Editorial Las elecciones de julio
La democracia fraudulenta contra los trabajadores y la juventud
16 Aug 2013
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Las elecciones pasadas, lejos de una “democracia electoral” como afirmó recientemente el Secretario de Gobernación, Osorio Chong, demostraron el carácter fraudulento de esta “democracia para ricos”. Una campaña electoral que expresó la similitud política y programática entre los principales partidos del Congreso y que éstos no representan las demandas de los trabajadores.
Para el PRI, el PAN y el PRD la prioridad es mantener un acuerdo de gobernabilidad, como expresan en el Pacto por México, una alianza que acorrala a la clase trabajadora ante los intereses patronales, mientras busca reforzar el régimen de partidos para aplicar duros planes antipopulares.
Las alianzas electorales claramente oportunistas (mezcla de banderas y programas), al servicio de la patronal y el capital transnacional, evidenciaron que todos pretendían recomponerse mediante alianzas “antinaturales” (el PRD con el PAN, el maoísta PT con el PRI y el PAN, etc.).
Por los resultados electorales, se fortaleció el PRI en la mayoría de los estados y hoy, sumando los votos de cualquier aliado, podrá aprobar reformas como la energética. El PAN, a pesar del resultado en Baja California, sigue cayendo electoralmente. En tanto el PRD, desdibujado su rol “opositor” por sus alianzas, mostró un retroceso importante y la crisis interna que Jesús Zambrano quiere soslayar. De los 144 municipios que gobernaba, se quedó con 127, perdiendo muchos que eran bastiones electorales. Y en Zacatecas, donde gobernó durante dos sexenios continuos, cayó al cuarto lugar.
Qué democráticas puede ser unas elecciones teñidas de secuestros y asesinatos de candidatos, de renuncias masivas de funcionarios de casillas, de robo y quema de urnas, de intimidación militar y paramilitar, de un IFE parcializado que actuó abiertamente a favor del PRI, o de la negociación entre el PAN y el PRI en Baja California que mantiene para el panismo ese estado, a cambio de mantenerse en el Pacto por México. Y donde, pese a las violaciones electorales ejercidas por todos los partidos patronales, éstos avalaron las elecciones con declaraciones “críticas”.
Una democracia para ricos y contra los trabajadores
Lejos de un avance de la democracia, la alternancia significó un retroceso para las condiciones de las masas trabajadoras, que ven cómo los partidos patronales (que reciben millonarias sumas de dinero del presupuesto), se corrompen cada vez más y hacen acuerdos contra la población.
Es la fraudulenta democracia de la alternancia que empobrece a los trabajadores con salarios miserables y trabajo precarizado, con 60 millones de pobres y un desempleo que aumenta la emigración a los EE.UU. Que criminaliza la protesta y reprime a la juventud. Donde la subordinación de la SCJN a los planes del ejecutivo y de un IFE que exime sancionar al PRI por sus excesivos gastos de campaña, muestran su carácter reaccionario.
Es un régimen de partidos antidemocrático y autoritario que niega el registro legal a las organizaciones obreras y populares para que no confronten sus programas con las trampas de los partidos patronales.
En los años ‘90, PRI, PAN y PRD pactaron la transición que llevó a la “alternancia” con los gobiernos panistas, la cual necesitaba la clase dominante para superar el desprestigio que existía con las instituciones políticas. El régimen político surgido de este acuerdo, mantuvo muchos de los rasgos autoritarios del viejo priato, incluyendo el aparato charro para someter a los trabajadores. Hoy vemos el resultado de esa fiesta democrática que la burguesía y EE.UU. quisieron vender como “transición a la democracia”, y que algunos desde la izquierda proclamaron como una “revolución democrática”.
El avance del PRI envalentonará a Peña Nieto para imponer la reforma en Pemex y entregar más la soberanía nacional a EE.UU. Buscará imponer la Gendarmería Nacional militarizada como medida preventiva ante el creciente descontento nacional, aumentando la militarización en todo el país. Sin embargo, estas intenciones pueden chocar con la resistencia obrera, popular y juvenil.
Impulsar una salida independiente, obrera y popular
El gobierno priista sigue sufriendo las contradicciones de la “guerra contra el narco” en estados como Chihuahua, Guerrero, Michoacán y otros donde se impone el poder de los cárteles de la droga. Profundizar la militarización propiciará mayor inestabilidad, al tiempo que recortará más las libertades democráticas y los derechos de los trabajadores y empujará el descontento.
Los resultados electorales no significan legitimidad para Peña Nieto, ni que los movimientos obreros y populares se diluyan ante los acuerdos de los de arriba, como el Pacto por México. La intención del PAN y de PRI de permitir el capital privado en Pemex, puede catapultar el descontento y la movilización contra el Pacto y sus integrantes. Previendo esto, la cuestionada dirección perredista (“los chuchos”), aparentan oponerse a estos planes.
Hay trabajadores y jóvenes que confían en AMLO; los socialistas de la LTS consideramos que no es posible depositar ninguna ilusión en éste ni en el MORENA. López Obrador, quien ahora está dedicado a crear un partido que ocupe en el Congreso el rol del PRD de los primeros años, no puede ni quiere oponerse -pese a sus declaraciones “nacionalistas”- a la burguesía nativa y al capital extranjero.
Para enfrentar la antidemocracia y la represión, impulsemos un movimiento encabezado por las organizaciones sindicales, de derechos humanos y juveniles, contra la militarización, el feminicidio y el defensa de las libertades democráticas. En el DF, en particular, impulsemos la lucha contra el artículo 362 (que sanciona como delito “atentar contra la paz social”) y la criminalización de la protesta social. Este movimiento nos pondrá en mejores condiciones para derrotar la ofensiva reaccionaria del PRI y cubrir de solidaridad a quienes luchan -por ejemplo, en Cd Juárez- por el respeto a los derechos humanos.
Para luchar contra los planes imperialistas, que parten del TLC y la Deuda Externa, y tienen en la reforma anti-inmigrante y la militarización de la frontera norte sus medidas más reaccionarias, hay que impulsar una gran lucha, a ambos lados de la frontera, encabezada por las organizaciones obreras y juveniles.
Además, los trabajadores debemos impulsar una política alternativa a la de los partidos patronales, que se base en un plan de acción para enfrentar las contrarreformas. Las bases obreras de los sindicatos que confiaron en la alternancia, deben imponerle a sus direcciones la ruptura con las direcciones ajenas a los trabajadores (como el PRD y AMLO). Hay que movilizarse de manera independiente contra el ataque a la clase trabajadora y la entrega al imperialismo, luchando contra la ofensiva reaccionaria sobre los derechos democráticos de las grandes mayorías populares. Para todo esto, es fundamental construir una herramienta política de los trabajadores y la juventud combativa, que luche contra la patronal, su régimen y sus partidos, por una perspectiva socialista y revolucionaria.
Desde la LTS llamamos a realizar una gran campaña por el pleno derecho a participar en política nacional para las organizaciones obreras, populares y de izquierda, incluyendo el derecho a registrar sus candidatos y propagandizar su programa frente al programa antiobrero de los partidos capitalistas.
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