Declaración del Movimiento de los Trabajadores Socialistas frente al brutal asesinato y la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa

23 Oct 2014   |   comentários

Como chispa en pasto seco, los asesinatos y la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa en Iguala, Guerrero, a manos de la policía municipal y sicarios de la organización criminal Guerreros Unidos, ha despertado un profundo sentimiento de repudio, indignación y rabia contra los 3 niveles de gobierno, así como de solidaridad con los compañeros y familiares de las víctimas, como se expresó el 8 de octubre con multitudinarias manifestaciones en decenas de ciudades en México y el mundo, exigiendo juicio y castigo a los responsables y la presentación con vida de los estudiantes desaparecidos.

Junto al caso de Tlatlaya, denunciamos esta nueva masacre ocurrida bajo el gobierno de Peña Nieto, que muestra la descomposición de un Estado asociado con el narcotráfico en donde, en el contexto de la guerra contra la delincuencia organizada iniciada por Calderón y continuada por el PRI, los sicarios operan como brazo armado y paramilitar para reprimir la lucha social y asesinar estudiantes.

Pero más allá de quiénes sean los autores materiales de esta masacre, la misma es expresión y resultado de la represión y persecución constante contra los estudiantes normalistas por parte de los distintos niveles de gobierno, desde Los Pinos, los gobiernos estatales y municipales.
El gobierno de EPN ha mantenido y profundizado los ataques contra el normalismo, buscando liquidar las normales rurales y disciplinar mediante la represión a sus estudiantes, que llevan décadas luchando contra el abandono sistemático de sus escuelas y que, junto al magisterio, se han hecho parte de la lucha contra la nefasta reforma educativa. Son los hijos e hijas de campesinos y obreros cuya única oportunidad para cursar estudios superiores está en las normales rurales, en donde se forman para la ardua labor de la enseñanza en las zonas y comunidades más apartadas y marginadas del país.
Los asesinatos en Iguala se suman a los de los 2 normalistas -también de Ayotzinapa- caídos durante la represión policíaca a un bloqueo en la Autopista del Sol en diciembre de 2011, en hechos ocurridos bajo el actual gobierno del perredista Ángel Aguirre que continúan impunes.

Iguala se mantiene militarizado con patrullajes y retenes del ejército, la marina, las policías federal, estatal, ministerial y la gendarmería, aumentando la tensión y la zozobra de la población.

Sin embargo, con el pasar de los días Guerrero se está convirtiendo en un polvorín, como lo muestran las movilizaciones de diversos sectores que no cesan en varios municipios, incluyendo tomas de ayuntamientos; los paros y el enfrentamiento con policías antimotines de la Ceteg; y el incendio del Palacio de Gobierno en Chilpancingo, que se mantiene tomado desde el lunes 13.
Junto a ello, el movimiento estudiantil, sectores populares, de trabajadores, pueblos originarios y organizaciones como el FPDT de Atenco se movilizan y expresan su solidaridad desde distintos estados. En este contexto, se ha movilizado masivamente el EZLN en Chiapas, se han pronunciado las FAR-LP, el EPR y las Milicias Populares, y el ERPI le ha declarado la “guerra” al cártel de los Guerreros Unidos, anunciando la creación de la Brigada Popular de Ajusticiamiento 26 de Septiembre.

¡Luchemos por la aparición con vida!

Desde el MTS expresamos nuestra solidaridad con los familiares y compañeros de los normalistas asesinados y desparecidos, nos sumamos al repudio generalizado y exigimos ¡Juicio y castigo a los responsables materiales y políticos! ¡Abajo el gobierno de Ángel Aguirre Rivero! ¡Aparición inmediata y con vida de los desaparecidos!

Como vienen haciendo los familiares y compañeros de las víctimas, es indispensable no depositar ninguna confianza en las autoridades, los partidos y las instituciones de este régimen represor y asesino. Como parte de la lucha por una comisión investigadora independiente, hay que apuntalar la llamada Comisión de Notables -que debe mantenerse independiente- exigiendo plenos poderes para llevar hasta el final las investigaciones, que permitan señalar a los responsables materiales y políticos y exigir su castigo.

Llamamos a las todas las organizaciones solidarias a poner en pie una Coordinadora Nacional Contra la Represión, que junto a las de Ayotzinapa, levante entre sus principales demandas: ¡Libertad a Nestora Salgado y todos los presos políticos! ¡Fuera el ejército de Guerrero! ¡Desmilitarización inmediata del país!

Para organizar la enorme solidaridad desplegada desde el movimiento estudiantil, que se viene expresando en las movilizaciones y paros de normalistas en el DF y varios estados, las movilizaciones de Chapingo, la Autónoma de Tamaulipas, la UPN Oaxaca y la ENAH, el apoyo de los estudiantes en lucha y paro del Poli, y en las asambleas de cientos de estudiantes y el paro de 48 horas en la UNAM, la UAM Xochimilco y la UPN, es necesario impulsar un Encuentro Nacional de Estudiantes para discutir un plan de acción y una política nacional contra el ataque a los estudiantes y contra la reforma educativa.

El México profundo y bronco está despertando. Hoy más que nunca es indispensable que el movimiento obrero entre en escena, en primer lugar sus sectores más organizados como la UNT (cuyos trabajadores de base deben exigir a sus direcciones romper inmediatamente con el PRD), la Nueva Central de Trabajadores y la CNTE, que deben unir fuerzas para impulsar decididamente un paro nacional en solidaridad con los normalistas, además de sumarse a las acciones que se convoquen, preparado las condiciones para la salida a las calles de los millones de trabajadores precarizados contenidos por la patronal y las centrales charras como la CTM.

Para no dejar pasar esta oportunidad histórica de profundo descontento y cuestionamiento al régimen, para desarrollar la lucha y golpear como uno solo, es necesario convocar a un gran Encuentro Nacional de Organizaciones obreras, estudiantiles, campesinas, indígenas y populares, en donde se pueda discutir un plan de acción y un programa unificado que, junto a las de Ayotzinapa y contra la represión, levante entre sus demandas centrales la abrogación de la reforma educativa, contra la entrega de Pemex y por echar abajo todas las reformas estructurales.









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