Movilización y paro nacional contra la reforma de las transnacionales
Abajo la Reforma energética del Pacto por México
18 Dec 2013
| comentários
Bárbara Funes
El pasado martes 10/12, en tiempo récord, sin debate ni información pública suficiente para cubrir siquiera las cuestiones formales de esta “democracia para ricos”, se aprobó en el Senado la reforma que constituye una expoliación de los recursos naturales del país en beneficio de los capitales imperialistas. El 11/12, la Cámara de Diputados hizo lo propio. Esta reforma, con la modificación a los artículos 25, 26 y 27 de la Constitución, abre las puertas a las petroleras internacionales, a las mineras canadienses y a capitales privados nacionales, para que exploten el petróleo y el gas natural que hallen en suelo mexicano. Se aplicarán así a los hidrocarburos las condiciones del Tratado de Libre Comercio y del Acuerdo Transpacífico. Esto constituye un salto en la entrega al imperialismo y abre la puerta a un avance nunca visto en la entrada de las trasnacionales en el sector energético.
Pemex y CFE pasan de entidades paraestatales a ser “empresas productivas del Estado”, que deberán competir con las transnacionales por contratos para la exploración, extracción y explotación de los hidrocarburos. Esta reforma impone que se realicen contratos de riesgo, incluidas concesiones por décadas (denominadas tramposamente “licencias”) con compañías petroleras internacionales y se eliminó el carácter estratégico a la refinación de petróleo, la producción de gas y la generación de electricidad, actividades que se privatizarán, al igual que el transporte de hidrocarburos.
Se dice que se respetarán las prestaciones y los salarios de los trabajadores de Pemex y CFE, que sólo verán afectadas sus condiciones laborales quienes sean contratados una vez que se implemente la reforma. ¿Y cómo explican entonces los despidos en la planta de Pajaritos en Veracruz, donde ya se avanzó en la privatización y el plan anunciado hace un mes de recorte de la planta de personal en Pemex para el 2014? Esta reforma abre el camino para una mayor explotación y precarización de los trabajadores.
La consulta popular: un camino sin salida
Frente a esta ofensiva de los capitales imperialistas, se alzan distintas voces. En particular, el PRD, que acaba de abandonar el Pacto por México, por un lado se pronunciaba en contra de la realización de contratos de riesgo con empresas privadas, mientras que por el otro considera oportuno el ingreso de capitales particulares a las petroquímicas. La salida propuesta –en voz de Cuauhtémoc Cárdenas- para enfrentar la reformar energética es la consulta popular, cuya ley fue recientemente aprobada. Sin embargo, la salida legal propugnada por el PRD ya demuestra sus límites dentro del marco de la Constitución burguesa, el priísta David Penchyna declaró: “La Constitución dice que las materias de ingresos y de gasto no son materia de plebiscito. El tema energético es un tema de ingresos”. Sin embargo, la cuestión clave es que la propuesta del PRD –responsable de apoyar al PRI y su agenda en el Pacto por México– es impotente para enfrentar la reforma, ya que desvía el descontento tras la confianza en presionar al Congreso.
Por su parte, el Morena, encabezado por AMLO, mantiene su amenaza de enjuiciar a Peña Nieto por traición a la patria, y su estrategia se centra en la lucha “legal y pacífica”. Las energías de sus abnegadas bases serán frustradas una vez más -como lo fue en el 2006- ya que de lo que se requiere es de una lucha radical, intransigente y, fundamentalmente, como planteamos más abajo, de una estrategia política para derrotar al gobierno y sus planes.
La fuerza de la clase obrera puede impedir esta reforma
Aunque la reforma se votó, el Pacto por México enfrenta el desafío de implementarla. Las y los trabajadores de Pemex y CFE, en alianza con el magisterio en lucha y el conjunto de la clase obrera mexicana y los sectores populares pueden impedir que esta reforma se haga realidad. Para eso, en primer lugar deben desembarazarse de Deschamps –dirigente sindical petrolero y senador del PRI–y sus socios, que los mantienen en la inmovilidad. Deben organizarse desde las bases, en asambleas por secciones o generales, con delegados electos desde abajo, para poder definir en forma colectiva qué acciones tomar. En primer lugar, hay que impulsar una gran movilización nacional contra la reforma energética y organizar un paro nacional. Contra la privatización, deben oponer la renacionalización bajo control obrero de todos los sectores que estén en manos del capital privado. Sólo las y los trabajadores de Pemex y CFE pueden organizar la producción de energía de una manera racional que satisfaga las necesidades del pueblo mexicano sin destruir el medio ambiente, como sucedería en caso de que las transnacionales puedan explotar a su antojo los recursos energéticos. ¡Basta de que la renta petrolera sea administrada por los gobiernos de turno que velan por los intereses de las grandes empresas! Las y los petroleros deben controlar los ingresos y destinarlos a un plan de obras públicas que satisfaga las principales necesidades del pueblo trabajador: educación, vivienda, salud. Sólo las y los trabajadores organizados desde las bases, en alianza con sectores populares como los campesinos pobres y los pueblos originarios, pueden tirar abajo las reformas estructurales, con el paro nacional y la movilización en las calles.
No hay comentarios para este artículo