Un programa para frenar este ataque

07 Oct 2009   |   comentários

Ante el salvajismo de la reforma fiscal de Calderón, algunos partidos del Congreso proponen modificarla; incluyendo al antiobrero PRI, que quiere “suavizar” algunos de los aspectos que suscitan mayor descontento. Pero no se trata de parchar los planes capitalistas o de proponer programas “alternativos” que critican sólo aspectos parciales del plan de Calderón, como hace el PRD, manteniendo la misma lógica (capitalista) de que las masas populares deben continuar pagando impuestos; y por eso propone “modificar la estructura impositiva de la ShyCP” y “revisar las finanzas públicas”.

Hacia allí apunta el programa de AMLO, centrado en “una política de austeridad republicana” y en la reducción de gasto del gobierno. Aunque se diferencia en que propone aumentar los gravámenes a las grandes empresas, mantiene lo esencial de un sistema tributario que, mientras recarga impuestos sobre los explotados y oprimidos, favorece a los capitalistas.

Es necesario un programa de emergencia contra la crisis. Eso comienza por rechazar toda reforma fiscal que imponga impuestos a los pobres, los trabajadores y las clases medias pauperizadas, logrando para estos la exención de tarifas (agua, electricidad, etc.) y de cualquier impuesto. Un programa que vaya más allá y demande impuestos progresivos a las grandes fortunas, y la expropiación de los banqueros y a los empresarios beneficiados por los cuantiosos rescates. Estas medidas, Junto al No pago de la deuda externa, permitirían obtener recursos para aumentar el presupuesto a la salud, la educación y la seguridad social.
Tenemos que movilizarnos para que México rompa sus compromisos con el Banco Mundial y el FMI, que diseñan los planes “anticrisis” que pagamos los trabajadores y el pueblo.

Alto a la miseria

Junto a estas medidas, frente al insostenible aumento del costo de la vida, hay que exigir un aumento salarial de emergencia de acuerdo al nivel de la canasta básica, acompañado de una escala móvil de salarios de acuerdo a la inflación.

Ante el desempleo y sus consecuencias de miseria, hay que prohibir los despidos, permitidos por las autoridades y que los dirigentes vendidos solapan. Que se expropie a toda fabrica que cierre, haga cierres técnicos o despida (como lo hicieron los combativos obreros de Zanón en Argentina).

Para que la crisis la paguen los capitalistas y no quienes producimos toda la riqueza de esta sociedad, hay que imponer el reparto de las horas de trabajo, con igual salario, entre todas las manos disponibles. Junto a organizar un plan de obras públicas, bajo control de los sindicatos, que dé trabajo para todos.

Conforme avanza la crisis económica y la descomposición de la sociedad capitalista, la clase dominante y sus partidos evidenciarán su incapacidad para dar salida a los problemas de las masas trabajadoras, y para prevenir los desastres naturales que siempre afectan a los más pobres. Ellos gobiernan solamente para los ricos.

Por ello los trabajadores deben tomar en sus manos las riendas del país, luchando por un gobierno de los trabajadores y el pueblo, basado en la expropiación de los capitalistas y terratenientes y que sea el primer paso para construir una sociedad sin explotadores ni explotados. Eso implica enfrentar los pactos y negociaciones reaccionarias que las direcciones sindicales hacen con el gobierno y la patronal que profundizan la miseria de los trabajadores y mantienen la estabilidad de este sistema de explotación..

En este camino, desde la LTS creemos que es fundamental poner en pie una organización política de los trabajadores, que luche por una perspectiva socialista y revolucionaria como la que planteamos.









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