Editorial
Ante la ofensiva del gobierno y los partidos del Pacto por México
07 Jun 2013
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Desde su llegada a Los Pinos, Enrique Peña Nieto (EPN) lanzó una fuerte ofensiva sobre los derechos de los trabajadores y el pueblo. A esto se suma el incremento de la inflación, que llegó a 4.72% anualizada en los primeros meses del año. Asimismo, el salario real está en los niveles más bajos de las últimas décadas: en el 2012 sólo aumentó 0.4% mientras que en 30 años se redujo en 78%, según la propia Secretaria de Trabajo y Previsión Social. Ante el fantasma del desempleo, millones de trabajadores se ven obligados a aceptar la precarización, como en Wal-Mart, donde hay 252 mil jóvenes trabajadores sin derechos laborales, mientras reporta utilidades netas por 4,970 millones de pesos tan sólo en el primer trimestre.
Con reformas, bajos salarios, precarización y apostando al incremento de la productividad, el gobierno de EPN garantiza la estabilidad de los negocios capitalistas y busca enfrentar los “nubarrones” que señalan los bajos índices de crecimiento económico. Aún así, el Secretario de Hacienda Luis Videgaray tuvo que aceptar públicamente que las perspectivas no son buenas, y que los “cambios en las condiciones internacionales” golpearán en México; es decir, que ante la crisis los distintos gobiernos capitalistas buscarán salvarse a sí mismos. Como siempre, querrán que la crisis no la paguen quienes las provocaron –los patrones– sino las grandes mayorías populares.
El Pacto por México y sus contradicciones
En este contexto, el descontento popular con las reformas crece. A su vez, el Pacto por México, que es el principal instrumentador de estas reformas, atraviesa distintas contradicciones, como lo muestran las pugnas dentro del PAN, que es el principal baluarte, junto al PRD, de los acuerdos en el Congreso. Ahora se divide, ya que hay quienes –como Calderón y Cordero– opinan que hay que distanciarse un poco de EPN para posar de “opositores”. En tanto que otros, como su líder Gustavo Madero, quieren recibir los beneficios institucionales de apoyar abiertamente a los priístas. Sectores del PAN y del PRD ven que estar tan pegados al gobierno los afecta como partidos de “oposición” y les resta margen de maniobra como fuerza en el Congreso, por lo que proponen una reforma política por fuera del Consejo Rector del Pacto, con algunas modificaciones a la elaborada por los sectores más afines al gobierno del PRI.
El Pacto por México, si bien brindó la fortaleza requerida para pasar las reformas fast track, plantea fuertes contradicciones para un régimen político basado en la ilusión de la “alternancia democrática”, con partidos cuyos programas son supuestamente distintos, ya que los “opositores” aparecen ahora como verdaderos “paleros” del oficialismo. Por eso, posiblemente algunos de los que apoyaron las reformas querrán distanciarse de EPN, para capitalizar el descontento. Los trabajadores y la juventud debemos darles la espalda a todos los representantes de los capitalistas, responsables de las reformas que atacan las libertades democráticas y las conquistas obreras y populares.
Desafíos de la resistencia obrera y popular
Como planteamos en EO 108, las movilizaciones del 1° de Mayo y del magisterio democrático expresan la oposición a los planes anti obreros, como se muestra en las luchas de los trabajadores de Honda, Frisco y de otros sectores. Pero, después de esas acciones, la resistencia obrera y popular enfrenta desafíos y peligros. Las direcciones sindicales opositoras nada han hecho para fortalecer las luchas. Si los charros del CT-CTM son agentes directos de la patronal y el gobierno, la dirección de la UNT busca, de forma claudicante, ser aceptada en el reaccionario Pacto por México, mostrando su subordinación a los partidos patronales. Lejos de convocar, por ejemplo, a un paro nacional en apoyo al magisterio democrático, Hernández Juárez, Agustín Rodríguez y sus socios permitieron, en los hechos, el aislamiento del magisterio; esto y a pesar de que el descontento posibilitaba esa elemental acción de solidaridad obrera. Recién ahora, cuando la lucha magisterial está comprometida, increíblemente la dirección del STUNAM anuncia que se “sumará a la lucha”.
Para hacer realidad estas palabras, los trabajadores universitarios –así como de toda la UNT– deberían imponerle a estas direcciones una efectiva acción de lucha. Sólo así, desde las bases, se construir la unidad obrera y popular, ya que la “dirección colegiada” de la UNT se opone a una lucha unitaria contra Peña Nieto, como antes lo hizo ante Calderón.
Contra esta política aislacionista, el gran desafío es levantar una orientación alternativa, centrada en profundizar la movilización, coordinar a los sectores en lucha, enfrentar la represión y persecución del estado, y proponer un plan de acción que recupere el terreno perdido y frene las reformas de EPN y el Pacto por México. En ese sentido, centrarse en foros con esos partidos antiobreros y con la patronal encabezada por Claudio X. González –que tiene una participación central en la respuesta que dará el Consejo Rector del Pacto a la propuesta de la CNTE–, puede volverse, más que “un espacio de discusión” favorable al magisterio, una soga al cuello del movimiento. Esta política solo lleva a la impotencia, que aprovecharán nuestros enemigos para que avancen los planes, como ya pasó en años previos.
Sin negar que esos foros puedan utilizarse como tribuna para propagandizar las propuestas de los combativos maestros, opinamos que la clave para triunfar es impulsar una acción coordinada y unificada de las secciones en resistencia, sumando a más sectores del magisterio a la lucha, fortaleciendo acciones tales como el plantón del D.F., sin crear expectativas en “diálogos” con el PAN, el PRI o el PRD.
Junto a esto, hay que levantar un llamado explícito, exigiendo a las direcciones que se reclaman opositoras, a que hagan real y efectiva la solidaridad que proclaman, poniéndole fecha a un paro nacional en apoyo al magisterio, contra la reforma educativa y contra toda represión y persecución sobre los maestros. De no aceptar, estas direcciones mostrarán de qué lado están.
Es fundamental que las secciones resistentes en lucha convoquen a un Encuentro Nacional de Organizaciones en Lucha, donde participen sindicatos, corrientes democráticas, organizaciones populares, campesinas, políticas y de izquierda, para discutir un programa unificado y un plan de acción que apueste a la movilización independiente, desconfiando de la acción de las instituciones y de toda variante patronal, oficialista u “opositora”.
Desde la LTS, que hemos puesto nuestras modestas fuerzas al servicio de la lucha magisterial y su triunfo, consideramos que ese es el camino para retomar la iniciativa y frenar la ofensiva de Peña Nieto.
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