Abascal ‘vive’ en la reforma Lozano

28 Apr 2010   |   comentários

  • Nuevo ataque al movimiento obrero

Ahora, bajo la batuta de Lozano Alarcón, la propuesta de reforma laboral busca legalizar y profundizar la situación que ya existe en muchas fábricas y centros de trabajo bajo. Su premisa es la defensa irrestricta de las ganancias capitalistas a costa de una auténtica regresión en las condiciones laborales, sobre todo en el marco de una crisis económica cuyo fin no se avizora y cuyo peso cargan los trabajadores y el pueblo pobre.

Productividad se lee precariedad

Para elevar la productividad de las empresas, y así mantener o crecer sus ganancias, la reforma Lozano promueve el pago por horas, lo cual legaliza que la duración de la jornada laboral sea ilimitada. Frente a los bajos sueldos que predominan hoy, seguramente muchos trabajadores podrían ver esta medida como una alternativa para mejorar sus ingresos. Sin embargo, aunque cada trabajador “se mate” en jornadas de más de ocho horas, el pago por cada una de ellas tiende a ser cada vez más bajo. Hoy el sueldo mínimo ronda los 50 pesos por día, serían alrededor de 6.25 por hora. Suponiendo que un trabajador labore 10 horas, ganaría 62.5 pesos por esa jornada, pero como crecería la carga de trabajo, produciría digamos el doble. Con un par de horas extras, la ganancia del patrón se elevaría exponencialmente gastando sólo 12.5 pesos más: gran negocio para los capitalistas, mientras que el trabajador pagará con su salud ese costo.
El ataque no termina ahí. Otra punta del ataque impulsado en la reforma es la subcontratación por outsourcing, lo cual exime a las empresas de las prestaciones del trabajador –como la seguridad social, el pago de aguinaldos, vacaciones y pensión– y desconoce la relación laboral.
Lozano y sus impulsores en el Congreso argumentan que con esta medida se beneficiarían los estudiantes y las amas de casa. Lo que omiten decir es que justo estos sectores son quienes hoy se encuentran más precarizados, pues son considerados por los patrones como trabajadores de segunda clase y con la aplicación de la reforma se agudizaría esta situación1.

Organización laboral a modo

Mediante nuevas formas de contratación individual –periodo de prueba o capacitación y trabajo de temporada– la nueva ley pretende eliminar de golpe el derecho a la estabilidad laboral y a la contratación colectiva.
Por si todo esto fuera poco, la reforma protege férreamente a los patrones a quienes les otorga el derecho de crear un sindicato, obviamente acorde a sus intereses.2
Por su parte, a los trabajadores solamente ‘concede’ el derecho de pelear por la titularidad de un sindicato blanco, para lo cual se les exige una serie de requisitos donde quedan expuestos a las represalias de los patrones y burócratas sindicales al estilo de Elba Esther Gordillo, poniendo en riesgo incluso, la vida del trabajador.
El ataque al SME permite ver claramente las pretensiones de esta patronal reforma. Al preservarse la materia de trabajo –la distribución del servicio eléctrico– quedó claro que el plan gubernamental siempre fue eliminar una organización sindical cuyas bases obreras se han movilizado en los años previos y con ello, liquidar conquistas históricas para toda la clase obrera como es el Contrato Colectivo de Trabajo. Recordemos también que antes del decreto de extinción de LyFC apareció “casualmente” Muñoz, un personaje que representaba para el gobierno una dirección sindical “a modo” y que luego de la imposibilidad de imponerlo en la dirección, la contienda interna sirvió de pretexto a Lozano para iniciar el ataque.
La reforma condensa las lecciones que la clase capitalista ha sacado de los conflictos obreros de los últimos años. Por ello, contempla la liquidación por vía de los hechos del derecho a huelga. Ahora busca imponer nuevas trabas y requisitos ridículos para validar las huelgas que estallen, con lo que se abre la puerta a la represión sistemática y “legal” en contra de los conflictos. Un ejemplo actual lo podemos ver con la huelga de Cananea, donde luego que fue declarada ilegal, hoy empresarios de Grupo México exigen el ingreso de fuerzas represivas para desalojar a los mineros.
Ante este feroz ataque, los trabajadores no necesitan propuestas “progresistas” de reforma en el Congreso, como la que elabora Hernández Juárez con el PRD, pues hoy muchas de las medidas propuestas ya rigen a una gran parte de la población trabajadora, bajo el pretexto de la crisis económica. Si los capitalistas se alistan para perfeccionar sus formas de expoliación, los trabajadores tienen frente a sí el gran reto de colapsar ese mismo sistema que sólo les augura peores condiciones de vida cada vez. Para avanzar en esa perspectiva, es necesario contraponer al programa de los capitalistas, un programa obrero (ver páginas centrales de esta edición) que, a partir de la defensa de los derechos más elementales que ataca la reforma, luche para que la crisis la paguen los patrones.

NOTAS
1 Las mujeres en el mercado laboral representan el 37.9 % de las 44.5 millones de personas ocupadas en el país, hasta 2009, según el INEGI, la mayor parte de ellas se ocupa en empleos que no cumplen con mínimos derechos laborales.
2 En la actualidad el 90% de los contratos colectivos del país son de protección (Proceso, 1744).









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