Por Sandra Romero, hija de preso político del 68

La historia pendiente… 42 años después, ni un solo culpable, mientras los mismos métodos de la guerra sucia se llevan adelante

03 Oct 2010   |   comentários

Las heridas abiertas por la masacre estudiantil del 2 de octubre de 1968, han puesto de pie a distintas generaciones de jóvenes, que apenas toman conciencia del pasado, se hacen parte de esta lucha junto con la generación del 68, que sigue de pie, por el juicio y castigo a los culpables.
El peso de la censura oficial, hizo que la historia se fuera hilando poco a poco, para encontrar a los culpables, los principales, son por todos conocidos, pero faltan cientos de nombres y apellidos, entre funcionarios, militares y policías que ejecutaron sus órdenes.

En 10 años, desde la caída del PRI, dos administraciones panistas, han garantizado una escandalosa continuidad de la impunidad, sobre la masacre estudiantil más grande en la historia de México, en 1968 y las posteriores ejecuciones en 1971, así como la guerra sucia, extendida más de una década en todo el país. Cientos de crímenes ordenados y llevados adelante por gobiernos, funcionarios y militares, durante décadas, secuestros, ejecuciones y desapariciones forzadas, que hasta la fecha cuentan con el cobijo estatal.

Durante años, ha surgido información a cuentagotas, datos parciales, imágenes, archivos ocultos, por los gobiernos de México y Estados Unidos. Este 2 de octubre, aparece en la prensa que la Universidad Autónoma de Guerrero, recibió 28 documentos desclasificados de dependencias de inteligencia estadounidenses, sobre Lucio Cabañas y la guerra sucia en Guerrero, que evidencia la participación del gobierno en la contrainsurgencia paramilitar dirigida por el ejército mexicano. La presentación de estos expedientes dicen los medios, “podrían servir de evidencia para juzgar a actores políticos y militares involucrados en esa época”.

Al cumplirse los 30 años del 2 de octubre, se anunció con bombo y platillo la apertura de los archivos, ya antes vaciados por gobiernos priístas, se formó una fiscalía especial, que hizo esperar años para dar acceso oficial a algún documento y que finalmente abrió un proceso penal contra Luis Echeverría y 52 averiguaciones previas, concluidas en 2005, sin consignar a nadie por éstos crímenes del pasado.

A 42 años de la masacre, sin un solo culpable enjuiciado, el reaccionario gobierno de Calderón, es perfecto continuador de ésta línea de impunidad, no sólo por los asesinatos de los gobiernos Priístas, también acumula los propios crímenes. Inaugurando el sexenio más violento en la historia de México, con 40 mil ejecuciones, donde la impunidad es el común denominador en todo el país.

Los mineros asesinados por negligencia laboral en la Pasta de Conchos, los niños muertos en la guardería ABC, familias asesinadas y mujeres violentadas por la militarización del país, mujeres violadas por policías en Atenco, un muerto y decenas de detenidos y condenados a 100 años de prisión (hoy liberados por la movilización), feminicidios en todo el país, asesinatos paramilitares en Chiapas, Guerrero y Oaxaca. Intromisiones militares en las luchas obreras, como la toma de Luz y Fuerza por la PFP, la toma de la huelga de Cananea, que son parte de las embestidas patronales, privatizadoras contra la educación, salud, electricidad y recursos naturales.

Los ataques paramilitares contra el municipio autónomo de San Juan Copala, exhiben una década de complicidad, entre el gobierno federal y estatal, que defienden a los caciques de la zona, a cosa de ejecuciones, violaciones a mujeres y niñas.

Este 2 de Octubre, como hicieron los compañeros del 68, estamos de pie, por el juicio y castigo a los culpables, conmemoramos a los jóvenes caídos en la matanza estudiantil. Basta de represión a la juventud. Alto a la militarización del país. Juicio y castigo a los culpables del 68, 71, la guerra sucia, Atenco, Acteal y Aguas Blancas

A tomar lección de la lucha del 68

Rescatemos la tradición clasista e internacionalista del movimiento estudiantil del 68, hoy que vivimos una de las peores crisis capitalistas de la historia, que el único camino que ofrecen a la juventud, es mayor explotación y crisis. Los jóvenes mexicanos, son testigos, de las nuevas luchas estudiantiles, obreras y populares, como en Puerto Rico, con el movimiento estudiantil contra la privatización de la universidad y en Argentina, contra los planes educativos. Las nuevas generaciones deben tomar este ejemplo, forjando el resurgir del movimiento estudiantil unitario y organizado por el acceso a la educación, contra los planes privatizadores, contra la reducción de la matrícula y contra la represión.

Retomemos el camino de las jóvenes del 68, que abrieron un nuevo destino para la mujer, imponiendo su libertad en las calles y en las protestas, contra la opresión de la época. Salgamos contra este gobierno clerical, a liberar a las mujeres presas por aborto clandestino y luchemos contra los feminicidios en todo el país.

El movimiento estudiantil del 68, dejó lecciones de unidad y organización, que nuevas olas de movilizaciones estudiantiles, seguimos los años posteriores, los principios de democracia del CNH del 68, se han vuelto a vivir a cada lucha estudiantil en la UNAM, cuyo gran aliento se dio en la Huelga de la UNAM del 99-00 y la formación del Consejo General de Huelga, con delegados votados por salón, semestre y escuela.

Pero las nuevas generaciones que salen a luchar, deben heredar esa sensibilidad que irradiaron nuestros compañeros del 68, mostrando en las calles, la solidaridad frente a los ataques del gobierno contra los trabajadores. Deben luchar por el triunfo de las demandas de las luchas del SME, Mexicana, Cananea y salir en defensa de la autonomía de Copala, además de la defensa a la educación pública y contra la represión porril en las escuelas.

El legado del 68, debe ser recordado por las nuevas generaciones

La lucha del movimiento estudiantil mexicano, fue parte del resonar de la juventud en otros países del mundo, que generaron grandes luchas en los años 60s y fueron parte de un despertar revolucionario contra el sistema capitalista. Jóvenes que cuestionaban la intervención militar imperialista contra el pueblo de Vietnam y enormes luchas estudiantiles y obreras en Paris, Checoslovaquia, Argentina, Italia.

Los jóvenes de la época fueron protagonistas de una de las luchas estudiantiles más importantes a nivel internacional, miles de estudiantes mexicanos se levantaron, cuestionando la esencia del Priato, el autoritarismo, que anteponía a la policía, el ejército y la represión para todo.

Por eso, sus demandas lograron una gran simpatía entre los trabajadores y parte de la población. La defensa de la autonomía, el cese de mandos policíacos, contra la criminalización de la protesta, por la disolución de los cuerpos represivos y la liberación de los presos políticos, entre los cuales se encontraban los principales luchadores obreros y sociales de la época.
Con estos puntos y la huelga en pie, se instauró el Consejo Nacional de Huelga, cuyo eco se extendió rápidamente en todo el país, cambiando a su paso muchas de las costumbres de la época, cuestionando la enorme opresión a la juventud y ejerciendo una nueva igualdad entre hombres y mujeres.

Ante esta lucha extendida, ante la cual el gobierno no pensaba resolver una sola demanda, Díaz Ordaz y Luis Echeverría definieron el camino de la masacre para dar fin al conflicto. Concretado en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, durante un mitin informativo del CNH, que concluyó con las vidas de una vanguardia estudiantil que abrió un hito en la historia de nuestro país, que no se olvidará jamás.

El 68 es un punto de partida, en muchos análisis de la época actual y de entonces, pero la historia esta inconclusa, Las nuevas generaciones, deben tomarla en sus manos llevando a juicio, en vida o no, a los responsables: Díaz Ordaz, Luis Echeverría, Corona del Rosal, Fernando Gutiérrez Barrios y Miguel Nazar Haro, Marcelino García Barragán, Luis Gutiérrez Oropeza y Mario Ballesteros Prieto, al Batallón Olimpia, a los jueces y magistrados que condenaron estudiantes y a los medios de comunicación cómplices.









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