Debate con Militante

Sobre "militantes" y subordinados

01 May 2008   |   comentários

La enorme movilización popular en defensa del petróleo, dirigida por López Obrador y el Frente Amplio Progresista, le plantea a las organizaciones que se reivindican de la izquierda revolucionaria, el desafío de hacerse parte sin ningún sectarismo de este progresivo fenómeno, pero sin ceder a la política de su dirección, sino marcando a cada paso los límites de ésta, con miras a que la vanguardia obrera y popular tienda a superarlos.

La revisión de los materiales públicos de la mayoría de las organizaciones que se reclaman socialistas, muestra una franca tendencia a la adaptación política al lopezobradorismo, y una ausencia de cualquier crítica de clase al mismo. En este número de EO, abordamos esta necesaria discusión con Militante, organización que se reivindica marxista.

La política de Militante

Según Militante, el ambiente combativo en los masivos mítines del 18 y 25 de marzo en el Zócalo del D.F. fue tal, que «la conclusión emanada para la lucha contra la privatización del petróleo culminaba en un paro nacional o huelga general, como la ha manejado Militante desde hace ya varios años.» Para Militante, ahora que, a diferencia de la lucha contra el fraude, el jefe del «gobierno legítimo» ha planteado la necesidad de un «paro nacional patriótico»…, sólo faltaría concretarlo.1

Para organizar y realizar las acciones de este movimiento, en uno de los mítines se planteó formar brigadas o comités, que ya cuentan con cientos de integrantes y comenzaron a operar acompañando desde afuera la clausura del Congreso por parte de los legisladores del FAP. Militante reconoce, como lo estableció la dirección perredista del movimiento, que «fuera de esas brigadas no se reconocerá a ninguna otra», por lo que concluye que «cada compañero que desee participar debe integrarse a una».

Según Militante, de acuerdo con el principio del «centralismo democrático», estas brigadas permitirían «explotar la discusión al máximo y unirnos en la acción», podrían funcionar como herramienta del pueblo trabajador para transformar la sociedad y tendrían que convocar a la huelga general para derrocar al gobierno usurpador.

Centralismo nada democrático

Militante pasa por alto que, a pesar de su carácter progresivo como manifestaciones masivas de protesta en contra del gobierno, en los mítines en defensa del petróleo (igual que antes en las «asambleas» de la CND), AMLO hizo pública y dio a conocer al movimiento, de «arriba» hacia «abajo» y sin discusión de las bases mediante, su política de presión sobre el Congreso para evitar, en este caso, que se apruebe la reforma petrolera. Es decir, por la política de su dirección, estos mítines no se han transformado en auténticas asambleas, es decir, espacios para la organización, deliberación y decisión de representantes democráticamente electos de los trabajadores y el pueblo.

A otro nivel, lo mismo ocurre con los comités y las brigadas, donde a lo sumo se podrán tomar decisiones organizativas, mientras la orientación fundamental del movimiento la deciden López Obrador y el FAP. Esto no tiene nada que ver con la estrategia de los bolcheviques para defender y alentar la autoorganización de los obreros y campesinos, que expresaron los soviets en la revolución rusa de 1917, ni con el centralismo democrático, como afirma de forma delirante Militante.2

Con el pretexto de mantener la disciplina y evitar caer en provocaciones, la dirección perredista del movimiento no quiere aceptar ni reconocer ninguna iniciativa de organización independiente, es decir, que no se subordine políticamente. La política de AMLO, ha impedido que el movimiento se radicalice y adopte una perspectiva de enfrentamiento abierto con el régimen político, del que forma parte el PRD.

Lamentablemente, lejos de confrontarla para plantear una alternativa revolucionaria, Militante embellece y se subordina a la política del sol azteca.

«Paro patriótico» o un paro nacional obrero, campesino y popular

Militante parece ignorar que diversas organizaciones de trabajadores como la CNTE, el SME y la UNT, en los últimos años han convocado a varios «paros cívicos» por distintas reivindicaciones. Con mayor o menor repercusión, estos han expresado el descontento que hay en la clase trabajadora por el ataque a sus derechos y el deterioro en sus condiciones de vida.

No obstante, a pesar de su carácter progresivo, estos «paros cívicos» no alcanzaron a afectar seriamente la producción o los servicios. Los dirigentes de los sindicatos opositores como el SME o la UNT, en realidad han evadido la discusión sobre la necesidad de un verdadero paro nacional obrero, campesino y popular, que paralice el país hasta derrotar al gobierno, lo que hoy hace más falta que nunca, y es una tarea clave que todo marxista debe plantearse hoy.

En ese sentido, Militante se equivoca cuando afirma que es lo mismo la huelga general y el «paro nacional patriótico», al que hizo referencia AMLO. Primero, porque en la estrategia y la política de López Obrador, la clase obrera es convidada de piedra. Los dirigentes de los llamados sindicatos opositores, afines al PRD, son responsables de que los trabajadores hasta ahora sólo aparezcan diluidos en la «resistencia civil» y no con sus organizaciones, con toda su fuerza, un programa propio y sus métodos de lucha como la huelga. Para que el paro nacional se realice, es necesario el concurso de las principales organizaciones del movimiento obrero. Los sindicatos que están por defender el petróleo deben empezar a prepararlo con fecha.

Es verdad que Militante plantea la necesidad de que los sindicatos «se sumen» a las acciones de «resistencia civil» y se formen comités en las fábricas. Pero al justificar que el movimiento esté controlado por AMLO y el FAP, Militante renuncia a luchar contra la principal traba que sufre la clase obrera: la subordinación a una dirección política que es ajena a sus intereses de clase, como el PRD. Pero, como para Militante el PRD puede transformarse en socialista (definición que deja de lado, por ejemplo, el programa burgués antineoliberal del PRD y el rol de este partido en la administración de los negocios capitalistas en el DF y otros estados…) esta lucha por la independencia de clase no es necesaria.

Al contrario, una organización marxista revolucionaria debe luchar porque los trabajadores se pongan al frente de la alianza obrera, campesina y popular, marcando siempre a fuego la necesidad de la independencia política y organizativa respecto a los partidos del régimen, aunque éstos se opongan al gobierno, como el PRD. En la actual situación, sólo esto puede significar la consigna bolchevique de «golpear juntos, marchar separados» con la oposición burguesa y pequeño burguesa, representada políticamente por el PRD, por una reivindicación progresiva como la defensa del petróleo.

Militante, integrados y subordinados al PRD

La política de Militante para el movimiento en defensa del petróleo -como antes contra el fraude-, es la consecuencia de su subordinación política al PRD, partido del que forma parte y que reivindica como propio. Se ubica no como una organización marxista revolucionaria, sino como «consejero de izquierda» de un partido ajeno a los intereses de los trabajadores. Así plantea que «el sol azteca debe brillar del lado izquierdo», que AMLO debe romper con la derecha del PRD y asumir la lucha por el socialismo.

Sin embargo, Militante va más allá de la subordinación política al PRD (como lamentablemente hacen otras organizaciones que han llamado a votar por el sol azteca, como es el caso del PRT). Militante directamente se integró al PRD y es parte orgánica del mismo, considerando que puede ser el embrión de un partido revolucionario.

Esto fue justificado bajo la idea de un «entrismo» permanente, y lo está llevando a un desbarranque estratégico, cayendo en la justificación de las medidas de AMLO para controlar el movimiento y evitar su radicalización, y defendiendo una política de conciliación de clases, que apunta a que el movimiento obrero confie en el PRD y salga a luchar bajo la dirección burguesa antineoliberal de AMLO.

Al llamar desde hace años a confiar en un partido como el PRD, Militante abandonó la lucha por la independencia política de los trabajadores, condición indispensable para que éstos puedan comenzar a luchar por una salida propia, vale decir obrera y socialista, para los grandes problemas nacionales, como es hoy la cuestión petrolera.

La principal debilidad de la actual situación, de mayor polarización política y social, es la escasa presencia en la escena de los trabajadores, organizados y con sus reivindicaciones, en gran medida por la subordinación de los sindicatos que se reclaman opositores al PRD y a la figura de López Obrador.

La solución íntegra y efectiva de las demandas democráticas, desde las más elementales, como la lucha contra el autoritarismo y la represión; hasta las estructurales, como la crisis del campo, la defensa de la soberanía y la independencia del imperialismo, no vendrá de ningún político del régimen, sino de la organización independiente y lucha de los trabajadores, campesinos y el pueblo por sus reivindicaciones, en el camino de imponer un gobierno propio, basado en sus organismos de autoorganización.

Para luchar por esta perspectiva, es necesario construir un verdadero partido de los trabajadores, que organice a la vanguardia obrera, adoptando una estrategia y programa revolucionarios, tarea que implica combatir políticamente contra la influencia de las direcciones burguesas en el movimiento obrero, y a la que Militante ha renunciado. Llamamos a los militantes combativos y honestos de esta organización a retomar y defender los principios del marxismo, que su dirección ha abandonado.

Notas:

1 Militante, 02/04/08.

2 Al referirse a las brigadas, Militante afirma: «Todos debemos afiliarnos a ellas y dar la lucha para que funcionen como una herramienta del pueblo trabajador, explotar la discusión al máximo y unirnos en la acción, así evitar la paralización, a esto se le llama centralismo democrático y fue una herramienta fundamental para que el partido bolchevique tomara el poder en Rusia en octubre de l 17, «la máxima libertad en la discusión y la absoluta unidad en la acción». Militante, 02/04/08.









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