Préstamos del FMI y FED

Nuevo endeudamiento de los pobres a favor de los ricos

30 Apr 2009 | Como si no fuese suficiente para los trabajadores del país soportar el peso de la crisis económica y sus efectos, el gobierno de Calderón, a través del Banco de México y la Secretaría de Hacienda, adquirió una nueva deuda que duplica el monto del endeudamiento externo y mantiene la cadena de esclavización financiera del país con el Fondo Monetario Internacional y con Estados Unidos   |   comentários

Con la apertura de la línea de crédito con el FMI por 47 mil millones de dólares (mdd) y el respaldo “contingente” de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) por otros 30mil mdd, la deuda externa asciende a un total de 163 mil mdd, duplicándose.

De inmediato, varios empresarios aplaudieron la noticia, destacando que el país estaría “blindado” ante cualquier nueva catástrofe económica, derivada de la devaluación especulativa del peso. La realidad de su regocijo con la medida es que los únicos beneficiarios serán ellos, pues este “parque, para enfrentar cualquier contingencia” (como lo llamó el secretario Carstens), estará destinado a resolver las contingencias de aquéllos cuyos malos manejos los tienen al borde de la quiebra; tal es el caso del zar del cemento, Lorenzo Zambrano cuya fortuna valuada el año pasado por la lista Forbes se calculaba en 1.5 billones de dólares y hoy su empresa Cemex aparece en primera línea de favorecidos para el rescate mediante esos fondos.

Varios analistas justifican el préstamo con el argumento de que la apertura de la línea de crédito no constituye en sí un endeudamiento por los 47 mil mdd, sino solamente por lo que de ahí se vaya tomando, entonces “si no se usan los recursos, pues no hay endeudamiento”; y señalan esto como una ventaja, pues al no otorgar de golpe todo ese monto, el Fondo no impone condiciones y garantías de pago (Tintero Económico, El Universal, 0804). Lo cierto es que, aún en el remoto caso de que no se usara ni un centavo de este crédito, México está obligado a pagar 127 mdd al año, por concepto de intereses, claro que, conforme se use el dinero, esta cifra aumentará al grado de pagar 335 mdd, sólo en concepto de intereses, si se usa el crédito en su totalidad, lo cual equivale a pagar cerca de un millón de dólares al día, por supuesto sin que la deuda disminuya. Mismos analistas señalan que, como en una tarjeta de crédito, la clave es no sobre endeudarse y manejar el crédito con cautela. Pero para la administración calderonista, comprometida a pagar decenas de favores electorales, el financiamiento y rescate que este préstamo le permitirá es oro molido, pues con facilidad se usará un dinero que será pagado por el pueblo y los trabajadores.

Una bomba de tiempo

En el marco una recesión económica sin precedentes y una inflación en ascenso, producto del aumento de precios y baja de salarios y desempleo, el endeudamiento crediticio apunta a constituirse como una auténtica bomba de tiempo, que sólo preanuncia consecuencias económicas más graves.
No es para nada un secreto que la deuda externa, es eterna. Por más pagos adelantados que se hagan o ampliación de plazos de crédito, seguirá creciendo gradualmente y la perspectiva de saldarla no existe. No obstante, los gobiernos la presentan como un mal necesario para sustentar la vida económica del país. Sin embargo, las consecuencias de que la deuda se torne impagable, son más severas que la situación que supuestamente pueda aliviar. Y como siempre, los platos rotos los paga el pueblo.

Actualmente el monto total de la deuda externa, incluyendo el endeudamiento privado y el público, ocupa casi el 12% del PIB, más que el destinado a educación o salud. Tan sólo en dos años la deuda con el BM y el BID creció cerca de dos mil mdd, cifras que hoy, pese a la existencia del crédito, seguirán aumentando.
La presencia de un déficit en la balanza de pagos, plantea la imposibilidad de afrontar el pago de la deuda externa y, combinando la creciente inflación, el país puede hundirse en una situación económicamente más atroz de la que hoy prevalece, en la cual –ante un recrudecimiento de la ofensiva imperialista- deba rematar sus fuentes de ingreso a precios irrisorios, para amortizar sus deudas, como en el pasado sucedió con las telecomunicaciones y que hoy tienen como dueño al multimillonario Carlos Slim.
En ese sentido, la moneda de cambio que le queda a la nación es el petróleo. El FMI y los EEUU simplemente esperarán como buitres para hacerse de este recurso. Entonces, el cuento del “préstamo sin condiciones” es un engaño, pues México es en los hechos un país esclavizado cuyos ingresos en lugar de dedicarse a la población, se fugarán en pagos descomunales al exterior.

No al pago de la deuda

Si está por de más visto que esos créditos han favorecido sólo a empresarios y sus familias, ¿por qué los trabajadores y el pueblo pobre vamos a acatar deudas que no adquirimos? Hoy más que nunca, la verdadera defensa de los intereses del pueblo explotado pasa por romper definitivamente los acuerdos con los organismos financieros internacionales, comenzando por desconocer el pago de la deuda externa, y rechazando por completo el TLC y demás pactos que someten al país a los designios imperialistas.
Existen direcciones de masas, como AMLO y sindicatos como el SME, que denuncian el carácter entreguista de ese tipo de pactos, pero que no plantean el no pago de la deuda externa.
Para justificar esta actitud, algunos afirman confiar en que, con una “buena administración de los recursos”, se puede hacer frente a adeudos externos, sin “descapitalizar el mercado interno”. Esta posición, sólo le lava la cara a los compromisos adquiridos por ladrones sin escrúpulos como Zambrano, o el mismo Slim, que no han dudado en usar recursos públicos para mantener y acrecentar sus fortunas al tiempo que pisotean los derechos de sus trabajadores
En el caso de AMLO, a pesar de las denuncias que puntualmente pueda hacer, no llama a una lucha consecuente contra la opresión y expoliación imperialista. Esto es el resultado de que -para encarar esta lucha anti-imperialista hasta el final-, hay que atacar y expropiar los intereses de las transnacionales y los socios extranjeros de los terratenientes y burgueses nacionales. Lo cual el PRD (y AMLO), por su carácter de clase y su rol como parte del régimen, no puede ni quiere hacer.

En cuanto al SME y las direcciones sindicales "opositoras", estos han adoptado -en aras de la "unidad nacional"-, un programa que, lejos de representar a los trabajadores, está más cerca de intereses “antineoliberales” burgueses como los de AMLO. Y esto los lleva tras una política que no enfrentará frontalmente a quienes expolian a la nación oprimida.

Lo cierto es que, la única unidad favorable a la emancipación de los trabajadores, dentro y fuera de las fronteras, es con todos los sectores explotados y oprimidos y en contra del imperialismo.
La lucha por el no pago de la deuda externa es la única posición coherente con la defensa de los intereses nacionales.
Hay que dejar de pagar la fraudulenta deuda externa, nacionalizar la banca sin indemnización y bajo control de los trabajadores, y poner estos recursos al servicio de dar respuestas a las necesidades de los trabajadores y el pueblo pobre.









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