre la mesa la ministra Courchesne puso una rebajita de 35 dólares al alza que pasaría a 219 en lugar de los 254. La propuesta fue obviamente rechazada por las comisiones negociadoras de los sindicatos estudiantiles y percibida por la prensa como un boicot de la parte del gobierno a la negociación. Al mismo tiempo, Courchesne rechazó la propuesta de las federaciones que comprendía un congelamiento del alza para los dos próximos años y obtener el dinero pretendido con el alza mediante la anulación de programas que no benefician realmente a los estudiantes, como los llamados “créditos de impuestos”.

Fue la misma Courchesne quien implementó estos rubros y los defendió a pesar de su probada inutilidad. La idea era hacer entrar dentro de los márgenes que supuestamente busca Charest de no cargar más el costo educativo a los contribuyentes. Se rechaza porque en el fondo se busca hacer pagar para poner el sector en sintonía con el ataque a las conquistas mediante los aumentos a los servicios públicos en salud y educación principalmente.

Sin visos de nuevos encuentros para negociar, Charest anuncia elecciones para dentro de 18 meses. Mientras tanto el movimiento continúa en pie de lucha pugnando por seguir tomando las calles.

Desafiando la ley especial

Mostrando que el conflicto ha trascendido y rebasado los márgenes escolares, la población empezó a organizar los cacerolazos. Fue también una respuesta popular contra la ley 78 que aplasta los derechos a la libre manifestación y a la libre expresión. Así, emulando a los ejemplos en Chile contra la dictadura pinochetista o en Argentina contra los efectos de la crisis capitalista, se enfrenta esta ley que pretendía anular la huelga estudiantil.

A las 20 horas, cada día, empiezan los primeros tintineos. De a poco se junta la gente y comienzan a marchar. Los cacerolazos cerca del centro confluyen hacia la marcha nocturna. El día de la ruptura de las negociaciones, la gente reaccionó juntándose diez mil personas cacerola y cuchara en mano. Pero no es un fenómeno exclusivo de Montreal pues ya se ha propagado por las principales ciudades de la provincia como en la capital Quebec y en Sherbrook.
De esta forma el pueblo quebequense manifiesta su descontento, toma las calles y pone en pie lo que puede ser un germen de organización popular. Ya en algunos barrios se comienzan a organizar asambleas populares autónomas donde se discuten problemas de la comunidad y planes de acción contra la ley.

¿Que sigue?

Sin duda alguna que la marcha del 22 de mayo pasado –donde volvieron a salir más de 200 mil personas– dejó en claro que el movimiento sigue gozando de un apoyo popular importante. Fue tras esta demostración que el gobierno se vio obligado a llamar a negociar. Se trató de nuevo de una farsa que hizo evidente que no pretende resolver las demandas de los estudiantes. Pero el movimiento gana en exhibir a un primer ministro que, soberbio vuelve a romper el poco diálogo con las organizaciones estudiantiles.

No habiendo lugar a negociaciones, nuestro lugar sigue estando en la calle, se dice. Y nunca se ha dudado en utilizar la vitrina de los espectáculos estivales para seguir mostrando su determinación a vencer el alza. En ese camino se va confluyendo con la gente, se va cuestionando por que los planes del gobierno dan más a los que más tienen y quitan todo a quienes sólo tienen su trabajo como medio de subsistencia. Y es que el movimiento estudiantil anti alza ha venido funcionando como catalizador del descontento del pueblo trabajador quebequense, que empieza a levantar la cabeza para defenderse del ataque del gobierno. Pero es imprescindible que el movimiento se dote de iniciativas y propuestas para poder avanzar en consolidar la unidad con la clase trabajadora y el pueblo, para luchar juntos en defensa de lo conquistado pero también para enfrentar los nuevos embates que la crisis capitalista nos prepara.

La huelga estudiantil en Quebec ha dado muestras de una tremenda energía, combatividad y resistencia durante estos casi cuatro meses. Comienza a adoptar una dinámica similar a la que nos mostró la huelga del CGH en la UNAM en 1999, donde a pesar de los duros golpes represivos y las trampas tendidas por las autoridades, el movimiento se mostró firme en sus objetivos y determinado a luchar hasta triunfar.
Además, hoy al ver los ejemplos de Chile, de Egipto, de España, de Inglaterra y ahora de México con el movimiento #Yo soy 132, la gente que se moviliza se empieza a sentir parte de esta lucha internacional que apunta a cuestionar al sistema capitalista, sus regímenes y sus políticas contra los pueblos.

Desde Montreal, Quebec, saludamos a esta juventud mexicana que ha decidido organizarse en este movimiento para discutir cómo luchar contra la antidemocracia, la injusticia y la desigualdad. Es ya sin duda, un importante ejemplo que nos motiva y nos llega de orgullo para poder continuar esta lucha acá. Allá y acá, desde nuestras trincheras pero juntos, podremos hacer de esta estación estival un verano caluroso en movilización y combatividad.









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