El referendum en venezuela

Un triunfo táctico importante en el marco de una debilidad estrategica

13 Mar 2009   |   comentários

Con 6,310,482 votos a favor (55%) y 5,193,839 en contra, Chávez ganó el referéndum sobre la enmienda constitucional para suprimir los límites a la reelección.

Este resultado constituye un triunfo táctico importante de Chávez, pues viene de derrotas electorales donde perdió estados clave a manos de la oposición derechista. Si bien Chávez recuperó 1.7 millones de votos de los 3 millones que perdió en 2007 -cuando fue derrotado en otro referendo para esta reforma-, aún continúa lejos del récord histórico de 7.3 millones de votos que obtuvo en la elección presidencial de 2006.

Chávez ganó en la mayoría de los estados y casi en todos los municipios (86%), pero sin retener Sucre, donde está Petare, bastión histórico popular del chavismo.

La oposición derechista, que se adjudica el total de los sufragios en contra, superó los 5 millones de votos, incrementando su caudal en 500 mil vo-tos1 durante los últimos dos años, aunque no necesariamente todos estos votos están alineados con la derecha, ya que muchos son simplemente de rechazo a la enmienda. La derecha sabe que Chávez obtuvo un triunfo relativo, pero también que aún faltan 4 años del actual período presidencial, marcado por la fuerte caída de la renta petrolera y cierto descontento entre la base del gobierno que se venía mostrando en la abstención.

Por su parte, la recomposición inicial de la clase obrera comienza a señalar la emergencia de un nuevo movimiento obrero que en el último año ha protagonizado importantes luchas con nuevos métodos (tomas de fábricas) y demandas (donde se exige muchas veces la nacionalización y la incorporación de los contratados a planta permanente). A pesar de duros golpes, como el asesinato de los 3 dirigentes obreros de Aragua y, más recientemente, de dos obreros de la Mitsubishi a manos de la policía estatal del gobernador cha-vista de Anzoátegui, Ta-rek W. Saab, esto muestra que es posible forjar una oposición obrera de la que surja una vanguardia que dé los primeros pasos hacia su independencia política y construya sus propias herramientas de lucha, como se empieza a observar en forma incipiente en estados de alta composición obrera como Aragua y Ciudad Guayana.
Una recomposición temporal de Chávez
Decimos triunfo táctico importante, pues el gobierno tiene una fuerte debilidad estratégica. Las derrotas electorales del chavismo marcaron el inicio de una «crisis de autoridad» de Chávez en el movimiento de masas. Decíamos que «se comenzaba a debilitar el ’consentimiento’ del que había gozado el gobierno entre los trabajadores y las grandes masas populares, abriéndose así una crisis estructural, en el sentido estratégico, y no sólo ocasional,... expresándose ya en síntomas de agotamiento político». Chávez buscó cerrar la nueva dinámica en el movimiento obrero tras el triunfo de los obreros sidoristas, recurriendo a la represión estatal como una tentativa de «resolver» su crisis de autoridad por la derecha, como mostró el asesinato de los obreros de Mitsubishi. Hoy afloran profundas contradicciones del gobierno y el régimen, en el marco de que no ha resuelto las demandas profundas del movimiento de masas, agobiado por la crisis económica. Es la crisis económica mundial y su correlato a nivel nacional lo que le impondrá límites a este triunfo táctico.

Para Chávez este triunfo es importante, porque la posibilidad o no de su reelección era central. El aumento de votos que obtuvo, con la ayuda de la maquinaria estatal, para amplios sectores de la población obedeció al temor a «volver al pasado», fenómeno que supo aprovechar la política electoral de Chávez. Hubo en esta elección una polarización comparable a la del referéndum de 2004, lo que la transformó en una campaña bastante politizada. Pero esto demuestra también que los grandes problemas planteados por el movimiento de masas, al no ser resueltos a fondo -por la crisis que se avecina-estarán nuevamente planteados.

Subordina al movimiento de masas a su proyecto político

Lejos de profundizar algún tipo de revolución -como afirman algunos sectores vinculados al trotskismo que participan en el PSUV, como el grupo Marea Socialista-, Chávez aprovechará este triunfo para aumentar su control sobre las masas y el movimiento obrero. Intentará disciplinar a los trabajadores y el pue-
blo a su proyecto político de desarrollo nacional burgués de regateo con el imperialismo.
No ha sido casual la política gubernamental de disciplinar a los sectores de la vanguardia obrera, como demuestra el asesinato de los dos obreros de Mitsubishi. Chávez, intentando deslindarse de los asesinatos, cínicamente afirmó: «Hubo unos disparos, no se sabe todavía donde comenzaron y aparecieron dos trabajadores muertos y eso a mí me da mucho dolor, como da dolor cualquier persona muerta» 2, pero no emitió la más mínima condena. En este caso, los trabajadores se enfrentaron a un bloque común de la patronal y el gobierno nacional, que no pudo escudarse en que se trataba de sicarios como en el caso de los sindicalistas de Aragua para lavarse las manos.

Chávez necesitará aplicar medidas de ajuste económico y político para hacer frente a la crisis que se avecina, en acuerdo con sectores cla-
ve de la burguesía. El propio día de la votación, Chávez llamó a tranquilizar a la derecha opositora, renovando su «voluntad» de diálogo, reafirmando al mismo tiempo que «Venezuela está lista para mejorar sus relaciones con Estados Unidos». Para la mayoría de los analistas, a mediano plazo es inevitable un serio ajuste ma-croeconómico. Unos días antes del referéndum, el grupo Barclays Capital reportaba que «creemos que si Hugo Chávez gana con clara mayoría, como reflejan las encuestas, el Ejecutivo podrá tomar medidas económicas para lidiar con el declive de los precios del petróleo, en el corto plazo... Como el impuesto a las transacciones financieras, incremento del IVA, devaluación del 37,2% e incremento del precio de la gasolina. Mientras más elevado sea el margen más pronto sería el ajuste».

Notas
1. La derecha ganó en siete capitales de estados: la enmienda fue rechazada en Miranda y Táchira -controlados por la oposición derechista desde el 23/11/2008-, en Zulia y Nueva Esparta, bajo su control hace más de 4 años, y se suma ahora el estado Mérida.
2. En la afirmación completa Chávez dice: «...Ya los trabajadores hay que llamarlos también al juicio, al buen juicio. Aquí en Guayana tomaron una vez una empresa, eso duró tiempo ahí, y tenían armas de fuego (...) En el fondo los trabajadores tenían razón, pero tener una escopeta, unos revólveres, les quita la razón porque ya entran a ser delincuentes, están fuera de la ley y pueden originar una tragedia. Viene la guardia y la policía, les van a disparar. No estoy diciendo que éste haya sido el caso de Anzoátegui...». Chávez, 30/ 01 frente a los asesinatos en Barcelona.

Forjemos un partido revolucionario

Frente a los nuevos escenarios, los trabajadores y el pueblo debemos prepararnos para la crisis que se avecina. Ya sabemos cómo actuarán la burguesía y las fuerzas del gobierno: Sanitarios Maracay, Sidor y Mitsubishi están para recordarlo.

Esta nueva situación permitirá evidenciar cómo frente a las luchas obreras y populares, tanto los gobiernos chavistas como la derecha tendrán que enfrentarlas, mostrando claramente los intereses que defienden. Pero, como hemos afirmado, comienza a desarrollarse la recomposición y emergencia de un nuevo movimiento obrero, combinado con pequeños fenómenos de ruptura incipiente y elementos de una nueva subjetividad de clase embrionaria.

Esto coloca al movimiento obrero en mejores condiciones para enfrentar la ofensiva patronal y gubernamental frente a la crisis. Pero deberemos prepararnos para luchas duras, donde los patronos responderán con cizaña de la mano de las fuerzas de represión del Estado o con el sicariato como hicieron en Aragua.

Frente esto es necesario que nos organicemos. Antes de que la crisis explote, llamamos a organizarnos en asambleas para luchar contra los despidos, suspensiones y cualquier «medida preventiva» que afecte a los trabajadores. Es necesario avanzar en la organización por la base, desde el lugar de trabajo, impulsando comités de control y gestión obrera, basados en la democracia obrera para decidir. Preparándonos para que la crisis no la descarguen sobre nuestros hombros.
En este camino, es posible dar pasos en construir un partido revolucionario de trabajadores en la lucha por terminar con el capitalismo. Sólo en el marco estratégico de la revolución obrera y socialista es posible combatir consecuentemente por el programa agrario, democrático y antiimperialista, y sólo el poder de obreros y campesinos puede resolverlas efectivamente.









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