La Segunda Convención Nacional Popular y las elecciones

26 Apr 2015   |   comentários

La Segunda Convención Nacional Popular y las elecciones

Aldo Santos, estudiante de la Escuela Normal Superior de México

Los pasados 10, 11 y 12 de abril se realizó en la Normal Rural de Ayotzinapa, Gro., la Segunda Convención Nacional Popular, convocada por los familiares y los compañeros de los 43 normalistas desaparecidos desde hace más de 6 meses. A esta reunión asistieron más de 200 representantes de organizaciones de distintas partes del país, para dar continuidad a lo que se resolvió en la Primera Convención, realizada a principios de febrero.

En aquella ocasión se acordó impulsar un referente unitario de organización nacional, con un programa y un plan de acción común por la presentación con vida de los 43; por la libertad de los presos políticos; por la caída de Peña Nieto y contra las reformas estructurales. Además, la Primera Convención se pronunció por impulsar la huelga nacional y el “boicot total” al proceso electoral del 2015.

Un balance necesario

La Segunda Convención logró agrupar a un importante número de organizaciones, pero no integrar a más sectores -en particular de los trabajadores- que le permitan imponer sus demandas, como se lo propuso la Primera Convención.

Por el contrario, el retroceso en la masividad del movimiento posibilitó la reacción del gobierno federal y sus agentes, que reprimieron brutalmente el 24 de febrero en Acapulco a los maestros de la CETEG y han seguido hostigando a los normalistas de Ayotzinapa, mientras los partidos del régimen cierran filas para desviar el descontento popular hacia las elecciones.

Esto exigía una política consecuente para reorganizar y reimpulsar el movimiento en las escuelas, comunidades y centros de trabajo, promoviendo asambleas o reuniones lo más amplias posibles, que discutieran democráticamente las propuestas de la Primera Convención y eligieran a sus representantes para participar en la Segunda.

Al mismo tiempo, había que exigir a los sindicatos “opositores”, como el de Telefonistas, STUNAM y otros, que le den continuidad a las medidas de lucha y preparen la huelga nacional; e impulsar la unidad con los trabajadores precarios no sindicalizados y los de los sindicatos oficialistas, sin los cuales una verdadera huelga es irrealizable.

Es muy progresivo que los padres de los 43 y los normalistas de Ayotzinapa hayan manifestado su solidaridad con la lucha de los jornaleros de San Quintín y que éstos les hayan correspondido. La unidad y organización independiente de los estudiantes, obreros, campesinos, indígenas y demás sectores populares contra el Estado y sus fuerzas represivas, tiene que profundizarse.

Ni un paso atrás

Apenas terminada la Segunda Convención, algunos de sus dirigentes explicaron ante los medios de comunicación que el boicot a las próximas elecciones se limitará a Guerrero, para “no dividir” al movimiento de quienes proponen o quieren participar en las mismas.

Desde el MTS venimos planteando la necesidad de que la vanguardia estudiantil, obrera y popular, enfrente con una política independiente, clara y consecuente, la trampa electoral.

Por eso, al mismo tiempo que apoyamos los llamados a repudiar la trampa electoral del gobierno y los partidos del Congreso, desde el MTS hemos planteado, como una propuesta para unificar el descontento hacia el 7 de junio, en función de la relación de fuerzas actual, llamar a anular el voto con consignas como ¡Nos faltan 43!, ¡Fue el Estado! u otras que permitan expresar activamente las demandas del movimiento y dialogar, desde una postura independiente, con quienes opinan que hay que acudir a las urnas.

El proceso electoral no sólo busca desviar el descontento hacia la impotente y reaccionaria salida parlamentaria, sino que representa el principal mecanismo del régimen para legitimarse y enterrar el caso de Ayotzinapa. Por eso, consideramos un error y un retroceso que algunos compañeros propongan repudiar las elecciones sólo en Guerrero.

Dejar “abierta la puerta” para votar por el MORENA u otros partidos en otras entidades, lejos de favorecer la unidad de los que luchan permite que dirigentes o activistas sean cooptados por el régimen con la promesa de cargos y prebendas, fomentando la división y desmoralización del movimiento. Además, proponerse el boicot sólo en Guerrero dejaría aislados a los padres y las madres de los 43, a los maestros de la CETEG, a los compañeros de Ayotzinapa y al resto de las organizaciones en esa entidad, en lugar de darles cobertura con una política unificada frente a las elecciones.

Las organizaciones que se reivindican democráticas y combativas del país, hayan participado o no en la Segunda Convención, debemos impulsar a nivel nacional una gran campaña militante por el repudio activo a la trampa electoral.









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