¿Hacia un país de desempleados y miserables?

Que la crisis la paguen los capitalistas

12 Mar 2009   |   comentários

La crisis internacional golpea duro en nues ro país y muestra cuál es la verdadera cara del «capitalismo democrático». El régimen democrático burgués, que la clase dominante pondera como la gran oportunidad para «todos», no es tal, sino que está descargando una enorme ofensiva sobre los trabajadores y el pueblo. La población trabajadora ve achicarse su salario, con los topes salariales, los «paros técnicos», inflación y alza de precios de la canasta básica (la leche, frijol, arroz y aceite se encarecieron 40%), mientras que el gobierno procura salvar sólo a los capitalistas y especuladores, entregando 400,000 millones de pesos a los empresarios para rescatarlos, además de otorgarles exenciones fiscales y obras en infraestructura.
El gobierno dice que hay bases para la recuperación y estabilidad. Esto es desmentido por los efectos de la vinculación profunda a la economía de EEUU que, lejos de repuntar, tampoco ve para cuando librarla.
La estabilidad a que se refiere parece ser la que
quieren pactar los partidos del Congreso en los próximos procesos electorales, para desviar el descontento obrero y popular hacia las urnas, mientras avalan y garantizan el sistema explotador causante de esta crisis.

Que la crisis la paguen quienes la provocaron

Mientras tanto, la oleada de despidos en el país es alarmante (541 mil entre noviembre del 2008 y enero de este año).
El INEGI reconoció que, a fines del 2008, los mexicanos sin empleo sumaban 1 millón 900 mil. No es culpa de los trabajadores que los negocios capitalistas anden mal. Se les hace fácil echarnos a la calle -o bajar los salarios y precarizar las condiciones de trabajo- a quienes por años les brindamos enormes ganancias. ¿Qué va a hacer la masa laboral a la que el capitalismo le niega el derecho al trabajo? En las familias trabajadoras la canasta básica se reduce considerablemente.
¿Cómo enfrentarán los trabajadores esta alza de comestibles, rentas, tarifas en servicios, gas y los efectos de la inflación que liquida los de por sí bajísi-mos salarios?
Además, cada mexicano debe 32 mil 685 pesos por la deuda externa desviada al Fobaproa y el rescate banquero-patronal. Aunado a los altos niveles de desnutrición y enfermedad en la niñez. Esto no es alarmismo, es la realidad del capitalismo.
Esta barbarie la debemos frenar unidos empleados y desempleados, contra los planes capitalistas, sus gobiernos e instituciones. Está en juego la sobrevivencia de millones de asalariados y sus familias; la verdadera fuerza productiva de este país, junto a millones de campesinos. No somos responsables de la crisis del capitalismo que echa millones a la calle, y no puede garantizar el elemental derecho al trabajo.

Reparto de las horas de trabajo y aumento salarial de emergencia

La ola de despidos alar mante. Sólo en Baja California hay 30 mil empleos perdidos los últimos meses. Este año, la industria manufacturera despidió un 8.22%. Ford echa a cientos en Hermosi-llo; General Motors corrió a 526 empleados de la planta de Silao; en Jalisco se despidió a 5 mil trabajadores. En Pepsi, la división embotelladora recortará 2,200 empleos, cerrará 3 plantas y 30 centros de distribución. Cemex anunció la reducción del 10% de su planta.
Los paros técnicos se profundizan. En Nissan More-los, se hicieron los 4 viernes de enero; en Volkswagen Puebla 9,400 trabajadores afectados; Chrysler parará 1 mes; en Queréta-ro, las automotrices anunciaron paros técnicos por 3 meses, afectando a 3 mil empleados. En marzo, General Motors cerrará una semana las plantas de Silao y Toluca. En Ramos Arizpe, son más semanas de «paro técnico» en sus dos plantas. En Ciudad Juárez, el 25% de las maquiladoras tienen paro técnico. General Motors ya los anunció
para los meses de marzo y abril en 3 de los 4 complejos industriales de México.
La lista es larga. Pero para los patrones y el gobierno estos despidos y cierres son solamente cifras; medidas necesarias para estabilizar sus negocios. La Concamin, pactó con la colaboracionista burocracia sindical, reducir salarios y echar más gente a la calle. ¿Y los suspendidos y despedidos? ¡Bien, gracias!
Por otra parte, el gobierno destinó 2 mil millones de pesos para apoyar a las empresas que hagan paros técnicos.

Ante esto, es necesario un programa que luche por nuestros intereses.

La primera y elemental medida es un aumento de emergencia que compense la devaluación del peso y la inflación. Pero, para garantizar que los salarios no queden nuevamente por debajo de la inflación, hay que luchar por la escala móvil de salarios: esto es, que a cada aumento de precios, los salarios aumenten en la misma proporción, y que ello quede estipulado en los contratos colectivos de trabajo. Los patrones aducen que tienen pérdidas para ampararse en la ley de ayuda por quiebras y justificar los cierres técnicos. Exijamos que abran sus libros para mostrar cuánto han ganado antes de la baja en sus ganancias y para comprobar si realmente tienen pérdidas o si están eludiendo sus obligaciones con los trabajadores. Y ante los cierres técnicos y los despidos, hay que imponer el reparto de todas las horas de trabajo entre toda la mano de obra disponible, sin rebaja salarial. Toda empresa que cierre o despida, debe ser expropiada y puesta a funcionar por sus trabajadores. No basta con medidas mínimas.

Ante la crisis y golpes patronales, hay que atacar sus intereses, solo así se puede evitar el desempleo y la miseria para decenas de millones.

Esas son las primeras medidas que habría que levantar. También hay que proponer un Plan Nacional de Obras Publicas administrado por los trabajadores, que base sus recursos en la expropiación de los grandes
grupos de capitalistas que se aprovecharon del Fobaproa, los rescates carreteros, etc. y en impuestos a las grandes fortunas. Con esto, echemos atrás todas las contra-reformas reaccionarias, como la reforma laboral, la Alianza pr la Calidad de la Educación y la reforma a la seguridad social, así como el robo de las AFORES, peleando por la estatización de los fondos de retiro bajo control de los trabajadores.

Ante el saqueo y la expoliación que ha arrojado a México a la miseria, es imprescindible, dejar de pagar la deuda externa, echar abajo el TLC y romper los lazos que nos atan y subordinan al imperialismo norteamericano (y europeo), expropiando a las grandes transnacionales del agro, la industria y la banca.

En la LTS luchamos por este programa, como parte de nuestra lucha por un gobierno de los trabajadores y una Republica Obrera, en una perspectiva socialista basada en la expropiación de los terratenientes y los capitalistas.

POR UNA GRAN LUCHA NACIONAL Y UN PROGRAMA FRENTE A LA CRISIS

Esta ofensiva contra los trabajadores cuenta con el apoyo abierto de la traidora burocracia del Congreso del Trabajo, que la justifica diciendo que son medidas para evitar despidos masivos o el cierre de empresas.

Mientras, la dirección de la UNT es parte de esta política, pese a criticar que el plan del gobierno es «insuficiente y tardío». Bajo esta política colaboracionista, en VW la UNT negocia despidos y «paros técnicos» con los patrones; en el IMSS sancionan a más de 2000 trabajadores combativos, y como siempre, aceptarán un mísero aumento salarial para no « desestabilizar ».

Como vemos, nuestras organizaciones son usadas contra la clase trabajadora. Por eso necesiat-mos acabaz con estos parásitos. Democraticemos los sindicatos para organizar la defensa de las conquistas obreras. ¡Abajo los privilegios de la burocracia! ¡Fuera charros de los sindicatos!

Pese a esta política en-treguista, surgen luchas que pueden ser inicio de un proceso de resistencia obrera y popular. Como expresa la lucha de sindicatos universitarios por aumento salarial, como en la Univrsidad de Sonora (con la toma de Rectoría), en la huelga en la Universidad Autónoma de Baja California, o en Chapingo y en el Colegio de México. Igual el paro en hospitales de la Secretaría de Salud en Puebla contra el desabasto y por plazas, o la movilización magisterial en Guanajuato, Guerrero, Oaxaca y Puebla. Igual, son parte los procesos antiburocráticos como el que desarrolla el SUTIEMS en las prepas del DF.

Además, la crisis motoriza la movilización de otros sectores que tradicio-nalmente no salen a la lucha, como los trabajadores y productores de la caña, la leche, los camaroneros y los transportistas (que pararon en 17 estados del país con bloqueos de carreteras contra el precio del diesel y por la renegociación del capítulo agropecuario del TLC).

En esta situación, las organizaciones de trabajadores que se reclaman independientes deben pasar de las palabras a los hechos; si quieren enfrentar el ataque tienen que ponerle fecha a la movilización y al paro nacional. No esperemos que con el voto al PRD o a AMLO, en 2012 se frene el ataque. Ni basta con bajar los sueldos de los funcionarios o bajar la gasolina; estas medidas, aunque sean vistas como progresivas por millones, son insuficientes para enfrentar el ataque.
Solo la movilización en las calles y un plan de lucha escalonado, integrando a los trabajadores de las centrales oficialistas, soldando el frente único y tras un programa obrero de emergencia, puede ponerle un alto al gobierno y hacer que la crisis la paguen los patrones.

Los sindicatos como el SME, la CNTE, el SITUAM, el Dialogo Nacional, junto a organizaciones clasistas como el Frente Único de Trabajadores, debemos impulsar una campaña nacional contra el desempleo y la carestía, y organizar desde las bases -por ejemplo mediante un Encuentro Nacional basado en delegados electos-un plan nacional de lucha que culmine en la Huelga General. Para impulsar esta campaña, levantemos comités contra la crisis en los centros de trabajo, colonias y barrios.
¡Ni despidos ni reducción salarial! ¡Aumento salarial de emergencia!

¡Escala móvil de salarios!

¡Reparto de las horas de trabajo entre empleados y desempleados!

¡Expropiación de toda empresa que cierre o despida!









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