La reaccionaria ley antiinmigrante

10 Nov 2006   |   comentários

Después de las innumerables protestas y manifestaciones encabezadas por los trabajadores migrantes, que sacudieron a EE .UU. en rechazo a la propuesta de ley antimigrante Sensenbrenner (1), el repudio y condena a la política migratoria recobró vigencia al celebrarse la firma de una ley que autoriza la construcción de 1100 vallas adicionales en la frontera con México. El largo periodo en que los trabajadores migrantes abandonaron las calles, fue posible por la confianza que ciertos sectores mantenían con el partido demócrata que oriento la protesta a la confianza en las instituciones burguesas a las que ellos mismos pertenecen y»obtener solución» a sus demandas a través de leyes votadas en las mismas. Ejemplo de ello es la propuesta de ley impulsada por el demócrata Kennedy y el republicano «moderado» Mc Cain, en el sentido de «legalizar» a los trabajadores indocumentados, pero que establece niveles y deja marginados a los sectores de trabajadores mas jóvenes, presionándolos y obligándolos a regresar a su país de origen para posteriormente reingresar de forma legalizada, y que además se combina con el apoyo a la militarización en la frontera.

Las organizaciones que participan en las protestas y movilizaciones de apoyo a los migrantes en Estados Unidos, deben luchar por conquistar su independencia tanto política como organizativa del régimen imperialista y sus partidos, los que llevaran a la clase trabajadora, hoy como siempre, a la confianza en sus instituciones al servicio de los explotadores capitalistas.

La reaccionaria iniciativa que Bush convirtió en ley contempla construir carreteras, obstáculos viales, luces y equipos de alta tecnología para cazar y perseguir a los trabajadores migrantes en su intento por cruzar a territorio norteamericano. La ley no fue una iniciativa impulsada directamente por el presidente Bush, ya que su propuesta es la de crear un plan de trabajadores huéspedes. Sin embargo, la ley fue aprobada y aceptada como un acuerdo ante las elecciones próximas. Diversos mandatarios se pronunciaron en contra del reforzamiento del muro fronterizo, al ver amenazados con la iniciativa sus propios intereses económicos nacionales, pero se aprestan a colaborar con el gobierno norteamericano. De hacerse efectiva la implementación de la ley mediante acciones coordinadas tanto por el gobierno federal como local en el control fronterizo, representaría un recrudecimiento de la represión y ataque a los derechos, así como la persecución, por todo el territorio norteamericano, de los trabajadores migrantes.

FUERTES CONTRADICCIONES EN EL SENO DEL GOBIERNO DE ESTADOS UNIDOS

La aprobación de la ley polariza aun más la discusión sobre el tema migratorio, que el año anterior había desatado múltiples manifestaciones de trabajadores latinos y fuertes contradicciones en el seno del partido Republicano: 1) los que apoyan una reforma migratoria que contemple un programa de trabajadores huéspedes, entre ellos el propio Bush: esta propuesta está basada en una amplia necesidad, de algunos sectores de la burguesía de servicios, agrícolas, alimentos y una parte significativa de la industria manufacturera, de mano de obra barata y flexible, es decir, está basada en la explotación y superexplotación de extensos márgenes de trabajadores migrantes; 2) los que consideran lo anterior como una amnistía y pretenden más por una línea de reforzamiento de la seguridad fronteriza mediante la ampliación de los cuerpos policíacos fronterizos; es una medida que busca tender la mano a los sectores más conservadores del partido republicano para que apoyen la primer opción que el mismo Bush defiende. Estos sectores aunque ven esta política con agrado, se oponen a cualquier intento de legalizar a los inmigrantes, planteando el respeto a las leyes norteamericanas como condición previa para acceder a territorio norteamericano, y otros ven que el endurecimiento de la política migratoria acrecentaría el descontento nacional por la política imperialista en Irak y Afganistán. El «acuerdo» en el Senado, de «legalizar» a los trabajadores migrantes, está basado fundamentalmente en una legalización de la mano de obra barata, sin derecho a sindicalización ni derechos civiles, otorgándole al patrón la facultad de darle o no la ciudadanía, sometiendo con ello aun más al trabajador migrante. Sin embargo, un amplio sector de legisladores en ambas cámaras realiza un intenso cabildeo para que la votación sea llevada a cabo después de las elecciones, para evitar los altos costos electorales que podría traerle al partido republicano, el aprobar una reforma migratoria que «consense» a todos los sectores, «tanto opositores como simpatizantes». A tres días de efectuarse las elecciones legislativas que determinarán el contenido de la Cámara de Representantes y de Senadores, tanto para republicanos como para demócratas, la aprobación de la iniciativa que permite hablar al gobierno de EE.UU. encabezado por George W. Bush bajo «la defensa de las fronteras y el cumplimiento de la ley», busca ganar las simpatías de un amplio margen del electorado mas conservador, así como dialogar con los sectores de mano dura dentro de ambas cámaras y ambos partidos. Entretanto, continúan las redadas en gran parte del territorio norteamericano con deportaciones a aquellos trabajadores que no acrediten su «estadía legal» en el país.

PARO NACIONAL CONTRA EL MURO Y LA REACCIONARIA Y ANTIMIGRANTE LEY QUE LO AUTORIZA

Las contradicciones entre el gobierno se han acentuado ya que algunos, ya sea demócratas o republicanos, están por darle una salida de corte represivo al problema y otros más se definen «en contra» de un incremento de la militarización del país, evidenciando su miedo a que desate mayores movilizaciones o despierte a sectores descontentos con un posible agravamiento de la represión en la frontera o aquellos que ven como única vía para pasar la aguja sobre el problema plantear una «reforma integral» que pare las movilizaciones en las calles que puedan asestar un duro golpe al gobierno norteamericano.
Este anuncio puede despertar mayor descontento y reactivar las movilizaciones promigrantes, combinándolas con demandas en contra de la ocupación imperialista en Irak y Afganistán. El ambiente es ahora mucho más reaccionario y busca mediante métodos represivos aplacar el descontento de la población migrante, que ha salido a las calles en unidad con otros sectores de trabajadores y simpatizantes de sus luchas. Lo importante es lograr la más amplia unidad con la movilización en las calles repudiando la utilización de estos mecanismos reaccionarios utilizados para impedir el cruce a territorio norteamericano por parte de los trabajadores migrantes. Las organizaciones sociales, democráticas, así como aquellas que se reivindican de izquierda deben solidarizarse (en EEUU y en México) con los trabajadores migrantes repudiando la reaccionaria ley antimigrante y la ocupación imperialista de nuestros hermanos pueblos de Irak y Afganistán. Los grandes sindicatos, como SEIU y HERE, así como la AFL-CIO, que se ha negado, deben convocar a un gran paro nacional en coordinación con los sindicatos mexicanos como el SME, FSM, la UNT, hasta que caiga el muro y la reaccionaria y antimigrante ley que garantiza la represión y matanza en la frontera de la clase trabajadora.

1) Dicha ley cual proponía acciones reaccionarias contra los migrantes sin papeles, como considerar delito federal la residencia indocumentada de los extranjeros, encarcelar a empleadores, grupos humanitarios, religiosos y ONG’S que directa o indirectamente ayuden a los indocumentados y propone la construcción de un cerco doble en un tercio del límite entre Estados Unidos y México, así como el fortalecimiento de los cuerpos policíacos en la frontera como la Border Patrol









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