Editorial Estrategia Obrera 104

ES NECESARIO ORGANIZAR LA LUCHA CONTRA LA REFORMA LABORAL

21 Nov 2012 | ES NECESARIO ORGANIZAR LA LUCHA CONTRA LA REFORMA LABORAL En días recientes, y después de negociaciones entre los partidos patronales, finalmente se aprobó la reforma laboral, después de que priistas y panistas se pusieron de acuerdo para modificar las claúsulas sobre “transparencia y democracia sindical” que habían obstaculizado momentáneamente su votación.   |   comentários

EDITORIAL

ES NECESARIO ORGANIZAR LA LUCHA CONTRA LA REFORMA LABORAL

En días recientes, y después de negociaciones entre los partidos patronales, finalmente se aprobó la reforma laboral, después de que priistas y panistas se pusieron de acuerdo para modificar las cláusulas sobre “transparencia y democracia sindical” que habían obstaculizado momentáneamente su votación. Como muestra la reforma laboral y la represión contra la lucha de los normalistas en Michoacán, el retorno del PRI a Los Pinos está signado por una ofensiva que se anuncia fuerte contra los trabajadores y la juventud.
La llegada al gobierno de Peña Nieto se da con un telón de fondo de nubarrones en la economía. Lejos del panorama económico estable con que Calderón empezó su mandato, la crisis internacional y norteamericana representan un fuerte peligro para la estabilidad macroeconómica. Ese es el sentido de la preocupación de Carstens al hablar de “focos rojos”, y es lo que expresan los mismos datos oficiales que señalan cierto estancamiento económico. Para los trabajadores, eso significa que, junto al aumento relativo de la inflación que afecta al salario, se preparan nuevos ataques, ya que, en tiempos de crisis, quienes se ajustan el cinto no son los capitalistas sino los explotados y oprimidos. Esa es una de las causas de la reforma laboral, darle tranquilidad a los patrones de que si la crisis pega, serán los trabajadores quienes pagarán sus costos, y para eso requieren más precariedad y menos obligaciones patronales. Y es para esto también que el nuevo gobierno profundizará la política represiva de Calderón.

Un sexenio de represión y antidemocracia

Ya vimos un anuncio de ello en Michoacán, donde la salvaje represión del priista Fausto Vallejo intentó quebrar la resistencia de los normalistas. Si esto no se logró, fue por el empeño de los estudiantes y la amplia movilización solidaria, que obligó a la liberación de los detenidos. Si Calderón –lejos de ser el presidente del empleo como quiere presentarse– fue el principal responsable de la militarización y la narcoguerra que se cobró decenas de miles de vidas, el “nuevo” PRI tomará la estafeta; lo de Michoacán adelanta que apelará a la represión y se apoyará en las Fuerzas Armadas. Es sabido que Peña buscará –abierta o encubiertamente– un pacto con los carteles del narcotráfico. El asesinato del hijo de Moreira –una de las ejecuciones más importantes del sexenio de Calderón– enseña que los narcos quieren dejarle claro a Peña Nieto, el tamaño del poder que conquistaron en los últimos 12 años. La participación del general colombiano Oscar Naranjo como asesor de EPN (quien ha propuesto fortalecer la “seguridad”) evidencia que el nuevo gobierno se prepara tanto para contener el poder del narco como para aceitar sus fuerzas represivas, preparando nuevos golpes contra la lucha obrera y popular. Lejos de todos aquellos intelectuales e “izquierdistas” que hablaban de la “democratización” de las instituciones, lo que se viene es una mayor degradación de la “democracia”, que mostrará cada vez más que es solo la envoltura de la dominación capitalista, de su represión y su miseria.

Pactos para esclavizar a los trabajadores

El acuerdo que hace algunas semanas suscribió el PAN y el PRD muestra –una vez más– el carácter de estos “izquierdistas”, aliados con el partido más conservador de México, y avalando, con el cuento de incorporarle “algunos puntos positivos”, una reforma esclavista y reaccionaria contra los trabajadores. Pero, como ya planteamos en la pasada Estrategia Obrera, ni la propuesta priista (que preservaba el control charril) ni las cláusulas propuestas por el PAN-PRD –que pretendía que los partidos patronales reglamenten y fiscalicen las organizaciones obreras– representaban un paso adelante en la lucha por la democratización de los sindicatos, que sólo puede ser garantizada por la movilización de sus bases. Ante el hecho de que las diferencias entre los partidos del congreso empantanaban la aprobación de la reforma, panistas y priistas se pusieron de acuerdo para dar una “solución” que “integre” ambas propuestas. Y es que mientras el PAN quiere adjudicarse el “mérito” de imponer la reforma exigida por los patrones, el PRI quiere empezar su gobierno con la reforma laboral aprobada. Priistas y panistas muestran su carácter antiobrero, y el PRD, lejos de ser la “oposición”, buscó pactar con la derecha panista y legitimar, “por izquierda”, la reforma esclavista. Una vez más, se mostró el carácter profundamente reaccionario de las instituciones de la “alternancia democrática” y en particular del Congreso de la Unión.

Enfrentar en las calles los planes de EPN y el Congreso

Lamentablemente, las direcciones sindicales que se reclaman opositoras –como la UNT y el SME– dilapidaron, una vez más, la posibilidad de poner en pie un gran movimiento, en las calles, contra la reforma de Calderón y Peña Nieto. En lugar de ello, depositaron sus expectativas en la presión y el “cerco” al Congreso, como si eso fuera a frenar los planes antiobreros mandatados por el FMI y los patrones. Era necesario mostrar la fuerza obrera en las calles, preparando un verdadero paro nacional, y poniendo la fuerza de los sindicatos opositores al servicio de ello. Estaba planteado confluir con el magisterio, los normalistas y la juventud que se moviliza contra la imposición de EPN.

Ahora que la reforma ha sido impuesta, no hay que perder un minuto más. Es necesario luchar para que los sindicatos que se reclaman combativos le pongan fecha a un verdadero paro nacional. Las acciones de protesta que se anuncian, deben ser realizadas como parte de la preparación de una contundente y generalizada acción de lucha con los métodos de la clase obrera. Y para eso es fundamental convocar a una gran convención nacional contra la reforma laboral, la militarización y la represión, con delegados de las bases de las organizaciones obreras, juveniles y populares. En esa Convención Nacional se debe organizar la lucha y preparar el Paro Nacional. Los trabajadores y la juventud debemos luchar por esa perspectiva al interior de nuestras organizaciones sindicales y organizarla en los colegios y colonias.









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