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Arabia Saudita interviene para preservar a la monarquía

18 Mar 2011   |   comentários

Jueves 17 de marzo de 2011

El pasado 14 de marzo, alrededor de 2.000 efectivos provenientes de Arabia Saudita y de Emiratos Árabes Unidos ingresaron a Bahrein para ayudar a la monarquía de al Kalifa, aliada de Estados Unidos, a sofocar la revuelta popular de la mayoría shiita del país, que desde hace meses sacudo a este pequeño reino, y evitar que los ecos de la “primavera árabe” disparen movilizaciones contra las monarquías del llamado Consejo de Cooperación del Golfo, objetivo que comparten con el gobierno de Obama.

A pesar de que la monarquía declaró la ley marcial, más de 10.000 personas se movilizaron en la capital Manama hacia la embajada saudita para repudiar la intervención. La respuesta del régimen no se hizo esperar. La policía antimotines y el ejército reprimió violentamente las protestas y desalojó a los manifestantes de la Plaza Pearl, usando tanques, helicópteros, granadas de gas y balas de plomo. Según el diario New York Times, los manifestantes resistieron con piedras en la capital, pero donde se registraron los enfrentamientos más duros fue en Sitra, uno de ciudades más pobres y centro de la lucha contra la monarquía donde “cientos de hombres jóvenes, muchos armados con palos se enfrentaron con la policía”, “varios conductores de camiones bloquearon con sus camiones el camino evitando que la policía pudiera entrar a la ciudad” a quienes se sumaron automovilistas, mientras que “mujeres vestidas de negro repartían rodajas de cebolla y frutas para contrarrestar los efectos del gas lacrimógeno”(New York Times, 16-3). La invasión saudita puede radicalizar aún más el conflicto y hacer fracasar el plan de la burguesía opositora shiita agrupada en el partido al Wafiq de negociar con la monarquía una cierta apertura política.

Esta escalada puede tener, además, repercusiones regionales impredecibles. Ya el gobierno iraní ha salido a repudiar la invasión saudita, y aunque no tiene lazos comprobables con el levantamiento en Bahrein, no se puede descartar que intente involucrarse y aprovechar este levantamiento mayormente shiita para fortalecer su rol como potencia regional.

Washington ha apoyado desde hace décadas a la monarquía de Bahrein, donde además está instalada desde 1995 el cuartel general de la Quinta Flota, clave para las operaciones en Irak y el conjunto del Golfo Pérsico. Además, Estados Unidos teme que la revuelta se extienda a Arabia Saudita, uno de sus principales aliados y el principal exportador de petróleo del mundo. La represión en Bahrein deja expuesta la gran hipocresía de Obama y compañía y puede alimentar el sentimiento antiimperialista en la región.









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