El movimiento magisterial en una encrucijada
15 May 2013
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Aldo Santos/Federico Pech
Continúa la rebelión magisterial que, en mayor o menor medida, ha estallado en varios estados del país, con movilizaciones desde Sonora hasta Chiapas –destacándose Guerrero y Michoacán donde los maestros se mantienen en paro indefinido1– y un plantón de la CNTE en el zócalo de la Ciudad de México contra la “reforma educativa” de Peña Nieto y los partidos del Pacto por México (PRI, PAN y PRD).
Hacía tiempo que no se manifestaba de forma tan extendida el descontento de la base magisterial, abarcando varias secciones donde dirige o influye significativamente la CNTE, y otras históricamente controladas por los charros, como Sonora y Chihuahua que han salido enfrentando a sus propios dirigentes.
Tras las modificaciones a los artículos 3 y 73 constitucionales y aún pendientes la adecuación a la Ley General de Educación y la promulgación de otras leyes secundarias complementarias, con las que se pretende liquidar de un plumazo los derechos laborales de los trabajadores de la educación, el movimiento magisterial se ha convertido en una “piedra en el zapato” para los planes contra los trabajadores que el gobierno federal quiere imponer con el apoyo de los partidos del régimen, por mandato del imperialismo y los patrones. No es gratuito que el nuncio apostólico, Christopher Pierre, en representación de esa histórica agencia de la reacción que es la Iglesia católica, haya aseverado recientemente que los maestros son el principal “problema” del país, proponiendo una mayor injerencia del clero en la educación pública.
Entre la represión y la negociación
Combinando represión (órdenes de aprehensión, detenciones, retenciones salariales) contra los sectores más combativos y una hipócrita disposición al diálogo, el gobierno federal aceptó instalar en la Secretaría de Gobernación una mesa de negociación con la CNTE, con lo que pretende evitar que el movimiento magisterial continúe extendiéndose a otras entidades y se radicalice.
Que el gobierno federal priista haya tenido que reconocer a la CNTE como “interlocutor”, a pesar de la represión y la campaña mediática contra el magisterio disidente, expresa que se trata de una fuerza que no puede ser ignorada, que es capaz de poner en cuestión la “reforma educativa” y que con una política correcta podría echarla abajo.
En días pasados, la SEGOB hizo llegar al Congreso de la Unión y al Consejo Rector del Pacto por México el pliego petitorio de los maestros disidentes. Los partidos patronales quieren repetir a nivel nacional lo que hicieron en Guerrero, donde primero el gobernador y luego los diputados locales perredistas, prometieron respaldar y aprobar la propuesta de la CETEG en el Congreso local, lo cual nunca ocurrió.
No se puede confiar en los partidos que aprobaron la “reforma educativa”, que avalan los planes neoliberales que propone Peña Nieto como parte del Pacto por México y han querido darle “atole con el dedo” al magisterio de Guerrero. La lucha contra la “reforma educativa” debe seguir en las calles, sin ninguna confianza en Gobernación, el Congreso de la Unión o cualquiera de las instituciones de este régimen antidemocrático y anti-obrero.
Hoy más que nunca es necesaria la unidad de todos los maestros y trabajadores de la educación que se oponen a la “reforma educativa”. La movilización de secciones tradicionalmente controladas por los charros demuestra que hay ánimo de lucha. Es necesario que cada paso que se dé –incluyendo toda negociación– se haga de forma coordinada para actuar como uno solo. La CNTE debería convocar a todos estos sectores a un Encuentro Nacional, basado en delegados revocables y con mandato de base para discutir un plan de acción y un pliego de demandas unitario en la perspectiva del paro nacional, que debería comenzar por exigir la derogación de la “reforma educativa”, tal como resolvió el V Congreso Nacional de Educación Alternativa. Esta demanda debería ser la base de cualquier negociación con el gobierno federal.
Este 15 de mayo es necesario apoyar activamente la jornada nacional de movilización convocada por la CNTE. Los sindicatos que se reclaman opositores –como los agrupados en la UNT y el SME– deberían comenzar a preparar ya un paro en solidaridad para que la lucha del magisterio triunfe, lo cual fortalecería las filas de los trabajadores para echar abajo la reforma laboral y enfrentar el resto de los planes antiobreros de Peña Nieto y el Pacto por México.
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[1] 1 La CETEG inició el paro indefinido el 25 de febrero y la Sección XVIII de Michoacán el 21 de abril.
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