UN DEBATE ABIERTO Y FRATERNAL

El PRT y su integración al Frente Amplio Progresista

12 Mar 2009   |   comentários

En diciembre se anunció la integración del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) al Frente Amplio Progresista (FAP), la coalición integrada por el Partido del Trabajo y Convergencia. Esto abre una discusión sobre la política ante el proyecto que sostienen López Obrador y el FAP, y las próximas elecciones.

El PRT plantea que su integración al FAP es «para dar continuidad, en este nivel (el político), a la lucha del movimiento nacional por la defensa del petróleo, la economía popular y la soberanía nacional». Y considera que la actual situación obliga «a definiciones de todos los actores políticos en medio de una grave y complicada situación».
El PRT pretende «desarrollar al FAP en un frente político y social donde tenga expresión y voz el amplio movimiento social hoy en lucha, en primer lugar el movimiento en defensa del petróleo, la economía popular y la soberanía nacional.» Y convoca a cientos de miles que se manifestaron en las calles, «a sus organizaciones, dirigentes y activistas, a expresarse políticamente por esta vía, tanto por medio del PRT como en general del Frente Amplio, para que siga la lucha intransigente de resistencia en el marco plural.»

Las elecciones y los socialistas

Nuestra participación en esta discusión no tiene nada que ver con una actitud ultraizquierdista o anarquista. Creemos que, en la medida en que el régimen y sus leyes antidemocráticas brinden algún resquicio para la participación electoral, los socialistas debemos usarlo para propagandizar una política revolucionaria. En ese sentido, no pensamos que el intervenir en un proceso electoral y, even-tualmente, acceder a diputaciones sea oportunista por principios. La decisión de cómo intervenir es algo táctico, que depende de múltiples factores; pero partiendo siempre de la independencia respecto a los partidos burgueses y sus programas, levantando un programa que represente un paso adelante para la lucha revolucionaria de los explotados y oprimidos.

Es justamente eso lo que está en cuestión con la decisión del Comité político del PRT, ya que este partido se integra a una coalición con partidos defensores del orden establecido (como Convergencia), haciendo propio el programa de López Obrador que, independientemente de su origen particular de clase, es dirigente de un partido burgués.

Desde la LTS consideramos que, ni por el carácter de los partidos que integran el FAP, ni por el programa de AMLO y el FAP, puede suponerse que estemos ante una política que propicie la independencia de clase y la lucha contra el régimen capitalista, requisito de cualquier táctica electoral de los socialistas.

Los socialistas y la política de AMLO

Uno de los argumentos de la dirección del PRT es que desarrollar el FAP es la mejor forma de expresar en el terreno político la movilización. Estamos de acuerdo con que la lucha no puede limitarse al terreno económico, sindical y/o social: hay que dar la batalla en el terreno político y electoral.

Pero eso es muy distinto a apoyar políticamente al FAP y a afirmar que el fortalecimiento del FAP ayudará al triunfo de las luchas obreras y populares; lo cual implica que la política del FAP y de AMLO es la correcta. Los compañeros del PRT deberían explicar entonces cómo y cuándo el FAP buscó soldar la alianza obrera, campesina y popular contra los planes, en las luchas que se dieron desde el 2006. ¿Lo hizo? Recordemos que quienes integran el FAP dejaron sola a la APPO en el 2006, negándose a unificar la lucha del movimiento antifraude con la «Comuna» oaxaque-ña. No es casual que la burocracia sindical «oposito-
ra» de la UNT, que se negó a impulsar un verdadero paro nacional, apoye a AMLO, cuyos líderes ahora son propuestos por el PRD para buscar una diputación plurinominal. El PRT está en esto muy cerca de dirigentes que contienen la lucha, mientras persiguen y sancionan (como es el caso del Sindicato del Seguro Social) a los trabajadores que quieren enfrentar los planes del gobierno.

Igualmente, ante el fraude y la lucha contra la entrega de PEMEX, esta dirección estuvo lejos de alentar una orientación para derrotar esta «democracia para ricos». Por el contrario, su estrategia buscaba presionar para reformar y «democratizar» las instituciones, resaltando la necesidad de retomar el «espíritu juarista» (liberal) para defender la Constitución.

Por todo eso: aunque sepamos que AMLO y el FAP se confrontan con Calderón; aunque apoyamos el reclamo de «voto por voto, casilla por casilla»; aunque participamos de las movilizaciones sin sectarismos, eso no puede confundirse con el apoyo político a direcciones que no representan los intereses de la clase obrera.

El PRT, al integrarse al FAP y presentarlo como continuidad política de la lucha social, lamentablemente traspasa fronteras elementales para los socialistas, y se asocia al ala «progresista» del régimen político, cuyo objetivo es «democratizarlo» y «humanizarlo», y que actúa, orientando el descontento hacia la ilusión en la reforma de las instituciones.

El carácter del FAP

El PRT defiende el carácter supuestamente democrático de Convergencia y el PT. Pero Convergencia es un partido patronal,
cuyos dirigentes -como Dante Delgado- son repudiados por trabajadores y campesinos, como lo hizo el movimiento de los 400 pueblos, por haber sido parte del gobierno represor de Veracruz. El PT es un partido creado por el sali-nismo y, como tal, se ha ofrecido al mejor postor en el pasado, aliándose con el PRI, con el Partido Verde e incluso con el panismo. De nada sirven las críticas que el PRT formula contra los partidos «paleros», cuando eligió aliarse con estas 2 direcciones, verdaderos mercaderes de la política a la sombra del régimen de la alternancia.
Los dirigentes del PRT dirán que no son direcciones burguesas, sino peque-ñoburguesas; que hay que romper el aislamiento de la izquierda y generar mejores condiciones para crear un partido anticapitalista. Que somos «sectarios» y que no buscamos «el camino hacia las masas».

Pero construir una gran organización socialista y vincularse en forma revolucionaria al movimiento obrero, no se puede lograr sin una política de independencia de clase. Ni con organizaciones como las que mencionamos, con un largo historial de defensores del régimen burgués, que están en las antípodas de luchar por una «ruptura» con el mismo. Eso sólo ayuda a mantener la subordinación de los sindicatos y la clase obrera a direcciones que -burguesas o pequeño burguesas-, contrarias a una lucha revolucionaria por derrocar el orden capitalista.

El PRT (como otras organizaciones de izquierda) cometieron errores similares en el pasado. Hoy hay quienes justifican este actual «salto mortal» hacia el FAP, argumentando que «la crisis de la izquierda» es resultado de su falta de audacia para entrar al movimiento cardenista de 1988. Pero es justo al revés: la crisis de la izquierda, y en particular del PRT, es por adaptarse a variantes «democráticas» del régimen burgués. Desde 1988 se dividió entre quienes querían disolverse en el futuro PRD (como Gilly y Pascoe, por ejemplo) y quienes, aunque se preservaron organizativamente, se adaptaron políticamente una y otra vez a la dirección del PRD, llamando a votar por ese partido y apoyándolo políticamente, integrándose a sus listas (como el mismo Edgar Sánchez, quien fue funcionario del gobierno perredis-ta en el DF), e ilusionándose con su supuesto carácter combativo, democrático y hasta revolucionario.

La realidad fue distinta, y en lo que hoy se ha convertido el PRD es un testimonio del profundo error del PRT. Error resultado de una orientación estratégica que le impidió mantener una política revolucionaria y, por lo mismo, no pudo emerger como una alternativa realmente independiente y socialista. En lugar de extraer las lecciones, repiten los errores del pasado. Lejos de todo «ultraizquier-dismo», opinamos que lo táctico sí guarda relación con lo estratégico.
Le toca a una nueva generación revolucionaria de jóvenes, ser parte de una tradición distinta, aprender de los errores y preparar las bases para una verdadera dirección revolucionaria. Llamamos al PRT a dejar su política y participar en una discusión, honesta y fraterna, con organizaciones que nos reclamamos socialistas, en torno a las bases y programa revolucionario en México. Estas páginas, desde la LTS convocanos a impulsar un bloque de la izquierda obrera y socialista, que tendrá planteado levantar un programa obrero frente a la crisis y discutir una política electoral unitaria independiente.









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