Orígenes del charrismo sindical
El estalinismo ante el gobierno de Cárdenas
14 May 2014 | Hoy indigna el apoyo de los charros a las reformas estructurales, como el de Romero Deschamps con la reforma energética. Provoca rechazo la complacencia de la UNT que se sienta a dialogar con Peña Nieto que quiere precarizar aun más a los trabajadores. Esta sumisión de las direcciones sindicales ante los gobiernos de turno viene de larga data: tuvo sus antecedentes en la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM) –liderada por Luis N. Morones– y bajo el cardenismo, el PCM jugó un importante papel en la subordinación de la clase obrera al Estado burgués.
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Bárbara Funes
La ola revolucionaria de 1910-1917 finalizó con el ascenso al poder del ala constitucionalista –dirigida por Álvaro Obregón y Venustiano Carranza– que derrotaron a los ejércitos campesinos de Villa y Zapata. Se sucedieron crudos enfrentamientos entre los triunfadores, e intentos para pacificar el país y organizar el Estado burgués, con miras a impulsar el desarrollo capitalista. Con este objetivo se fundó en 1929 el Partido Nacional Revolucionario (PNR).
La CROM y el Estado
Esta central obrera –bajo la dirección de Morones– se dedicó a frenar la radicalización de los trabajadores, subordinándolos a los gobiernos de Álvaro Obregón y Plutarco E. Calles, y enfrentó las tendencias anarcosindicalistas y comunistas que surgieron en la década de 1920 como expresión de la radicalización obrera.
La convulsiva década del ‘30
La crisis internacional del ’29 golpeó fuerte sobre el país. Inició la recuperación en 1932, y entonces se reanimó la lucha de clases. Las manifestaciones, las huelgas y los mítines se sucedían junto a las huelgas de los jornaleros agrícolas, los levantamientos armados de los campesinos y tomas de tierras. Esta nueva situación generó una crisis en la CROM: perdió poder y capacidad de contención.
El ascenso de Cárdenas
Con el gran desprestigio de Plutarco Elías Calles, la mano detrás del poder, Lázaro Cárdenas fue el mejor candidato del PNR a las elecciones presidenciales de 1934, y ganó. Representaba al “ala izquierda” del PNR y, frente al ascenso de luchas, sus acciones buscaban fortalecer el desarrollo de un México capitalista que fuera capaz de negociar en mejores condiciones el reparto de riquezas nacionales con el imperialismo, donde se impulsara la producción industrial, se modernizaran las formas de explotación del trabajo asalariado y se mecanizara la producción del campo.
Fue el Estado el que impulsó la sindicalización y la unificación de las organizaciones populares, para posicionarse frente al auge obrero y así cooptar a los trabajadores. El mismo PNR organizó a los campesinos, mientras que a los trabajadores les otorgó concesiones para ganarse su lealtad y apoyo. Este accionar buscaba ganar base social para el gobierno frente a sectores de las clases dominantes, y subordinar esa base al Estado. Con ese norte medió en las disputas obrero-patronales y llevó a cabo distintas reformas sociales.
En 1935, con el apoyo de las organizaciones sindicales y populares nucleadas en el Comité Nacional de Defensa Proletaria (CNDP, donde el PCM tenía gran influencia), que movilizó a decenas de miles de obreros y campesinos, Cárdenas venció a Calles.
Surge la CTM
En 1936 se fundó la Confederación de Trabajadores de México (CTM), que agrupó a la mayoría de las organizaciones obreras del país. En sus filas se organizaron mineros, ferrocarrileros, maestros, trabajadores textiles, azucareros y electricistas. A cambio de reformas en la contratación colectiva, esta central respaldaba al gobierno cardenista. Sus líderes fueron Vicente Lombardo Toledano y Fidel Velázquez.
Los sindicatos se subordinan al PRM
La cooptación de la CTM dio un salto en 1938, cuando las organizaciones obreras se integraron al Partido de la Revolución Mexicana (sucesor del PNR), que reunió en su seno a los “cuatro sectores” (obrero, campesino, popular y militar), e inició la subordinación orgánica de los sindicatos al partido de los empresarios.
Así, el cardenismo impulsó el desarrollo del capitalismo mexicano y logró frenar las tendencias hacia la acción y la organización independiente de los trabajadores. Este proceso se dio en el marco de la declinación del imperialismo británico, el ascenso de los EEUU y la antesala de la Segunda Guerra Mundial, que permitió mayores márgenes de maniobra para los Estados semicoloniales.
El estalinismo: una serpiente de dos cabezas
Una particularidad mexicana es que aquí el estalinismo tuvo dos expresiones: el PCM y Lombardo Toledano. Este último partía de una concepción de la revolución por etapas: había que impulsar la consolidación de la etapa “democrático-burguesa”, y los trabajadores debían luchar sólo por mejorar sus condiciones de vida, no por el socialismo. México debía conquistar la liberación nacional y para eso era necesario que el movimiento obrero organizado apoyara a la burguesía contra el imperialismo. Por su parte, el PCM conceptualizó el proceso de 1910-1917 como una revolución democrática cuyo objetivo era conquistar la liberación nacional, erradicar los resabios de “feudalismo” con la reforma agraria, vencer a la reacción y mejorar la situación de los trabajadores.
Del “gobierno fascistizante”…
Cuando Cárdenas inició su gestión, el PCM –impulsando una política ultraizquierdista- puso un signo de igual con el bonapartismo de derecha de Calles, y lo consideró un gobierno fascistizante. Mientras tanto, la población obrera y campesina tenía grandes ilusiones en el joven general por su actitud favorable a los trabajadores en las primeras huelgas que estallaron al inicio de su mandato.
…Al Frente Popular
Pero el PCM no era ajeno a la política de la Internacional Comunista. El VII Congreso de la Internacional Comunista llamó a la constitución de “frentes populares” con sectores supuestamente democráticos y antifascistas de la burguesía (1). Esto en México se expresó en que el estalinismo consideraba que: “puesto que el cardenismo era una etapa de consolidación de la revolución ‘democrática-burguesa’ mexicana, se concluía que no había obstáculo para aliarse, si no directamente con la burguesía, por lo menos indirectamente, a través del Estado y de la burocracia encabezada por Lombardo, con el objeto de luchar, según fuera el caso, contra el imperialismo o contra el fascismo”. (2)
La conjunción de las reformas cardenistas, la política del PCM y de Lombardo Toledano provocó que los trabajadores perdieran confianza en sus propias fuerzas para luchar. Empezaron a atribuir sus conquistas a la protección y ayuda de Cárdenas. Adquirieron una conciencia dependiente, de colaboración de clases, que los subordinó de forma decisiva al Estado burgués. Aunque a lo largo de la historia sectores combativos lucharon por su independencia del Estado, esto aun no termina. Hoy, para enfrentar las reformas estructurales, el movimiento obrero necesita sacarse de encima a los charros y organizarse desde las bases de forma independiente de los partidos del Congreso.
(1) En la España revolucionaria participó en el gobierno del Frente Popular, y como vimos en el número anterior, implicó la traición a la revolución para hacerse confiable a Francia e Inglaterra. Todo en aras de impedir que la guerra llegara a la URSS, al precio de ahogar en sangre procesos revolucionarios en otros países.
(2) Arturo Anguiano y Guadalupe Pacheco Méndez: “La izquierda y la política de Cárdenas”.
La fundación del Partido Comunista
La era convulsiva de la Revolución Mexicana se conjugó con el impacto de la Revolución Rusa de 1917 en la clase obrera mundial. Fue así que en agosto de 1919 se convocó a una conferencia socialista para crear una organización que unificara a los grupos de izquierda. Bajo la influencia de la Tercera Internacional, el nombre de la nueva organización fue Partido Comunista Mexicano. En sus orígenes era un partido muy inexperto, que aún así a trajo a sectores radicalizados de los trabajadores y la juventud e intentó anclarse en los sindicatos y en el movimiento obrero, pero que producto de su inmadurez, fue incapaz de plantear una alternativa al ciclo degenerativo encabezado por Stalin. En 1923, participa de las elecciones presidenciales, y llamó a votar a Plutarco Elías Calles, un caudillo de la revolución que había reprimido un alzamiento magonista en 1911, que al año siguiente se había alineado con Francisco I. Madero y en distintas ocasiones había combatido a la División del Norte de Francisco Villa. Así el PCM dejaba de lado la cuestión de la independencia política de la clase obrera para apoyar una variante burguesa.
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