Formación marxista

Esencia y apariencia del salario

10 Jun 2012 | A principios de año, el salario mínimo se fijó en $1815 mensuales promedio, una cifra que no cubre las necesidades de nadie (1). Parece ser que ése es el pago mínimo en nuestro país por el trabajo de un mes. Abordaremos en las líneas que siguen la verdadera esencia del salario.   |   comentários

¿Valor del trabajo?

Nos quieren hacer creer que el salario es el valor de nuestro trabajo. ¿Pero desde cuándo los patrones son tan generosos como para entregar todo el valor que producimos? ¿Dónde queda su ganancia? En anteriores entregas, vimos que los trabajadores rentan su fuerza de trabajo –el elemento que da valor a los productos y servicios- a los patrones. Durante una hipotética jornada laboral de ocho horas en una pastelería, cuatro horas de trabajo pueden alcanzar para que los obreros produzcan pasteles por un valor equivalente al de las mercancías que necesitan para vivir (trabajo necesario). De las otras cuatro horas se apropia el capitalista (trabajo excedente). Por lo tanto, en realidad, el salario es el valor de la fuerza de trabajo que los capitalistas asignan. Así, al fin de cada quincena, los trabajadores reciben su paga, en dinero, para garantizar sus necesidades básicas y poder continuar rentando su fuerza de trabajo (2). Pero esa cifra, siempre, es inferior al valor que crean.

Un velo sutil

Al decir de Marx, la forma de salario en el modo de producción capitalista desvanece toda marca “de la división de la jornada de trabajo en trabajo necesario y trabajo excedente, en trabajo pagado y trabajo no retribuido”. Toda la reglamentación sobre la relación laboral se funda sobre esta engañosa apariencia: el intercambio entre capital y trabajo parece ser igual que la compra y la venta de cualquier otro producto. Y el capitalista, como en cualquier transacción anhela conseguir mucha fuerza de trabajo por la menor cantidad posible de dinero. El salario es así el precio de la fuerza de trabajo.

Ataques contra el salario

Los capitalistas tienen múltiples mecanismos para intentar reducir los salarios, entre ellas, la amenaza del desempleo y la reducción o eliminación de prestaciones. Pero los vaivenes de la economía capitalista global también golpean los salarios. Señalamos al inicio que el salario mínimo es de $1815. Sin embargo, esta cifra de por sí miserable, ha perdido valor. Tan sólo en mayo pasado, el peso mexicano acumuló una devaluación de 10.3% respecto al dólar (3), mientras que hasta abril la inflación fue de 3.4% (4). Los precios aumentan y los salarios no. La canasta básica se encareció.

Luchar por una vida digna

Es necesario enfrentar estos ataques. No alcanza con frenar la caída del salario, hay que luchar por su recomposición: ¡por aumento de salarios equivalente al aumento de los productos y servicios de la canasta básica! Frente a la precarización del empleo, el trabajo informal y el desempleo, la salida es la creación de un plan de obras públicas que atienda a las necesidades de la mayoría de la población, como obras de servicio de agua, de prevención de inundaciones, viviendas dignas. A partir de este plan se pueden crear numerosas fuentes de empleo. Deben dividirse las horas de trabajo entre trabajadores ocupados y desempleados, sin reducción de salario. Los trabajadores fabriles y los de servicios deben unirse a los trabajadores desocupados para salir a la lucha, y en primer lugar a los maestros, que ya vienen enfrentando la ofensiva gubernamental. La única forma de garantizar que las necesidades básicas de la clase obrera y los sectores populares sean satisfechas es organizarse en forma independiente de los partidos del Congreso y tomar las calles, como lo hacen los jóvenes del movimiento #Yo soy 132.

Notas

(1) Según James D. Cockroft, el salario mínimo en México es el más debilitado de toda América Latina. Ver “Ansias de liberación y la creación de una nueva sociedad”, Adazahira Chávez, www.rebelion.org, 31 de mayo de 2012.
(2) Si su jornada de trabajo se extendió sin que exista ninguna compensación, el salario bajó.
(3) “Se devalúa el peso 10.3% en el mes, el nivel más bajo desde 2009”, Roberto González Amador y Juan Antonio Zúñiga, La Jornada, 1° de junio de 2012.
(4) “Inflación en México supera promedio de la OCDE”, Notimex, El Economista, 29 de mayo de 2012.









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