México ante la crisis:
Inestabilidad, despidos y resistencia obrera
12 Mar 2009
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Los trabajadores ya vivi mos los efectos de la crisis económica internacional: miles de despidos, paros técnicos, rebajas salariales y flexibilización laboral. Pero la crisis se vuelve el principal factor de inestabilidad para el gobierno, abonando el descontento en su contra, lo que puede abrir una situación convulsiva a nivel nacional.
Fricciones entre «los de arriba»
Las declaraciones que sobre la crisis hizo Carlos Slim, recibieron una virulenta respuesta del gobierno, empeñado en minimizar sus efectos en nuestro país.
Cientos de miles de trabajadores son despedidos o suspendidos con reducción de salario. Esta disputa expresa las fricciones que la crisis - recesión ya según el gobernador del Banco de México-, genera entre sectores de la clase dominante, a pesar del pacto reaccionario en las «alturas» entre todos los partidos patronales para garantizar la estabilidad del régimen político, antiobrero y proimperialista. En lo que todos coinciden es en descargar la crisis sobre los trabajadores.
La demagogia de Calderón no puede ocultar que la crisis es histórica, y todo parece indicar que superará con creces catástrofes anteriores como las del 82 y 95. La crisis es el principal factor de inestabilidad para el gobierno y el régimen, que abona a su descrédito y al descontento entre la población que ve afectadas drásticamente sus condiciones de vida.
La reforma esclavista del gobierno
El gobierno da subsidios a los patrones, legitima los paros técnicos y la reducción de los salarios obreros, mientras le permite a un selecto grupo de empresarios hacer jugosos negocios con los contratos y las obras de infraestructura. Estas medidas ya muestran su absoluta impotencia para «defender el empleo» y frenar los despidos, que se multiplican dramáticamente. La conclusión
a que debemos llegar los trabajadores es que, a las suspensiones y rebajas salariales siguen los despidos, si lo permitimos.
Con la iniciativa de reforma laboral presentada por el Secretario del Trabajo, fungiendo como portavoz de los empresarios, quieren convertir en ley la superexplotación y el recorte a los derechos y conquistas obreras, que es la forma como los patrones tratan de recomponer sus maltrechos negocios, descargando la crisis sobre los trabajadores. Buscan generar una mano de obra completamente esclavizada, de bajo costo, para atraer las tan ansiadas inversiones extranjeras que vienen en picada.
Por otro lado, la devaluación del peso (hasta llegar ari-balos 15 pesos por dólar), incrementa la inflación y rebaja el salario de los trabajadores, que padecen la carestía.
Rápido, se ha visto amenazada la supuesta «estabilidad macroeconómica» con el saqueo de las «reservas» nacionales del Banco de México, por la especulación de los bancos y los grandes grupos económicos, que están fugando divisas al extranjero. La economía decrece por la caída en los precios del petróleo y las exportaciones, como en la industria maquiladora, automotriz y siderúrgica.
Sin embargo, los precios de los combustibles se incrementaron brutalmente el año pasado, por lo que, el anuncio de Calderón de suspender los aumentos este año en los precios de las gasolinas-mientras sube el diesel-, es una medida demagógica e insuficiente, que provocó el descontento de sectores productores, campesinos, lecheros, pescadores y trasportistas.
Aumenta el descontento social
Es sintomático que, en un momento temprano de la crisis y ante la política antipopular del gobierno, sus impactos hayan generado movilizaciones impulsadas por un frente social pluriclasista que va desde empresarios, hasta pequeños propietarios y trabajadores, como los paros del transporte y pesquero por la rebaja al precio del diesel.
Por su parte, las organizaciones obreras y campesinas de oposición, como el SME que impulsa el Frente Sindical Mexicano, el STRM
(telefonistas) y el resto de los sindicatos de la UNT, el Sindicato Minero y otras, agrupadas en el «Movimiento Nacional por la Soberanía Alimentaria y Energética, los Derechos de los Trabajadores y las Libertades Democráticas», se movilizaron el 30 de enero en el DF y varios estados «por un cambio de rumbo económico y político», contra al saqueo de los fondos de retiro en las AFORES y el reclamo de las organizaciones campesinas de renegociar el capitulo agropecuario del TLC, entre otras demandas, denunciando el plan de Calderón para la crisis. Más allá de lo limitado de su programa, esta movilización es positiva pormovilizar a importantes contingentes de la clase obrera y sus aliados. Pero aún es insuficiente, contra la amenaza que significan los planes patronales y del gobierno para los trabajadores. Son éstos, junto a los campesinos, indígenas y el resto del pueblo, quienes tenemos la urgencia de enfrentarlos con la movilización en las calles y un programa propio para darle a la crisis una salida progresiva, en beneficio de la mayoría popular.
Una salida obrera independiente ante la crisis
No debemos esperar que, a través de los mecanismos propios de esta «democracia» para ricos ( como las próximas elecciones a legisladores y la elección presidencial), que sirven para encubrir bajo el manto «democrático» la desigualdad social, la miseria y la superexplotación de millones, los trabajadores podremos defender y mejorar nuestras condiciones de vida. Todos los partidos del régimen están por garantizar la «paz social» y repartirse los cuoptos de poder, mientras los capitalistas a los que representan, libran una guerra de clase contra los trabajadores.
Por eso, los trabajadores debemos movilizarnos en una perspectiva independiente, de clase; delimitándonos claramente de los partidos patronales y las instituciones. Necesitamos construir nuestra propia herramienta política, un partido de los trabajadores, que con un programa revolucionario encabece la lucha en todos los terrenos por una salida obrera ante la crisis, para que ésta la paguen los patrones.
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