La estafa de la deuda externa
26 Apr 2015
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La estafa de la deuda externa
Diana Valdez
La deuda externa es la deuda que un país tiene con otro o con alguna institución internacional. En América Latina, esto significa el endeudamiento con países imperialistas como Estados Unidos y organismos financieros como el Fondo Monetario Internacional. Peña Nieto ha acelerado el crecimiento desmedido de la deuda externa mexicana; en poco más de dos años, según la Secretaría de Hacienda, la deuda externa se incrementó en 39%. Los mexicanos debemos más de 7 billones de pesos.
¿De dónde salió la deuda?
A fines de los 70’, durante el gobierno de López Portillo, se impuso a los mexicanos una deuda basada en promover la industria petrolera, supuestamente con el fin de llevar a México al primer mundo. Eso no pasó, al contrario, se desplomó la economía y desde entonces el gobierno ha puesto al petróleo como garantía para la adquisición de créditos.
Por ser PEMEX la mejor carta de la economía nacional, se han utilizado los dividendos de la producción petrolera para garantizar el pago de los créditos. Sin embargo, la deuda es tan grande que con esto no alcanza; son necesarios más impuestos para que puedan pagarse por lo menos los intereses. Es el trabajo de las mexicanas y los mexicanos el que garantiza la obtención de créditos por cientos de miles de millones de pesos, que la clase política no pone al servicio de las necesidades populares.
La política económica es otra garantía que el Estado da a las organizaciones internacionales que otorgan los créditos. Con promesas sobre reformas que permitan a los grandes empresarios ganar más a costa de la calidad de vida y la precarización del trabajo de las mayorías, instituciones como el Banco Mundial y el FMI establecen las reglas en favor de los grandes imperios empresariales estadunidenses y europeos Gobiernos como el de México garantizan dichas condiciones para ellos.
La clase política justifica los créditos que pide y el aumento de impuestos, diciendo que son para el “bienestar” del país. Con promesas sobre mejoras en educación, salud y seguridad, se aumenta la deuda pública y se toma dinero de nuestros impuestos para pagar los créditos. Lo cierto es que nunca hemos visto esas mejoras. La calidad de vida es notablemente peor que hace 30 años y los derechos universales a la educación y a la salud poco a poco han sido disminuidos.
Las nuevas generaciones, en lugar de traer la tradicional torta bajo el brazo, traen una gran deuda y poca esperanza de tener un trabajo digno. El gasto público jerarquiza el pago de la deuda externa, beneficiando a los más ricos del mundo y despojando a los trabajadores de sus derechos más elementales.
¿Y si no pagamos?
El gobierno anunció una nueva emisión de bonos de deuda por mil 500 millones de euros, que planea pagar en un plazo de 100 años. ¡¿Tres generaciones más seguirán pagando una deuda que lo único que hace es garantizar las “buenas relaciones” con el vecino del norte, mientras que la población mexicana trabaja mucho a bajos salarios y vive en la pobreza!?
Durante décadas los distintos gobiernos han pagado esta deuda con los impuestos de los mexicanos, sin que nosotros nos veamos beneficiados de ninguna manera mientras los políticos se enriquecen con negocios millonarios.
Por eso, desde el Movimiento de los Trabajadores Socialistas proponemos el no pago de la deuda externa. Para que, imponiendo impuestos progresivos a las grandes fortunas, podamos contar con los recursos necesarios para educación, salud, vivienda y mejores salarios. Sabemos que no es fácil y creemos que para lograr el no pago de la deuda es fundamental la movilización y la lucha en las calles de los trabajadores junto con el pueblo pobre.
Lo cual debe estar acompañado de medidas como la nacionalización de la banca, para evitar las maniobras de las grandes empresas extranjeras y los bancos, como parte de un programa para satisfacer las necesidades sociales y que el crédito vaya para los trabajadores y sus familias.
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