Gran Bretaña
Duro golpe para el laborismo
08 May 2008
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Con el peor resultado para el laborismo en los últimos 40 años, las elecciones municipales en Inglaterra y Gales, y de alcalde y ayuntamiento en Londres del 1 de mayo, dieron como vencedores a los conservadores en ambos casos. Se trata sin dudas de un duro golpe que abre una nueva crisis en el gobierno del primer ministro Gordon Brown. El Nuevo Laborismo (NL) quedó como tercera fuerza política, detrás de conservadores y demócratas liberales.
Un Brown visiblemente afectado por el resultado electoral y la crisis abierta en su partido, salió a decir que la causa de la derrota había sido la debilidad de la economía. Sin embargo, algunos diputados laboristas plantean que en realidad la causa del desastre electoral se debe a la “debilidad de Brown como líder del partido”, y varios analistas políticos se preguntan si no estamos ante el fin del modelo del “Nuevo Laborismo” o de la época del blairismo (en alusión al ex primer ministro Tony Blair).
Algunos más audaces se han atrevido incluso a decir que luego de 11 años en el poder “el Nuevo Laborismo está muerto”. Sin duda, el pesimismo respecto a la economía fue un factor importante en las elecciones, reforzado por el cuestionamiento a la reforma fiscal que afectaba a los sectores más pobres y el aumento de los productos básicos. Pero el rechazo al laborismo tiene distintas fuentes: por un lado, la base tradicional de este partido, trabajadores y sectores populares, ven con mucha bronca el aumento de los alimentos y la pérdida de su poder adquisitivo mientras se favorece a los grandes intereses (como lo mostró el millonario salvataje al banco Northern Rock) y se destruyen los servicios públicos, aumentando la brecha entre ricos y pobres. Este sector le ha dado la espalda al laborismo optando por la abstención (en Londres votó el 45% y en las municipales de Inglaterra y Gales el 35%), ya que no veían ningún propósito en apoyar con su voto a los arquitectos del neoliberalismo. Por otra parte, una clase media más cambiante, que fue base del NL y vivió una época de bienestar bajo los dos mandatos de Tony Blair no se ha quedado en casa, dándole un apoyo activo a los conservadores, grandes vencedores de esta contienda.
¿Fin del Nuevo Laborismo?
Como dijimos la semana pasada (La Verdad Obrera N° 275), el NL se dio en un marco de crecimiento económico, y se basó en la expansión del mercado financiero, un modelo ampliamente cuestionado como la crisis de la vivienda viene mostrando. Este modelo había permitido una relativa mejoría económica, sobre todo a franjas de la clase media profesional, que vieron con buenos ojos la “modernización de la infraestructura” privatizada bajo Margaret Thatcher. Los trabajadores vieron que mientras con una mano se les entregaban pequeñas mejoras para los sectores más empobrecidos, como el aumento del salario mínimo, beneficios para las madres solteras y una baja en la desocupación con la creación de trabajos flexibilizados y temporarios, con la otra se firmaban acuerdos y convenios con empresas para construir escuelas privadas en reemplazo de las públicas, socavando lo que quedaba del Estado benefactor. Si bien es cierto que los gobiernos conservadores que precedieron a Blair fueron los gestores de la privatización y se encargaron de decretar leyes anti-obreras, es igual de cierto que el NL no representó ninguna reversión de esas medidas. Tampoco se revirtió ninguna de las leyes antisindicales de la era Thatcher, como por ejemplo la prohibición de huelgas de solidaridad. Pero no podemos explicar este resultado electoral sólo por el estado de la economía. En realidad, el desgaste del NL ya se venía expresando desde hace algún tiempo. En el año 2000 el cuestionamiento vino de parte de los jóvenes anticapitalistas que se oponían al modelo neoliberal, y luego pegó un salto con la invasión de Irak en 2003, cuando 2 millones de personas marcharon por las calles de Londres contra la guerra, repudiando a Blair y su política de alianza incondicional con Bush. Otra manifestación de la erosión de la base del laborismo es la desafiliación y el retiro de parte de las contribuciones del sindicato del transporte, correos y bomberos municipales.
La profunda transformación del laborismo impulsada por Blair, y que representa la expresión más acabada del giro neoliberal de la socialdemocracia de conjunto (conocida como “Tercera Vía”), es la razón de fondo de esta debacle electoral.
Londres: el broche de oro
Una de las sorpresas de las elecciones fue el triunfo del conservador Boris Johnson en Londres, un candidato abiertamente racista, homofóbico y anti-inmigrantes. Johnson ya anunció que una de sus primeras medidas será hacerle firmar al sindicato del transporte un acuerdo a través del cual se les ‘prohíba ir al paro’, para garantizar el transporte público en la ciudad. Este ex conductor de TV, ridiculizado por los medios como un bufón, se valió para su triunfo de la inestimable ayuda de una gran campaña mediática encabezada por el periódico Evening Standard, parte de un grupo conocido por su fidelidad al partido Conservador.
Como resultado, 10 de los 14 distritos electorales en los que se divide Londres han quedado en mano de los tories (conservadores). No obstante, la derrota del ex alcalde laborista Ken Livingstone no fue tan abrumadora como la del NL en el resto del país. Livingstone, apodado Ken ‘el rojo’ por su enfrentamiento al gobierno de Thatcher y famoso por su campaña del transporte público bajo el lema ‘Boletos justos para todos’, resultó segundo, sólo con un 6% menos que los conservadores, una pequeña desventaja comparada con la diferencia del 20% a nivel nacional.
El tinte ‘rojo’ de Ken se fue destiñendo durante sus dos mandatos, y aunque tomó medidas para mejorar el sistema de transporte público, “mostró la hilacha” cuando se opuso rabiosamente a los trabajadores del subterráneo de Londres ante el anuncio de huelga de su sindicato. Otra de sus medidas ‘rojas’ fue aumentar la cantidad de policías para combatir la amenaza del terrorismo.
El actual lema de los tories ‘si ganamos Londres ganamos en las generales’, muestra que su triunfo en una de las ciudades más importantes de Europa, fue el broche de oro para los conservadores. Ven que esta ubicación como oposición a nivel nacional puede anticipar un resultado favorable para las próximas elecciones generales.
El resultado de la izquierda
En un marco de giro a la derecha del electorado de conjunto, donde la bronca se expresó en el voto a los conservadores, la actuación electoral de la izquierda ha sido lamentable, con una de las peores elecciones de su historia.
La Left List (Lista de Izquierda), con la que se presentó el sector de RESPECT que se quedó con el SWP, obtuvo 0,92% en las elecciones a concejales (aproximadamente 22.000 votos). Un resultado similar obtuvieron en Londres, con el 0,68% para alcalde y 0,92% para concejales. El sector de George Galloway, ex RESPECT, bajo la alianza RESPECT Renewal (Respect Renovación) obtuvo el 2,43% para concejales, mientras llamó a votar por Livingstone para alcalde, aunque en la zona del este donde tienen concejales lograron obtener el tercer puesto.
El SWP afirma en su volante post electoral que la división de RESPECT ha dañado a la izquierda de conjunto, y denuncia que la polarización entre Johnson y Livingstone dejó de lado el voto a la izquierda. Estos argumentos pueden ser ciertos, sin embargo, esto no debe obviar la discusión de fondo sobre el proyecto que ha venido impulsando el SWP incluso antes de la ruptura de RESPECT. Como polemizamos en su momento, se trata de una alianza electoral totalmente oportunista, por fuera de una estrategia de independencia de clase, con el objetivo de ganar votos de la base social desencantada con el Nuevo Laborismo. Producto del gran descontento por la guerra en Irak, la primera “aparición pública” de RESPECT en las elecciones fue relativamente exitosa, superando en algunos distritos al laborismo. Esos resultados, fueron tomados por la dirección del SWP como una “reafirmación” del proyecto que aspiraba a ocupar un espacio a la izquierda ante la crisis del NL y de los partidos socialdemócratas en general. Sin embargo, ese movimiento no se desarrolló como la dirección del SWP esperaba. Ahora, intentan justificar el bajo resultado electoral por la división de RESPECT (ver “Sobre la crisis en el SWP y RESPECT” en www.ft-ci.org). Aunque las elecciones expresaron un giro a derecha, como también se ha visto en las elecciones en Italia, jornadas de lucha como las del 24 de abril en Gran Bretaña muestran que hay sectores que no están dispuestos a rendirse. Por ello más que nunca es necesario luchar por una alternativa independiente para y de los trabajadores que pueda dar una salida revolucionaria.
Ganadores y perdedores
Nuevo Laborismo (oficialismo): 24%, perdió 331 concejales
Partido Conservador (tories): 44%, ganó 256 concejales
Partido de los Demócratas-Liberales: 25%, ganó 34 concejales
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