MTS - Movimiento de los Trabajadores Socialistas

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El 21/2 se aprobó la segunda restructuración de la deuda griega que concede un préstamo de 130 000 millones de euros anunciando además la “quita” (descuento al capital) del 53.5% de lo que se les debe a los grandes bancos acreedores. El descontento de los trabajadores griegos protestando en las calles era justificado porque presentían que, tal negociación no serviría para mejorar la situación ni por unos meses pues el enorme préstamo no será aplicado a la reactivación de la economía, todo lo contrario: los recortes de empleos públicos, reducción y congelamiento de salarios y próximas privatizaciones, también fueron acordados.1

Más bien será un respiro para los grandes bancos acreedores que tendrán suficiente liquidez mientras la “troika”2 tendrá manos libres y algo de tiempo para encaminar a Grecia hacia una quiebra ordenada y a una salida discreta de la zona del euro.3 La urgencia por acordar con el gobierno griego para “liberar” el préstamo, refleja la presión de la crisis mundial sobre la zona del euro que, va disociando a sus países integrantes en la medida en que los países chicos no puedan alcanzar las metas económicas de la UE, ya que los grandes, con dificultades, apenas alcanzan. Mostrándoles su probable futuro con el “rescate” de Grecia, la UE intenta contener la extensión en los países débiles (Estado Español, Irlanda, Italia y Portugal, entre otros) del fantasma del default generalizado que desestabilizaría más la región, tanto por el ascenso del descontento social como por los grandes créditos impagos.

Al final, el crédito nuevo no ayudará a este país a levantarse; los analistas más serios calculan que para 2020 la deuda griega será el 120% de su PIB (como en 2009 e igual de inmanejable),4 y Grecia no es un caso aislado, otros países siguen endeudándose con miles de millones, lo que aumenta la inestabilidad de los mercados financieros, de ahí la urgencia de aislar el “virus griego” y reordenar la zona euro aún a costa de degradar su estructura económica y degradando también su estatus de nación “libre” a semi colonial por lo menos.

Como aseguran varios analistas, los acuerdos “implican una cesión de soberanía nunca antes vista entre países capitalistas avanzados en periodos de paz”5. Ya desde el año pasado, la asunción de Papademus como primer ministro griego, se veía como una imposición gestionada en Berlín. Para afianzar el control de la UE, las negociaciones establecieron que los fondos serán transferidos a una cuenta bloqueada que sólo podrá gestionar un equipo de supervisión permanente de la troika para regular los pagos de deuda estatal, impidiendo al gobierno griego tocar un solo euro, ni para pagar a sus funcionarios, mucho menos para las pensiones de los jubilados. Además exigen otro paquete con medidas más profundas.6
Hasta este momento, la casi veintena de huelgas del pueblo griego no han alcanzado para doblegar el ataque conjunto de la “troika” y la gran burguesía griega. Pero tampoco está decidido que las medidas adoptadas y las que tienen pendientes, se llevarán a cabo impunemente. Los trabajadores griegos, que se han ganado la simpatía del pueblo europeo, tienen la posibilidad de continuar a la vanguardia de la lucha contra los pulpos financieros, sus instituciones y la patronal, en tanto los pueblos que se ponen en movimiento como el español, etc., acuden en su ayuda. Sufriendo los mismos ataques que los pueblos latinoamericanos en los 90´s, el pueblo griego sabrá concluir que, la política de endeudamiento estatal no sirve para salir de la crisis, y, plantearse a sí mismo y a los pueblos del mundo pobre si, el no pago de la deuda a los pulpos financieros, es la primera medida para relanzar la economía nacional, bajo la divisa de hacer que las crisis las paguen los patrones.

NOTAS
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