Con la movilización retomemos la iniciativa
Impulsemos comites independientes por el paro nacional
29 Aug 2008
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Los últimos 6 meses, vimos grandes muestras del descontento con la ofensiva privatizadora, desde las masivas movilizaciones hasta la participación de cientos de miles en la consulta (ver recuadro). Y ahora, el PAN y el PRI buscan un acuerdo en el Congreso, en tanto que López Obrador impulsa una propuesta parlamentaria alterna.
Por la movilización independiente
Hoy la lucha contra la entrega del petróleo se encuentra en una verdadera disyuntiva. A pesar de los cientos de miles que se movilizaron, el gobierno y el PRI retomaron la ofensiva. Sabemos que millones de trabajadores y jóvenes depositan grandes expectativas en AMLO, quien aparece como la oposición a los lacayos del PRI y del PAN. Pero hay que decir que la política de López Obrador no ha logrado detener la reforma: lamentablemente durante varios meses no convocó a nuevas movilizaciones y se concentró primero en mecanismos como la consulta y, ahora, en la elaboración de un proyecto alterno de ley. La ofensiva en curso requiere de una respuesta de lucha contundente, que enfrente frontalmente al régimen garante de los intereses de los Zapatero y los Bush.
Eso exige que no haya ni la más mínima confianza en una eventual democratización de las instituciones cómplices del saqueo, como en determinados momentos han planteado sectores del PRD. Si lo que queremos es frenar la entrega, hay que impulsar una gran lucha nacional y apostar todo a la movilización en las calles, con plena independencia de las instituciones de esta «democracia para ricos» y enfrentándolas frontalmente.
Por comités independientes contra la entrega
Para impulsar ese plan de acción, hay que conformar comités independientes en defensa del petróleo. En las fábricas, centros de trabajo, en los colegios y escuelas, en las colonias, hay que impulsar la organización democrática de los trabajadores, jóvenes y el pueblo, donde comencemos a discutir con qué política y programa enfrentamos la entrega a las transnacionales. Estos comités serían una poderosa herramienta para impulsar todo tipo de actividades que permitan ampliar la lucha, incorporando a nuevos sectores. Esta tarea no es fácil, pero debe ser implementada activamente por los sindicatos que se reclaman democráticos y combativos (como la CNTE, el SME, la UNT), en primer lugar en sus centros de trabajo, así como también por las organizaciones políticas que nos reclamamos de izquierda y socialistas.
En esa perspectiva, y como parte de la tarea de coordinar la lucha, los sindicatos pueden convocar a un Encuentro de Organizaciones en lucha, que aglutine a los trabajadores junto a los sectores indígenas y campesinos que están luchando contra el TLC. Allí podrían participar las organizaciones obreras y populares que integran la CND y discutir un plan de acción unitario para enfrentar el saqueo.
Es necesario un paro nacional
En este camino de movilización, los trabajadores tenemos que ponernos al frente, ya que con nuestros métodos de lucha, como el paro y la huelga, podemos ponerle un hasta aquí a los planes del gobierno. En particular los trabajadores petroleros, que mueven los resortes de esa industria, pueden jugar un rol esencial en frenar la entrega. Sin embargo, aunque miles de trabajadores participaron a titulo individual en las movilizaciones convocadas por AMLO, la mayoría de sus direcciones sindicales no llamaron a una huelga nacional.
Lejos de esto, la dirección del sindicato petrolero sostiene una postura cómplice y pro-gubernamental, que le garantiza el control sobre los cuantiosos recursos que obtiene de la administración del sindicato y de sus acuerdos con la empresa. Los trabajadores petroleros tienen que recuperar su organización para la lucha, enfrentando a la dirección charra de Romero Deschamps y levantando un programa para que PEMEX esté bajo control de los trabajadores y al servicio de las mayorías populares. La democratización del sindicato no vendrá de la mano de Calderón (a quien la oposición del STPRM ha llamado a intervenir en la discusión interna), sino de una política independiente tanto de Romero Deschamps, como del gobierno y los partidos del congreso.
Los dirigentes opositores de la UNT y del SME tampoco fueron más allá de las declaraciones antigubernamentales. Pero no podemos limitarnos a discursos ni esperar impotentemente a que llegue el día de la votación en el Congreso de la Unión. Eso es darle tiempo y fuerza al gobierno para avanzar en sus objetivos. Impulsar la huelga nacional -como propuso el SME- sólo cuando se haya impuesto la reforma encabezada por el PRI y el PAN, lleva a no enfrentar consecuentemente la entrega de la soberanía petrolera. Esa política se adoptó ante las reformas a las leyes del IMSS y el ISSSTE, y después ya no se pudo cambiar la relación de fuerzas ante los privatizadores.
Es hora de que la lucha contra la privatización dé un salto: las movilizaciones en el Zócalo de la ciudad de México, aunque muy importantes, no son suficientes para torcerle el brazo al gobierno.
Centralicemos la resistencia obrera y popular tras una verdadera huelga nacional. El 1 de septiembre era una excelente oportunidad para ello, profundizando la convocatoria de varias organizaciones al paro cívico. Los trabajadores de los sindicatos de la UNT y del SME, deben ahora exigir a sus direcciones que organice un verdadero paro nacional, y al mismo tiempo impulsar asambleas desde las bases para garantizarlo.
Solo la alianza obrera y popular, tras un verdadero plan de lucha que vaya hasta la huelga nacional, puede poner a los trabajadores y al pueblo a la ofensiva contra el gobierno y sus reaccionarios planes de entrega al imperialismo y las transnacionales.
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