La democracia del IFE, una farsa
16 Jul 2012
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Las reglas del juego electoral, que en su momento aprobaron sin reservas todos los partidos, lejos de garantizar una contienda “equitativa” fueron hechas a medida de mantener el carácter antidemocrático del modelo de sucesión mexicano, pues aunque consigna la “posibilidad” de impugnar un resultado, el procedimiento es virtualmente imposible de llevar hasta el final.
* En primer lugar, la inconformidad con el resultado de la elección sólo puede ser promovida por los partidos, por los candidatos, no por la población.
* Anular la elección presidencial sólo se considera cuando se invalida 25% de todas las casillas. Esto equivaldría a la anulación de más de 35 mil casillas, de las 143 mil 132 que se colocaron en todo el país, según el IFE.
* El rebase de tope de campaña no es causal para anular elección. Auque se compruebe que un partido gastó cantidades exorbitantes de dinero durante la campaña, se tendría que acreditar que con ese dinero se influyó específicamente en un número determinado de votos en una casilla.
* Comprobar que por ejemplo en una casilla se “compraron” votos tampoco es suficiente para anularla, pues sólo aplicaría si la diferencia entre el primer y segundo lugar fuese menor a los votos ’comprados’.
* Se anularía el resultado si no se hubiesen instalado 25% de las casillas en todo el país. Esto evidentemente quedó rebasado, pues sólo en dos no se realizó la elección.
* Si el candidato que arrojara como ganador no fuese elegible: que fuera extranjero, muriera o se encontrara en imposibilidad de asumir el mando.
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