Copa Mundial de Futbol

Pasión popular y mercantilización del deporte

29 Jun 2014 | Los festejos populares por el pase a octavos de final reunieron en la capital a más de 50 mil gentes alrededor del Angel de la Independencia expresando su enorme esperanza en que el certamen futbolero les dé una gran satisfacción, que mitigue un poco la infelicidad por la miseria y sobrexplotación que vivimos. Mientras el pueblo se apasiona legítimamente con ese hermoso deporte, las grandes empresas se aprovechan de su mercantilización y el gobierno antiobrero y sus socios del PAN y el PRD quieren sacar provecho de los triunfos de la Selección.   |   comentários

Los festejos populares por el pase a octavos de final reunieron en la capital a más de 50 mil gentes alrededor del Angel de la Independencia expresando su enorme esperanza en que el certamen futbolero les dé una gran satisfacción, que mitigue un poco la infelicidad por la miseria y sobrexplotación que vivimos. Mientras el pueblo se apasiona legítimamente con ese hermoso deporte, las grandes empresas se aprovechan de su mercantilización y el (...)

Se calcula que las televisoras pasan hasta 570 partidos de futbol al año. Se ha convertido junto a las telenovelas y noticieros, en parte fundamental del aparato de engaño con que las televisoras, además de las estaciones de radio y prensa deportiva apoyan el control social del gobierno sobre la población, inundándonos de todo tipo de noticias fuboleras.

A cambio de esta labor dichas empresas son beneficiadas con anuncios pagados por instituciones de gobierno, condonaciones de impuestos, el acceso prácticamente gratuito a mayor espacio electromagnético y fuertes gratificaciones a los informadores y comentaristas más reconocidos que se prestan a esta política de control.

Este es un negocio concentrado en las arcas de Televisa y de sus socios menores como el Grupo Pachuca, TV Azteca, además de los grandes promotores Lara y Hurtado, “dueños” de jugadores y entrenadores que imponen a los equipos a su antojo. Así, la Femexfut, cuyos dirigentes Compeán y De María provienen de Televisa, presume que en este ciclo mundialista 2010-14 sus ganancias netas serán de 150 millones de dólares principalmente por los contratos con Adidas y Coca Cola y los partidos que se llevan a cabo en EE UU.

La FIFA, por su parte le entregará 404 mil dólares por jugador por haber calificado al Mundial y otro tanto por superar la fase de grupos que serán repartidos entre los equipos según su participación en el Mundial.

Esto sublimó la codicia de Azcárraga Jean, quien impuso al “piojo” Herrera para que seleccionara unos 10 americanistas incluyendo al nacionalizado Sambueza –que no fue al Mundial al no ser aceptado por la FIFA–

(1). Finalmente “compartió” dicho botín con el Grupo Pachuca y de pilón se adueñó del “hermoso” Peralta para que aporte a la contabilidad del club América en el reparto de premios.

De más está decir que son los futbolistas quienes cargan con el peso de este negocio y que sólo algunos de ellos se llevan la parte del león con grandes sueldos y entradas por participar en múltiples comerciales de radio y TV. Pero detrás de éstos hay una gran cantidad de jugadores que engrosan las fuerzas básicas y categorías juveniles e infantiles que reciben muy poco, en su gran mayoría sin salario y con mínimos viáticos mientras luchan día a día por una oportunidad.

Pocos de ellos logran ser aceptados y otros más son desplazados por aquellos hijos de familias adineradas que por su posición social tienen más facilidades e incluso provienen de las nuevas escuelas de futbol –en las que ahora hay que dar cantidades que la gente pobre no puede darse el lujo de pagar y tiene que conformarse con jugar en ligas llaneras, en condiciones muy duras–. Así el derecho al esparcimiento y a la práctica deportiva es cada vez más restringido para los hijos de los trabajadores y se da una elitización como la que notamos en este Mundial: mientras la gran mayoría nos tenemos que conformar con ver los juegos en la TV abierta porque es carísimo en TV de paga, un sector privilegiado de clase media alta, ricachones o familiares de funcionarios gubernamentales disfrutan alegremente de este espectáculo en los estadios brasileños con gastos mínimos estimados en 120 mil pesos por persona (2). Los profundos cambios que hay que hacer en un nuestra sociedad, para igualar las condiciones de vida cargándole los costos de la crisis a los grandes capitalistas, incluyen garantizar el derecho al esparcimiento y al desarrollo físico-deportivo para todos. Para eso tenemos que luchar por una nueva sociedad que nos dé esa oportunidad en nuestras vidas.

(1) Revista Proceso núm. 1962.

(2) Ibid.









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