EDITORIAL : Reformas, represión y antidemocracia…

¿Qué hay detrás de la aparente fortaleza del gobierno?

26 Apr 2014   |   comentários

Enrique Peña Nieto (EPN) consiguió que se aprueben en el Congreso de la Unión una serie de reformas antiobreras y antipopulares. Más allá de las pujas por “el reparto del pastel” que pueden provocar, como está sucediendo con la reforma en telecomunicaciones, los planes del gobierno buscan favorecer a las grandes empresas nacionales y trasnacionales, liquidando conquistas sociales históricas. Para poder imponerse, Peña Nieto recrudeció la represión, lo que puede avivar el descontento que expresaron en su contra movimientos como el #YoSoy132 y la resistencia magisterial.

¿Quién sostiene a Peña Nieto?

EPN contó con el aval del PRI, el PAN y el PRD en el Pacto por México. Aunque luego el PRD se opuso a la reforma energética, los coordinadores de los tres partidos en el Senado anunciaron su disposición a reestablecer el Pacto en el Congreso de la Unión, evidenciando que sus diferencias son más de forma que de fondo.

EPN supo alinear tras de sí a los gobernadores y el aparato de su partido, cuyo poder clientelar y caciquil ha sido clave para aprobar las reformas. Mientras, los gobernadores de “oposición” como Miguel A. Mancera en el D.F., Ángel Aguirre en Guerrero y Gabino Cué en Oaxaca, no se han diferenciado de sus pares priistas y panistas, reprimiendo las protestas, gobernando para los empresarios y avalando los planes del gobierno federal.
Esto no hubiera sido posible sin la colaboración del charrismo sindical. La priista CTM mantuvo su sumisión al gobierno, igual que los charros del SNTE, quienes avalaron la reforma educativa. Por su parte, los sindicatos “opositores” -como los de la UNT y el Sindicato Minero-, más allá de sus discursos, se han negado a enfrentar activamente los planes del gobierno, dejando aislada a la heroica resistencia magisterial.

Por su parte, Barak Obama y el primer ministro canadiense, Stephen Harper, en su reciente visita a México respaldaron las reformas peñanietistas, que profundizan la subordinación del país al imperialismo. En términos similares se expresó en su viaje a México el presidente de Francia, Francois Hollande.

Continúa la “guerra contra el narco” y la represión de la protesta social

Peña Nieto continuó la “guerra contra el narco” y la militarización del país. En Michoacán, el gobierno federal intervino imponiendo un “comisionado” y enviando miles de efectivos de la Policía Federal y las fuerzas armadas para contener a las autodefensas, enfrentadas con los “Caballeros Templarios”.
La integración de las autodefensas a la campaña oficial contra el narco (para luego dividirlas y golpearlas, deteniendo a algunos de sus integrantes); la captura del Chapo Guzmán; la ejecución del Chayo y la detención de otros líderes templarios, así como la del secretario de gobierno de Michoacán y de algunos alcaldes por sus presuntos vínculos con esta organización criminal, buscan generar la percepción de que la estrategia anti-narco del gobierno federal está dando resultados y que la estabilidad en la entidad pasa por el desarme de las autodefensas.

Sin embargo, la violencia en Tamaulipas puso en evidencia que el gobierno está lejos de resolver el problema del narco y de asegurar la estabilidad prometida por el Secretario de Gobernación, Miguel A. Osorio.

Más aun considerando que la criminalización de la protesta social se ha vuelto política de estado, con iniciativas que buscan coartar el derecho a la libre manifestación; la represión recurrente de las movilizaciones; la detención de manifestantes; los asesinatos de activistas y dirigentes de organizaciones sociales, entre otras medidas represivas que lejos de asegurar la “paz social” avivan el descontento.

Una situación potencialmente inestable

Los partidos de “oposición” se han desgastado: el PAN está dividido y las pugnas por la renovación de su dirigencia nacional, que han sacado a la luz escándalos de corrupción como el de Oceanografía, minan aún más su credibilidad. Por su parte, la derechización del PRD ha propiciado el fortalecimiento del MORENA. Incluso el “tricolor” enfrenta cuestionamientos por la complicidad con el narco de Jesús Reyna, ex secretario de gobierno de Michoacán, así como por la red de trata que operaba en el PRI capitalino.
Aunque hasta ahora el MORENA se ha mostrado impotente para enfrentar las reformas de EPN, como resultado de la política de “resistencia civil y pacífica” de AMLO, en los próximos meses pueden salir a las calles sectores encabezados por este nuevo partido, tras la idea de un cambio de “modelo económico”.

Las protestas contra la censura en internet que EPN pretende imponer, muestran la creciente oposición a seguir aceptando el recorte de las libertades democráticas. La represión y el autoritarismo del gobierno federal pueden detonar nuevamente la movilización de diversos sectores por demandas democráticas.

Por la unidad de los trabajadores para enfrentar la represión y los planes del gobierno

El surgimiento de la Nueva Central de Trabajadores (NCT), impulsada por el SME, secciones de la CNTE y otros sindicatos (junto a la resistencia de las normales rurales y el magisterio), expresa la disposición de un sector aun minoritario pero significativo de trabajadores a unirse para defender sus intereses.

La NCT tiene el desafío de convertirse en un referente clasista, democrático y combativo para otros sectores del movimiento obrero. Para ello, debe exigirle a la UNT y al Sindicato Minero impulsar en común un plan de lucha, hasta llegar al paro nacional contra las “reformas estructurales”; proponerse la unidad con los trabajadores de los sindicatos oficialistas, luchando contra el charrismo y por la democracia sindical; así como organizar a la mayoría de la clase obrera que no está sindicalizada ni cuenta con derechos laborales.
En el MTS consideramos que la clase obrera debe ponerse de pie, con sus métodos de lucha y con independencia de los partidos e instituciones del régimen, enarbolando un programa para enfrentar la crisis, defender los derechos laborales y las conquistas sociales, echar abajo las “reformas estructurales”, contra la represión, en defensa de las libertades democráticas y que retome las demandas del movimiento indígena, campesino y popular. Un programa que busque orientar la movilización de las masas hacia un gobierno de los trabajadores, que termine con el sometimiento del país al imperialismo, la explotación y la miseria.

A nuestros lectores:
Con este primer número de Tribuna Socialista se abre un nuevo ciclo en las publicaciones marxistas en México. Heredamos la tradición de 118 números de Estrategia Obrera, que durante 16 años expresó la perspectiva socialista revolucionaria ante la lucha de clases en nuestro país y en el mundo, a través de la opinión y análisis de los trotskistas de la LTS. Esta etapa concluye ahora.

El regreso del PRI a la presidencia implicó nuevos retos para la organización independiente, sobre todo por los nuevos procesos de lucha de los explotados, el avance de las reformas estructurales y la criminalización de la protesta y la lucha social. Las nuevas tareas implican un esfuerzo mayor por extender las ideas revolucionarias a todo el país y forjar una herramienta política de los trabajadores, socialista y revolucionaria, que exprese lo mejor de la vanguardia obrera y la juventud combativa, y la vocación de lucha de sectores descontentos con la miseria que el régimen busca perpetuar.
Por ello, impulsamos la campaña por la legalidad del Movimiento de los Trabajadores Socialistas y hoy damos inicio, como parte de desplegar esa perspectiva, esta nueva publicación, que se repartirá en más entidades y que aumenta su paginado para ofrecer mejores aspectos de las lucha de clases, de la formación marxista y revolucionaria, al servicio de las batallas que cada día debemos librar los de abajo.

Comité editorial









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