Editorial
Calderón avanza en la entrega del país y planes contra los trabajadores
10 Mar 2012
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Mientras se acercan las elecciones del 1/7, el gobierno enseña –una vez más– su entreguismo acelerando el avance de las transnacionales sobre los recursos naturales, y profundiza el ataque sobre la educación y la salud (quieren liquidar a los 319,000 trabajadores del IMSS), la explotación y la carestía de vida. Esto, mientras las pugnas electorales entre el PRI y el PAN son negociadas en Los Pinos para no afectar su acuerdo estratégico contra las masas trabajadoras.
Crece la entrega
Las transnacionales norteamericanas, españolas y canadienses, quieren acrecentar los jugosos contratos y concesiones que les permiten, abierta o encubiertamente, saquear la minería, el petróleo y la electricidad. El PAN se muestra así como el partido que antes, de abandonar Los Pinos quiere rematar todos los “pendientes” al imperialismo.
Primero fue la desaparición de Luz y Fuerza del Centro, pisoteando los derechos de sus trabajadores, y ahora los acuerdos secretos para la explotación transfronteriza de los hidrocarburos, firmados con el gobierno de Obama y de la energía eólica. Tanto en el sector eléctrico como en los hidrocarburos avanzó la inversión privada o los acuerdos con las transnacionales extranjeras. Los mismos que arruinan a las empresas estatales y permiten que las mismas subvencionen a las trasnacionales, son los que vociferan contra la “ineficiencia” y “el alto costo” de los trabajadores de CFE y Pemex, buscando justificar su privatización. Los acuerdos secretos del gobierno con Washington son el caballo de Troya que quiere dejarnos Calderón: la bandera gringa flameando sobre nuestro petróleo. Es la segunda etapa del desmantelamiento del estado iniciado en el priato y que Peña Nieto también pretende profundizar.
Los capitalistas tranquilos, la entrega no será “revisada”
Ante eso, los diputados perredistas y priistas, sólo critican al gobierno por la “forma”, el “método”, en que se dio el tratado internacional. Quieren conocer la “letra chiquita”, que todos sabemos que contiene. Y es que ninguno de esos “funcionarios públicos” está en contra de la entrega. Y cómo van a estarlo los priistas –por ejemplo–, que apoyaron la liquidación de LyFC (como Peña Nieto) o que durante el sexenio de Salinas y de Zedillo abrieron las puertas a los empresarios extranjeros. A lo sumo, buscarán favorecer a unos capitalistas (sean norteamericanos, españoles o mexicanos) respecto a otros en sus disputas. Pero ninguno de ellos cuestiona la entrega del país, pues expresan el sometimiento del Congreso de la Unión al imperialismo.
La propuesta programática de López Obrador, pese a que cuestiona los aspectos más neoliberales de la política priista y panista, no apunta a resolver los grandes problemas de la nación, ni la subordinación económica y política al imperialismo.
Por eso garantizó que no expropiará ninguna empresa, ya que “no se puede sacar adelante el país sin inversión privada”. Ha dicho incluso que “Han entregado concesiones… estoy planteando que ni siquiera eso se revise, que se queden esas cosas, nada más pidiendo a los dueños de esas concesiones que paguen impuestos, paguen mejor a los trabajadores”. El candidato del MORENA ha dejado claro que le preocupa más defender la inversión privada, que “revisar” la entrega del país. Los rapaces capitalistas extranjeros pueden quedarse tranquilos; ni el Fobaproa, ni los rescates carreteros, ni la privatización de la minería, y la entrega en la electricidad y el petróleo será “revisada” si gana el tabasqueño.
Quienes llaman al voto útil a favor del tabasqueño, deberían explicar porque está más justificado llamar a votar por un candidato cuyo programa económico y social no ataca las bases capitalistas y ni siquiera pretende cuestionar el robo de las privatizaciones abiertas o encubiertas, en lugar de fomentar una perspectiva de independencia de clase para antes, durante y después de las elecciones. Lejos de favorecer a los trabajadores, los llamados que hacen los dirigentes del SME, grupos de izquierda e intelectuales, sólo fortalecen a una dirección ajena a los intereses de los trabajadores que es un obstáculo para la lucha independiente.
Esto demuestra que ninguno de los candidatos –sean oficialistas u opositores– es una real alternativa para enfrentar la dominación imperialista sobre México.
Los trabajadores y el pueblo podemos parar el ataque
Como se muestra, la entrega de los recursos naturales es parte de un plan para desmantelar la economía estatal y liquidar las conquistas que aun mantienen los trabajadores.
Pero este 2012 inició con la expresión del fuerte descontento popular contra los planes: como en el magisterio, o en el IMSS, donde el pasado 24 de febrero varios miles se movilizaron. Sin embargo, las direcciones sindicales –incluidas quienes se presentan como opositoras– se niegan a coordinar e impulsar un plan de acción que contemple una movilización nacional y la preparación de la huelga en todo el país para frenar la entrega del país y el ataque a nuestras conquistas, y por el contrario canalizan el descontento hacia el voto contra el PRI y el PAN. No debemos confiar en quienes nos dicen que, votando a los candidatos de los partidos patronales, podremos resolver nuestras demandas. Hay que movilizarse con una política de independencia de clase, sin confiar en la presión sobre los partidos del Congreso.
El magisterio, los trabajadores democráticos del IMSS, los trabajadores universitarios, de Mexicana, del SME entre otros, tienen la tarea de convocar a una lucha unificada, llamando a las bases de los demás sindicatos a sumarse a la misma, y exigiéndole a la UNT que –si realmente quiere luchar– ponga sus recursos al servicio de esta lucha. Hay que coordinar a los distintos sectores, y acordar un plan de acción que prepare un paro nacional contra la entrega de los recursos energéticos, en defensa de los trabajadores del IMSS y del magisterio, como parte de un pliego unificado de reclamos. Desde esta perspectiva participaremos en la movilización del próximo 16 de marzo convocada por el SME y otras organizaciones obreras.
El acuerdo transfronterizo: una nueva entrega
Desde hace años, empresas como Repsol y Shell, asociadas a Pemex, gozan de grandes descuentos en los precios del petróleo; esto mientras el estado mexicano ha instrumentado las llamadas triangulaciones a través de empresas privadas creadas por el mismo gobierno con fondos de Pemex, con el objetivo de enviar al exterior los recursos obtenidos y vaciar las arcas de la paraestatal (como denuncia Contralínea, octubre 2011). Tanto CFE con Pemex han sido descapitalizadas (es decir saqueadas), ya que gran parte de sus ingresos son destinados al pago de impuestos que no van a mejorar la infraestructura, subvencionar los precios al consumidor o pagar mejores salarios, sino que financian el “gasto público” orientado a promover a los partidos patronales en las elecciones y los servicios e intereses de la deuda externa. El acuerdo transfronterizo, como denuncian distintos periodistas, tiene como una de sus finalidades que las empresas privadas norteamericanas exploten abiertamente los recursos del país, ya que ambos países se pondrán de “acuerdo” en privilegiar a las empresas que tengan mayor capacidad tecnológica, lo cual permitirá que las transnacionales exploten nuestros recursos. El estado mexicano, mientras lleva a la ruina a las paraestatales, permite la entrada de los capitalistas, preparando el terreno para la privatización abierta de las mismas.
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