Antecedentes del actual levantamiento

Ascenso obrero en Egipto y la emergencia de los trabajadores inmigrantes de los países del Golfo

29 Jan 2011   |   comentários

  • Levantamiento popular en Egipto

Del artículo: “Una lenta pero sostenida y extendida recuperación de la clase obrera mundial”, Juan Chingo

Medio Oriente: Ascenso obrero en Egipto y la emergencia de los trabajadores inmigrantes de los países del Golfo

7/5/2008

El más inesperado desarrollo en Medio Oriente en los últimos años es el sorprendente ascenso de la más fuerte clase obrera en la región, junto con la iraní: la clase obrera de Egipto, país nodal en la región. Esto salió a luz recientemente con la huelga general convocada por los trabajadores contra el alza del pan, del costo de vida y por aumentos de salarios frente a la llamada “crisis del pan”, es decir la espectacular alza del precio que registró este componente básico de la dieta de la mayoría de la población. Esta acción llevo a fuertes enfrentamientos con las fuerzas de represión del régimen corrupto y autoritario de Mubarak (Ver “Luchas obreras golpean al gobierno de Mubarak”, http://www.ft-ci.org/article.php3?id_article=1222).

Pero como explicamos en esa nota el proceso viene de antes. Su punto clave fue la exitosa huelga de fines de 2006 de enorme fábrica textil de Ghazl al-Mahala. Ilustremos en boca de algunos de sus dirigentes y protagonistas como fue esta extraordinaria acción obrera: “Los 24 mil trabajadores del polígono industrial de hilandería y tejidos Mahalla al-Kibra’s Misr Spinning and Weaving Complex se pusieron contentísimos cuando el 3 de marzo de 2006 escucharon la noticia de que el primer ministro Ahmand Nazif había anunciado un decreto por el cual se aumentaba la bonificación anual de los trabajadores industriales del sector público que pasaba de 100 libras egipcias de suma fija (17 dólares) a una suma equivalente a dos meses salariales. La última ocasión en la que se había otorgado un aumento de la bonificación había sido en 1984, cuando aumentó de 75 a 100 libras egipcias. ‘Leímos el decreto, y empezados a divulgarla dentro de la fábrica’ dijo Attar. ‘Irónicamente, incluso los dirigentes sindicales oficialistas también estaban difundiendo la noticia como si hubiese sido un triunfo de ellos.’ Continuó: ‘Llegó diciembre (mes en el cual se pagan las bonificaciones anuales) y todo el mundo estaba muy ansioso. Descubrimos que nos estafaron. Sólo nos ofrecían las mismas 100 libras de antes. En realidad, 89 libras, para ser más precisos, ya que nos descuentan impuestos. Se sentía un espíritu de lucha en el aire. En los dos días siguientes, grupos de trabajadores se negaron a aceptar sus salarios en señal de protesta. Luego, el 7 de diciembre, miles de trabajadores del turno de la mañana empezaron a reunirse en la plaza Mahalla’s Tal‘at Harb, enfrente a la entrada de la fábrica de tejidos. El ritmo de trabajo en la fábrica ya estaba aminorando, pero la producción en la planta se paró totalmente cuando unas 3,000 obreras de indumentaria dejaron sus puestos de trabajo y marcharon hacia las secciones de hilado y tejido, donde sus compañeros hombres aún no habían parado las máquinas. Las obreras irrumpieron cantando: ‘¿Dónde están los hombres? ¡Aquí están las mujeres!’.

Avergonzados, los hombres se sumaron a la huelga. Unos 10 mil trabajadores se reunieron en la plaza gritando “¡Dos meses! ¡Dos meses!” con el fin de reivindicar su demanda de la bonificación prometida. Policías antidisturbios ataviados de negro se desplazaron rápidamente rodeando la fábrica y llenaron toda la ciudad, pero no actuaron para acallar la protesta. ‘Estaban asombrados al ver todos los que éramos’ cuenta Attad. Antes de las oraciones del amanecer, la policía antidisturbios se dirigieron a toda prisa a la entrada de la planta. Setenta trabajadores, incluyendo Attar y Habib, estaban durmiendo adentro de la planta, se habían encerrado ellos mismos... la policía cortó el suministro de agua y energía de la fábrica.

Funcionarios del gobierno salieron disparados a la estaciones de trenes para decirles a los trabajadores que viven fuera de la ciudad que la fábrica había cerrado debido un desperfecto eléctrico. La treta fracasó. ‘Se agruparon más de 20 mil trabajadores” cuenta Attar. ‘Hicimos un acto masivo e hicimos una parodia de funeral de nuestros jefes. Las mujeres nos trajeron comida y cigarrillos y se sumaron al cortejo. La seguridad no se atrevió a intervenir. Los alumnos de las escuelas primarias y los estudiantes secundarios de la zona tomaron las calles en apoyo a los huelguistas.’ Al cuarto día de la ocupación de la planta, funcionarios del gobierno llenos de pánico nos ofrecieron un bono de 45 días y nos garantizaron que la compañía no iba a ser privatizada. Se suspendió la huelga y la federación sindical controlada por el gobierno fue totalmente humillada por el éxito de la acción no autorizada de los trabajadores de la planta Misr Spinning and Weaving.”(Middle East Report, 25/3/2007).
Este triunfo obrero constituyo un punto de inflexión en el despertar de la combatividad, la organización y las luchas de la clase obrera egipcia. Veamos más profundamente porque. Dos periodistas del Centro de estudios socialistas de El Cairo, capital de Egipto, lo sintetizan brillantemente: “La huelga de tres días de los trabajadores de Mahalla en diciembre de 2006 puede ser vista como un momento crucial de gran importancia en la historia del movimiento de trabajadores egipcio. Se puede hablar de un periodo “anterior” y “posterior” a la huelga de Mahalla. Esto no es debido a la magnitud de la huelga, aunque se trató de una acción de gran alcance, tampoco se debe al impacto en los medios de comunicación ni incluso al hecho de que ha desencadenado la oleada de huelgas más importante desde la década de 1940. Su importancia estriba en el hecho de que el movimiento de trabajadores luego de diciembre de 2006 ha llevado la marca de la huelga de Mahalla en varias formas claves. Por un largo período de tiempo, el movimiento de trabajadores, en particular en el sector público, contaba con la ‘ocupación’ de la empresa como arma, lo que significaba que muchos trabajadores se quedaban en sus puestos de trabajo luego de su jornada laboral sin parar la producción. Este método de protesta reflejaba el impacto de la propaganda del régimen de Nasser, que alegaba que el sector público pertenecía al pueblo, que el aumento de la producción significaba mejoras de las condiciones de vida y que los trabajadores eran socios en el sector público, en vez de ser simplemente asalariados.

Durante muchas ocupaciones protagonizadas en los 1970’s y 1980’s la producción en realidad aumentó. Por ejemplo, en la protesta de los trabajadores del sector siderúrgico en agosto de 1989 el promedio de la producción creció en un 15%. La rápida respuesta del estado con el objetivo de poner un fin a las protestas tenía también el objetivo de evitar que las tomas se convirtieran en huelgas. En realidad, cuando era necesario interrumpir el proceso de producción, era el estado y no los trabajadores quien tenía que actuar para cortar el suministro de electricidad, agua o gas en el lugar de trabajo.

Los ajustes estructurales de la economía de las pasadas décadas] han costado muchos puestos de trabajo a los trabajadores y les ha dado a los empleadores muchas más libertades. Sin embargo, también ha destruido muchas ilusiones en el sector público y ha aumentado la ira de los trabajadores. Ahora los trabajadores están confrontando directamente a sus enemigos y han redescubierto su arma más importante: la huelga. En el pasado, las protestas de los trabajadores eran por lo general de corta duración. Algunas veces, la única noticia que se escuchaba a propósito de una huelga era que la habían reprimido. La mayoría de las protestas de los trabajadores duraban menos de 24 horas. Por ejemplo, una ocupación de una acería en Helwan en 1989 comenzó a la tarde y terminó al amanecer del día siguiente. Fue la violenta intervención de las fuerzas de seguridad lo que puso fin a las protestas antes de que estas pudieran extenderse, en particular en grandes áreas industriales como Helwan, Kafr al-Dawwar, Mahalla and Shubra. La muy breve duración de las protestas restringieron las oportunidades para que se desarrolle la consciencia y organización de los trabajadores, impidiendo al mismo tiempo la inspiración de un movimiento de solidaridad de huelgas en otros lugares de trabajo. Pero en el movimiento de trabajadores en las huelgas de 2007 estas tendían a durar días, algunas veces semanas y en ocasiones meses. La protesta de trabajadores de Mahalla de diciembre de 2006 duró 3 días, y fue precedida por una protesta de 3 días durante la cual los trabajadores se negaron a cobrar sus cheques; la segunda huelga de Mahalla de Septiembre de 2007 duro seis días. La huelga Kafr al-Dawwar en febrero de 2007 también duró varios días, y una huelga de trabajadores en la empresa textil de Abu-Makaram, en la ciudad de Sadat, duró 3 semanas. Una huelga que dura varios días abre la posibilidad de que se desarrolle el movimiento de trabajadores. Cuanto más larga una huelga, cuanto mayor sean las demandas de los trabajadores y de quienes ocupan el lugar de trabajo - más obliga a los trabajadores a desarrollar mecanismos para pasar la noche, organizar las comidas diarias y proteger el lugar de trabajo. Mientras algunos trabajadores permanecen en huelga por tiempo indeterminado, otros trabajadores empiezan a salir levantando sus propias demandas en diferentes sectores de la economía. Esto fue lo que pasó como consecuencia de la huelga de Mahalla de diciembre de 2006, cuando los trabajadores de todo el sector textil estatal empezaron a demandar las mismas concesiones que los trabajadores de Mahalla este movimiento llevó a una reacción en cadena en distintos sectores de la economía.” (Traduccion publicada en International Socialism, 31/3/2008). Como ellos mismos dicen estamos en presencia de un nuevo movimiento obrero.

Este emergió en la escena política aprovechando las brechas que dejaba el enfrentamiento entre el régimen de Mubarak y la Hermandad Musulmana, la principal oposición política al régimen que en el el ultimo tiempo ha virado a una ideología liberal islámica conservadora. La opción del gobierno de no abrir un nuevo en este enfrentamiento después del ascenso electoral de los islamistas en las elecciones legislativas de finales de 2005, permitió que se fuera colando la protesta obrera. Hoy esta es un actor creciente de la realidad nacional como demuestra la huelga general de 6/4, a la que los Hermanos Musulmanes se negaron a apoyar, demostrando una vez más su profundo desprecio por el movimiento obrero y sus luchas y mostrando que representa a un sector de la burguesía egipcia desplazada de los negocios del Estado.

La importancia del movimiento es que empieza a mostrar formas embrionarias de autoorganizacion que son un germen peligroso si extiende para el régimen de Mubarak, ya en fuerte crisis por una traumática sucesión presidencial y golpeado fuertemente por los efectos de la crisis económica mundial, en especial la carestía de la vida. Como dice International Socialism: “... el movimiento de huelga representa el desafío más serio que el movimiento de los sindicatos dirigidos por el estado haya enfrentado desde su creación en 1950.

Paradójicamente, el régimen de Mubarak, a pesar de sus compromisos con las reformas de mercado, sigue basándose en sindicatos dirigidos por el estado para cubrirse con una apariencia de apoyo “popular” de los candidatos gubernamentales durante las elecciones, y, como contrapeso a la oposición de los Hermandad Musulmana...Si el movimiento obrero egipcio se desarrollará a los largo de los próximos años, la experiencia de 2007 se mostrará invaluable para las futuras generaciones de activistas de la clase obrera. En contraste a las burocráticas estructuras de los sindicatos controlados por el estado, nuevos mecanismos organizativos han sido creados desde abajo. Han emergido comités de lucha - constituidos más o menos formalmente - en muchas de las disputas y en algunas, como en la de la huelga del Comité Supremo de los Recaudadores de Impuestos a la Propiedad, se han vuelto de hecho comités sindicales independientes. Otro desarrollo ha sido la formación de ligas de trabajadores, como es el caso de la Liga de Trabajadores Textiles organizada por los líderes de la huelga de Mahalla. Aunque estos son sólo los primeros pasos tentativos hacia un renacer de un movimiento de trabajadores independiente en Egipto, son de vital importancia.”(IS, 31/3/2008).
Sin embargo, a pesar de su importancia decisiva las huelgas de los trabajadores de Egipto no son las únicas que conmueven a la región sino que comienza a despertar uno de los sectores más oprimidos y explotados de la clase obrera de los países de la región: los centenares de miles de trabajadores inmigrantes de los países del Golfo. Estos pueden enviar cada vez menos dinero a su casa, debido por un lado que el aumento de la inflación merma su poder adquisitivo y capacidad de ahorro y por otro lado por el hecho de que la que la moneda local en que cobran, divisas vinculadas al dólar estadounidense se han devaluado frente a las de sus países de origen en Asia. Esto caída en la remitencias de los trabajadores inmigrantes, que en algunos casos constituye la principal o segunda fuente de divisas de muchos países semicoloniales y de sustento de millones de familias pobres en los mismos puede agravar la crisis en estos y aguijonear nuevos levantamientos por hambre como los que se han visto en los pasados meses. Pero en los países donde trabajan estos trabajadores inmigrantes la bronca crece y en algunos casos se ha expresado en duras luchas: “No me queda más que apretarme el cinturón", se lamenta Chidambar, que dejó en Patna a su esposa e hijo. Otros muchos inmigrantes asiáticos no se han mostrado tan resignados ante la mala racha que atraviesan. Desde principios de año se han multiplicado las protestas y las huelgas en una región del mundo donde están prohibidas.
A veces han sido incluso violentas, como en Jebel Ali (Dubai), donde unos 4.000 trabajadores bloquearon calles y autovías y destruyeron el mobiliario urbano para pedir mejoras salariales. La represión fue contundente. Un tribunal local condenó a 45 obreros asiáticos a seis meses de cárcel por incitación a la huelga. Cuando cumplan la pena serán expulsados. Para otros muchos ha bastado con una mera decisión administrativa para que sean proscritos del país.”(El País, 29/4/2008). (Ver también “Batalla entre obreros de la construcción y la policía”, http://www.ft-ci.org/article.php3?id_article=1229 ).

Los llamados a tomar cartas en el asunto se multiplican y llegan hasta a sectores bien conciliadores con la petromonarquias:“Las tasas de inflación del grueso de las economías del Golfo han erosionado los incentivos financieros para muchos trabajadores extranjeros (...)" justamente cuando el precio del barril de petróleo, su principal producto de exportación, alcanza niveles nunca vistos...Hasta algunos imanes, generalmente conciliadores con los regímenes locales, apremian ahora a los emires a tomar cartas en el asunto. "Los Gobiernos deben intervenir y establecer precios fijos para algunos productos básicos para que las personas con escasos recursos puedan sobrevivir", exclamó Yussuf Qaradawi, el célebre telepredicador de la cadena Al Jazeera, durante la oración del viernes que pronunció en la mezquita de Omar bin al Khattab, en Doha.”(Ídem). Y la preocupación se dispara: “Las manifestaciones de inmigrantes preocupan a la población originaria del golfo Pérsico. Toma aún más conciencia de su gran dependencia de la mano de obra extranjera. Si se añaden los inmigrantes irregulares a los legales, los oriundos de la península Arábiga son minoritarios en casi todos los países de la zona."Me temo que mientras construimos rascacielos estamos perdiendo los emiratos", advirtió, la semana pasada, Dhahi Khalfan Tamim, el máximo responsable policial de los Emiratos Árabes Unidos. Aludía al espectacular crecimiento inmobiliario gracias al incremento de la mano de obra extranjera. Durante una conferencia, mostró un vídeo, rodado por la policía, en el que aparecen coches destrozados y tiendas devastadas por los inmigrantes en huelga. "Bloquean las carreteras y arrasan lo que pillan en el camino, pero después los grupos de derechos humanos hablan de los derechos de los trabajadores", afirmó. Aludía a un reciente informe de la ONG Human Rights Watch sobre la semiesclavitud que padecen los inmigrantes en el Golfo.”(Ídem). La lucha de clases está penetrando en estas cerradas monarquías por la vía menor pensada de sus fastuosos jeques.


Egipto: Luchas obreras golpean al gobierno de Mubarak

Por Gustavo Dunga

Viernes 11 de abril de 2008


El pasado domingo 6 de abril tuvo lugar en Egipto una huelga general contra el alza del pan, del costo de vida y por aumentos de salarios convocada por los trabajadores del sector textil, en especial la combativa fábrica Ghazl al-Mahala, y agrupaciones opositoras. En varias de las manifestaciones se corearon consignas contra el régimen reaccionario de Hosni Mubarak. Según varios analistas de medios internacionales el resultado de la huelga ha sido dispar. En el norte del país tuvo mayor acatamiento que en el sur.

Esto se debió, no tanto a que haya mermado el espíritu de lucha que desde hace más de un año sostienen los trabajadores egipcios, sino más bien a las terribles medidas represivas que el gobierno, en forma preventiva, desplegó para impedir toda manifestación opositora. Calles militarizadas, fábricas ocupadas por la policía, arrestos masivos de sindicalistas y opositores y hasta muertos en las pocas manifestaciones que osaron desafiar la presencia de las fuerzas del orden. Al cierre de esta edición se reportaba el asesinato por parte de las fuerzas paramilitares de un joven y un niño de 9 años que participaban en una marcha de repudio al gobierno represor y proimperialista de Mubarak.
“Crisis del pan” y una inusitada oleada de huelgas obreras

La llamada “crisis del pan” tiene su origen en la espectacular alza del precio que registró este componente básico de la dieta de la mayoría de la población. El precio -a pesar de estar subvencionado por el estado- aumentó en lo que va del año en un 50 %. Esto ha producido desabastecimiento y largas colas frente a las panaderías y hasta refriegas entre los pobladores por procurarse una pieza de pan que dejó decenas de heridos y muertos en una guerra de pobres contra pobres. A esto se puede sumar que la inflación ha llevado por las nubes otros insumos vitales y ha disparado los precios de los alquileres lo cual ya se ha transformado en un problema estructural donde miles deben vivir en las calles a falta de un techo.

Esta huelga es el desenlace de más de un año de distintas experiencias de lucha que vienen realizando los trabajadores egipcios.
Sin lugar a dudas la vanguardia de este movimiento son los trabajadores textiles de la fábrica estatal de Ghazl al-Mahala (según el diario Il Manifesto del 8/04/08 es la huelga obrera más importante de los últimos 30 años en el mundo árabe) que se viene movilizando desde diciembre de 2006 ubicada en el norte de la capital, El Cairo. Las trabajadoras y los trabajadores de esta planta lograron arrancar al gobierno ciertas concesiones, entre ellas un aumento salarial. Según el sitio egipcio arabist.net, la planta de Mahala se convirtió en un símbolo para los trabajadores. El mismo sitio da cuenta de que en el primer semestre de 2007 se produjeron 350 huelgas. Las cementeras, los ferroviarios, los conductores del subterráneo y otras fábricas textiles siguieron el camino de la planta textil de Mahala. Esto no es poca cosa si se tiene en cuenta que el régimen de Mubarak gobierna con estado de excepción desde hace cuatro años. La central sindical única ETUF está totalmente subordinada al gobierno y para que una huelga sea legal, debe estar avalada por la mayoría de la directiva de dicha central estatizada. Tampoco es poca cosa que la vanguardia de la lucha sean las mujeres, ya que la mano de obra en la rama textil es fundamentalmente femenina. Esta cuestión junto a la unidad entre trabajadores musulmanes y de origen árabe con los trabajadores de la minoría cristiana, llamada copta, no tiene precedentes inmediatos (ver “La ola de luchas obreras que sacude Egipto” en www.egiptoantiguo.org). Además, durante los últimos meses de 2007 la oleada de huelgas se extendió a parte de las empresas privadas. También es de destacar que a la huelga general del domingo 6/4 se sumaron los profesores y estudiantes universitarios de El Cairo que agitaban consignas directamente antigubernamentales como ¡Abajo Mubarak! o ¡Mubarak ladrón! Dando muestra de un extendido sentimiento de luchar por libertades políticas.

El régimen de Mubarak

El profundo descontento social, la oleada de huelgas y el reclamo de libertades políticas es una respuesta al reaccionario y pro norteamericano régimen de Hosni Mubarak que gobierna el país desde 1981 con una fantochada de elecciones. Egipto, país semicolonial del extremo norte de África, se ha transformado bajo su régimen en el segundo receptor de ayuda económica y militar (después del Estado de Israel) por parte de EE.UU.

Por su posición geopolítica en la región, su diplomacia es funcional tanto a la política de EE.UU. como a la del racista Estado de Israel en detrimento del derecho de autodeterminación del pueblo palestino.
En los últimos años ha aplicado una política económica neoliberal que sumió en la miseria a la gran mayoría de los trabajadores, llevando la desocupación al 20 % de la población económicamente activa mientras un cuarto de la población (de un total de 80 millones de habitantes) vive con dos dólares diarios.
Al mismo tiempo, las cárceles están atestadas de presos políticos entre ellos cientos de militantes de izquierda y de la formación islámica Hermanos Musulmanes que ha llamado a boicotear las elecciones municipales de esta semana.

Sin embargo, los Hermanos Musulmanes tienen el objetivo político de establecer un Estado islámico y se ha negado a apoyar la huelga de los trabajadores, demostrando una vez más su profundo desprecio por el movimiento obrero y sus luchas y mostrando que representa a un sector de la burguesía egipcia desplazada de los negocios del Estado. Los revolucionarios internacionalistas debemos seguir con atención este proceso de oleada huelguística en Egipto en un momento en que Mubarak se prepara para conducir una transición cediéndole el poder a su hijo.
De desarrollarse esta oleada de huelgas obreras -en una coyuntura de fragilidad del gobierno de Mubarak- sería un ingrediente sumamente importante de inestabilidad para el conjunto de la región y podría dar nuevos bríos a la lucha del pueblo palestino que busca su autodeterminación.


De Nasser a Mubarak

Dos momentos claves que caracterizan la política del Egipto moderno

Gobierno del General Nasser: En 1952 Gamal Abdel Nasser y el Movimiento de Oficiales Libres luego de un golpe de estado que derroca a una corrupta monarquía, inauguraran la República Árabe de Egipto. Nacionalizó el estratégico canal de Suez y se enfrentó militarmente a Francia e Inglaterra. Siguió una política nacionalista emparentada en alguna medida con la de Perón en Argentina. Formó parte del movimiento de Países No Alineados aunque en el tablero de la “guerra fría” buscaba apoyarse en la URSS. Sin embargo, Nasser, a pesar de algunas medidas nacionalistas, nunca logró resolver los problemas estructurales de la gran mayoría de la población. Esta situación, más su derrota frente a Israel en la llamada “Guerra de los seis días” fue un golpe mortal a la política del “nacionalismo árabe” propugnada por Nasser.

Gobierno de Anwar el Sadat: Al morir Nasser en 1970 su sucesor fue el vicepresidente Sadat. Este dio un viraje político con respecto al anterior. Rompió la alianza con la Unión Soviética y se valió de las formaciones islámicas para contener y reprimir la oposición de izquierda y nacionalista a su gobierno que había adquirido un tinte liberal. Sadat, junto con el presidente norteamericano Carter y el premier israelí Beguin, firmaron los acuerdos de Camp David que posicionaban a Egipto como el primer país árabe en reconocer al Estado de Israel. Este hecho fue el comienzo de la ruptura de la luna de miel con las formaciones islámicas.
El descontento con su política de ajuste, sumado a la percepción en amplias capas de la población de que Sadat había traicionado al pueblo palestino, hizo que el régimen se volviera totalmente represivo hacia la población y a sus antiguos aliados musulmanes. En 1981 fue asesinado por un comando islámico opositor a su política pro israelí y pro norteamericana. Mubarak sucesor de Sadat desde 1981, ha profundizado la orientación política de su antecesor.









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