BRASIL | IV CONGRESO DE LA LER-QI Lecciones de las “jornadas de junio” y la lucha por una nueva organización revolucionaria de trabajadores en Brasil 19/11/2013
21 Nov 2013
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APERTURA INTERNACIONAL DEL CONGRESO
Impulsar un Movimiento por una Internacional de la Revolución Socialista – Cuarta Internacional
Los días 15, 16 y 17 de noviembre se realizó en San Pablo el IV Congreso de la LER-QI. Participaron trabajadores de la industria alimenticia, metalúrgicos, trabajadores de subterraneos, profesores, bancarios, trabajadores de la Universidad de San Pablo (USP), además de estudiantes que protagonizaron algunas de las luchas más importantes del último período, como las ocupaciones de la USP y Unicamp (Universidad de Campinas) y la huelga de la UNESP (Universidad del Estado de San Pablo), mujeres trabajadoras precarizadas y militantes de la agrupación de mujeres Pan y Rosas de Brasil, militantes LGBTT, jóvenes intelectuales y militantes de extensa tradición trotskista. La participación de la FT a través de la presencia de Emilio Albamonte, dirigente del PTS, enriqueció el conjunto de las discusiones y le imprimió a este Congreso un fuerte carácter internacionalista. Entrevistamos a Simone Ishibashi, directora de la revista Estrategia Internacional Brasil sobre las resoluciones internacionales que orientarán la LER-QI en el próximo período.
JPO: ¿Cómo comenzó el debate internacional sobre el seguimiento de la crisis capitalista internacional?
Simone Ishibashi: El IV Congreso de LER-QI comenzó con una rica discusión sobre la situación internacional a seis años de la crisis capitalista que devasta al mundo. Para eso, retomamos el vínculo entre economía, lucha de clases y la relación entre los Estados. Definimos que una justa apreciación exige dos niveles de análisis: uno estructural y otro que considere las contratendencias utilizadas por la burguesía imperialista. Con esto se busca evitar tanto una visión superficial de que la crisis habría sido superada por la simple recuperación parcial de índices de la economía norteamericana, o una visión catastrofista que lleva a políticas equivocadas y frecuentemente a una actitud de espera a que el colapso resuelva el tema del fin del capitalismo. Desde el punto de vista estructural, definimos que ninguna de las cuestiones fundamentales fue resuelta. Es una crisis que se gestó como producto de las contradicciones de la creación de lo que llamamos “exuberante” capital ficticio, desindustrialización norteamericana como subproducto de la deslocalización productiva, y que hoy amenaza la base pretendidamente armoniosa de Estados Unidos y la Unión Europea como compradores en última instancia, y a China como proveedora de mercaderías baratas, la fábrica del mundo, y no hay otro forjándose en su lugar. Todo esto se da en el marco de la decadencia de la hegemonía del imperialismo norteamericano, sin que haya surgido otra potencia capaz de sustituirla.
JPO: ¿Cómo esto se combina con las tendencias más inmediatas?
Simone Ishibashi: Hay que considerar las contratendencias, responsables por una dinámica que a diferencia de los años ‘30 rápidamente llevó a la quiebra de la economía y a la II Guerra Mundial. Entre estas está el desarrollo de la mundialización financiera, y en gran medida productiva del capital, la intervención masiva del Estado capitalista que mantuvo el crecimiento de China próximo al 8% y sostiene en lo inmediato la demanda por commodities. En Estados Unidos la intervención estatal logró detener la caída libre de la economía y recomponer parcialmente la cadena de crédito. En los últimos 3 años el crecimiento fue cercano al 2,2%. Pero la tasa de ganancia se recompuso en base a una mayor explotación de la fuerza de trabajo. Parte del capital monetario alimentó el crecimiento de las bolsas y otra parte fue exportada, por ejemplo, a Brasil, donde los mayores intereses permitían mayores ganancias. Hay un elemento subjetivo fundamental que es la crisis de subjetividad de la clase trabajadora, que aunque venga de un proceso de recomposición protagonizando luchas, este es más lento que el de los ataques de la burguesía internacional.
Sin embargo es categórico que entramos en una nueva etapa de lucha de clases internacional con la primavera árabe en el centro de la situación, cuyo debate divide aguas en la izquierda internacional y votamos seguir tomándolo con jerarquía. Hay también nuevos fenómenos políticos en América Latina, con el fin del ciclo de los gobiernos posneoliberales y las perspectivas que se abren para la izquierda. Por lo tanto, este debate fue muy rico, con importantes contribuciones y opiniones de la militancia que defendieron posiciones distintas sobre los ritmos del avance de la crisis capitalista con alto nivel y muy bien fundamentadas, fortaleciendo los análisis sobre los posibles escenarios de desarrollo de la crisis y nuestra preparación para los cambios en la economía brasilera e internacional.
JPO: La FT-CI está llamando a la construcción de un Movimiento por una Internacional de la Revolución Socialista – IV Internacional (MIRS-CI).
¿Cuáles son sus fundamentos?
Simone Ishibashi: Como planteó el camarada Emilio Albamonte, esta es una orientación fundamental discutida en la última Conferencia Internacional de la FT-CI, y ratificada por el Congreso de la LER-QI. Trotsky antes de fundar la IV Internacional forjó el Bloque de los Cuatro, que congregaba algunas organizaciones que apuntaban un giro a izquierda, entre los que el SAP alemán, el Partido Socialista Revolucionario y el Partido Socialista Independiente, ambos holandeses, además de la LCI. Trotsky propuso un bloque no sobre la base de principios abstractos, sino sobre algunos puntos programáticos candentes y verificables en la lucha de clases de aquel momento, como la lucha contra el stalinismo, contra la política sectaria de “sindicatos rojos” entre otras cuestiones. Eso permitía que estas organizaciones avanzaran no solo en el debate, sino en experiencias comunes de intervención, de forma de avanzar en una confluencia de principios. La lógica legada por Trotsky es fundamental para que no caigamos ni en una política de “engordar” nuestras propias filas, creyendo que la respuesta a la estratégica tarea de reconstruir un partido mundial de la revolución sería el resultado del desarrollo evolutivo de nuestra propia organización, ni ceder a una política oportunista de promover unificaciones internacionales en base a puntos generales y sin acuerdos profundos. Por lo tanto, queremos debatir y actuar políticamente junto con sectores que hoy avanzan a tomar como propia esta tarea Para nosotros esto sintentiza la necesidad de forjar un internacionalismo de combate.
JPO: ¿Cuáles son las fortalezas internacionales de la FT hoy para avanzar en este sentido?
Simone Ishibashi: Venimos de un gran combate político que se expresa en la histórica votación del Frente de Izquierda (FIT) en Argentina, con más de 1 millón 150 mil votos. El FIT impulsado por el PTS, PO e Izquierda Socialista demostró que no es necesario bajar el programa para presentarse como alternativa viable a los sectores que crecientemente se dan cuenta de que nada pueden obtener de profundo de los gobiernos posneoliberales, como el de Cristina Kirchner. Eso se combina con una inserción importante que estamos conquistando en la clase trabajadora, que tiene en Zanón su símbolo más importante, pero que se combina a la actuación en diversas estructuras obreras, en las que hubo una significativa militancia por el FIT. En este sentido, la histórica votación del FIT comienza a demostrarse como una superación de la separación fundamental en Argentina entre lo sindical y lo político, con el FIT obteniendo una votación muy fuerte en las fábricas.
Esa votación no es producto de un ascenso obrero, sino del comienzo de la superación histórica, con un carácter bastante político. Logramos obtener nueve diputados provinciales, dos senadores provinciales y decenas de municipales. Ahora la tarea es ligar la actuación de estos parlamentarios, como verdaderos tribunos del pueblo, ligandolas con las demandasmás sentidas por los trabajadores y la lucha de clases.
También venimos dando un combate importante para la conformación de una organización revolucionaria en Francia, con la intervención al interior del NPA, donde constituimos la CCR, que defiende claramente la necesidad de un partido revolucionario. Hemos apoyado todos los combates de trabajadores que pudimos, como la movilización contra el cierre de grandes fábricas, y defendiendo en el movimiento estudiantil la necesidad de una fracción pro obrera, combatiendo el corporativismo. En Bolivia actuamos por la fundación del PT en base a los sindicatos como vía de darle voz política a los trabajadores que rompieron con Evo Morales, mientras que en Chile venimos avanzando en confluir no solo con el grandioso movimiento estudiantil de la “juventud sin miedo”, que se forjó en los últimos dos años, como también con los trabajadores, con los portuarios que protagonizaron grandes huelgas este año. Estos son ejemplo desde donde partimos, pero no los tomamos para contentarnos con lo que somos, sino como una fortaleza para avanzar hacia tareas internacionalistas superiores. De ahí la importancia del MIRS-CI.
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NACIONAL
Entrevistamos a Marília Rocha, trabajadora del subte en San Pablo y delegada sindical que presidió el Congreso, Diana Assunção, dirigente nacional de la LER-QI y Tristán, de Río de Janeiro representando a la juventud de la LER-QI.
¿Cómo evaluó el Congreso las manifestaciones de junio y sus impactos en el país?
Diana: Las grandes manifestaciones no surgieron de la nada. Hace años se están desarrollando procesos de lucha por cuestiones locales. El punto más alto antes de junio fueron las recurrentes huelgas en las obras del PAC (Plan de Aceleración del Crecimiento) y la huelga nacional de los trabajadores públicos federales el año pasado. La juventud, particularmente, venía protagonizando varias movilizaciones, huelgas y ocupaciones de las rectorías en las universidades, siendo la misma USP (Universidad de San Pablo) uno de los casos emblemáticos. También el descontento con el Congreso nacional y los políticos y partidos de forma general no es de hoy ni una exclusividad brasilera.
Lo que estalló en junio fue expresión de esa contradicción entre las expectativas de avance social cada vez mayores de los trabajadores y del pueblo y un capitalismo en crisis, con su casta de políticos corruptos, cuyo mensalão es sólo un capítulo más, que no puede dar respuesta a las expectativas sociales más elevadas que el consumismo a base de crédito fácil y que no ofrece otro régimen político más que el basado en la represión y en la corrupción. Mientras estábamos reunidos en nuestro Congreso, José Dirceu y José Genoino, fundadores del PT, fueron presos por el mencionado escándalo del mensalão, por orden del Supremo Tribunal Federal. Sin embargo, eso no redujo la falta de legitimidad del conjunto de los partidos del régimen, y nadie cree en la demagogia cínica de los petistas que se trataría de una “conspiración de la elite” o de “presos políticos”. Por eso la tendencia es que la rabia haga estallar el año próximo, un año muy político, nuevos fenómenos de la lucha de clases.
Tristan: No por casualidad fue justamente la juventud la portavoz de las demandas sociales de la mayoría de la población. Al ganar las calles en defensa del transporte público y ser ferozmente reprimida, se transformó en la gran referencia para los trabajadores y sectores de clase media, en oposición a la casta de políticos corruptos que gobierna el país. En tamaño, sólo se comparan con los actos por las “Directas ya” de 1984, aunque en aquel momento todos los partidos convocaban a los actos (menos la dictadura y su PDS), y aquí el papel disparador le cabe a la juventud a través de las redes sociales, convocando a actos contra una intendencia petista (en el caso de San Pablo). Estos actos cambiaron la situación política del país. Tanto los trabajadores están comenzando a aparecer en escena, como todos los sectores oprimidos de la población comienzan a articular sus demandas. Quedó atrás la etapa de pasividad lulista. En el proceso de las movilizaciones – que tuvieron su última expresión en la importante huelga nacional de los petroleros, elementos de radicalidad en la huelga de los profesores de Río de Janeiro y grandes movilizaciones en las universidades públicas paulistas-, en esos procesos se están definiendo los contornos de una nueva etapa, que ciertamente será de preparación para nuevos y más profundos embates de la lucha de clases.
¿Cuáles son los próximos pasos?
Marília: Queremos lanzar con la mayor cantidad de aliados y a partir de las estructuras obreras y estudiantiles donde estamos, una fuerte campaña por la estatización del transporte bajo control de los trabajadores y usuarios, única forma de alcanzar la gratuidad. Los movimientos de junio expresan un sentimiento de cambio, pero una gran variedad de temas y demandas, muchas veces sin programa claro. Al menos sobre la cuestión del transporte creemos que es posible en este momento levantar una demanda clara que pueda ser escuchada por millones. Con la proximidad de la Copa del Mundo el transporte público que en ciudades como San Pablo es caótico, carísimo y somete a los trabajadores a viajar como ganado, empeorará todavía más. Eso sumado a los escándalos involucrando a directores del subte y a grandes monopolios imperialistas como la Siemens, hace que ésta sea una demanda transitoria fundamental y muy concreta. A partir del subte de San Pablo vamos a buscar encabezar esta campaña junto con la juventud y nuestra corriente que integran la dirección del Sindicato de los Trabajadores de la USP.
En el plano de la organización, votamos en el Encuentro del 2 de noviembre al que asistieron más de 800 participantes a nivel nacional, lanzar una corriente nacional de trabajadores. Uno de los principales obstáculos para el avance de los trabajadores son las burocracias sindicales de la CUT, Fuerza Sindical, CTB y otras centrales. Al mismo tiempo daremos batalla en los lugares de trabajo, por la autoorganización de los trabajadores, por un programa de demandas transitorias. Lucharemos, también dentro de la CSP-Conlutas por la formación de un ala izquierda, clasista y combativa. Y como principal lección política de junio queremos plantear la discusión para que uno de los puntos programáticos levantados por esta corriente sea la lucha por un partido revolucionario de trabajadores en Brasil e internacionalmente.
¿Cómo evalúan la actuación de la izquierda desde junio?
Diana: Las jornadas de junio mostraron que no existe en Brasil una izquierda revolucionaria digna de este nombre. El PSOL solo piensa en las elecciones del 2014. El PSTU fruto de su adaptación al régimen sindical no cumplió ningún papel significativo desde el punto de vista revolucionario en las movilizaciones ni después de ellas. La actuación de estas corrientes en el SEPE (Sindicatos Estadual de los Profesionales de la Educación de RJ) fue una muestra más de la impotencia programática y estratégica de la izquierda brasilera. En nuestra discusión evaluamos que es preciso refundar la izquierda revolucionaria en Brasil, en torno de los balances de junio, de las lecciones de la lucha de clases internacional y del balance histórico de la izquierda revolucionaria en Brasil.
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