La política del PRD y los trabajadores

16 Jul 2012   |   comentários

En el primer semestre de este año fuimos testigos de diversas manifestaciones por parte de distintos sindicatos en las calles de todo el país: los trabajadores del Seguro Social repudiando el intento de los directivos del instituto de quebrarlo para después privatizarlo, los trabajadores de la educación que salieron a dar la pelea en contra de la ACE (Alianza por la Calidad de la Educación) y de la evaluación universal, los trabajadores del SME que siguen resistiendo en su larga lucha por la restitución de su fuente de empleo o los trabajadores de Mexicana de Aviación en lucha contra la SCT (Secretaría de Comunicaciones y Transportes) para poder volver a sus trabajos.

Conforme se fue acercando el periodo electoral estas acciones empezaron a perder fuerza; las direcciones de los sindicatos opositores negociaron con el PRD la promoción del voto dentro de sus bases, llevando a miles de trabajadores a confiar en que desde las elecciones se podría dar un cambio en su realidad y así solucionar sus demandas particulares.
Un ejemplo de esto es la política que siguió Martín Esparza en búsqueda del mejor postor entre el PRI y el PRD, ofreciendo los votos de la base electricista a cambio de un escaño o de una “promesa de buena voluntad” para resolver su conflicto. Pero ante el olvido del PRI, el PT con AMLO a la cabeza, le ofreció una candidatura plurinominal para una diputación. Con esta política la dirección del SME de nueva cuenta llevó a un callejón sin salida el conflicto electricista, ofreció como moneda de cambio votos y terminó subordinando el movimiento a acuerdos con la política del PRD.

Las direcciones sindicales y AMLO

López Obrador en su campaña electoral logró el apoyo de los sindicatos opositores al posicionarse como la única figura que podría mantener cohesionado un PRD fracturado y a un PT y Movimiento Ciudadano que sin la coalición difícilmente sobrevivirían. Esto le brindó mucho prestigio ante millones de trabajadores y la burocracia sindical lo presentó como una gran oportunidad para luchar; sin embargo, le puso una camisa de fuerza al descontento obrero.
La subordinación de las direcciones de los sindicatos a la política legal y pacífica de AMLO para demostrar la compra de votos y lo amañado de la elección evita que el descontento de las masas precarizadas por el regreso del PRI a la presidencia se traduzca en movilizaciones en las calles que puedan radicalizarse y sacudir un Estado en el que el PRD queda posicionado como segunda fuerza política. Esto lleva a pensar que si se genera presión al Congreso, el PRD puede convencer a políticos de otros partidos para que se sumen a su propuesta. Pero tanto el PRD como la burocracia opositora saben bien que las reformas estructurales son un acuerdo estratégico de una buena parte del régimen con el imperialismo, con lo cual es poco más que imposible que estas se frenen por la buena voluntad de los partidos que van a pelear la aplicación de estas reformas con uñas y dientes.

La lucha independiente como salida para los trabajadores

La ofensiva neoliberal en contra de los trabajadores y el pueblo pobre no se va hacer esperar. Con el acuerdo entre PRI, PAN y PVEM que les da la mayoría en el Congreso, será insuficiente que el PRD se oponga para impedir las reformas estructurales anunciadas por Peña Nieto. La confianza en que desde el Congreso se puede luchar o en que un partido patronal represente los intereses de clase de millones de trabajadores empobrecidos por la crisis es una trampa para los trabajadores.
La juventud se moviliza en las calles y necesita de los trabajadores a su lado para enfrentar la ofensiva reaccionaria. Las instituciones del régimen han demostrado ya suficientes veces que sólo sirven para aprobar leyes y planes en nuestra contra. No permitamos que nos continúen arrebatando lo que por derecho nos pertenece y que se ganó con la lucha de distintas generaciones de trabajadores y campesinos. Defendamos los recursos energéticos de la privatización, la jornada laboral de ocho horas, nuestro derecho a huelga, un salario que cubra el costo de la canasta básica y la reducción de la jornada laboral para poder emplear a miles por el mismo salario.
Organicémonos independientemente de la burguesía, con nuestros propios métodos; hombro con hombro trabajadores, campesinos, estudiantes y pueblo pobre luchemos en las calles, nuestras demandas no tendrán eco en la cueva de ladrones que es el Congreso. No depositemos nuestra confianza en las instituciones del régimen que orquestaron esta transición. Recuperemos el método de huelga y paro general impuesto desde asambleas de base, para que la burocracia entienda bien que los sindicatos le pertenecen a los trabajadores.









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