La reforma política del D.F./ Una nueva reforma laboral

30 Mar 2015   |   comentários

La reforma política del D.F.
Una nueva reforma laboral
Óscar Castillo

Con la iniciativa de reforma política del Distrito Federal discutida en el Senado, que tiene el supuesto fin de dotar a la capital de soberanía como un estado más de la República, los partidos patronales pretenden una nueva reforma laboral, que afecta la estabilidad de los trabajadores de instituciones públicas de todo el país con la modificación al apartado B fracción XIV del artículo 123 constitucional.
Una de sus intenciones es liquidar los contratos colectivos de trabajo en los organismos públicos autónomos y descentralizados, impidiendo de esta forma la organización sindical o el derecho a huelga de sus trabajadores, cancelando conquistas logradas a través de los años.
Esta reforma se propone desaparecer a más de 100 sindicatos y que los conflictos laborales sean desahogados únicamente en el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje, lo que incrementará la intervención del gobierno federal a favor de los patrones. Los afectados a nivel nacional son los miles de trabajadores de la salud pública, de universidades públicas, bomberos, tranviarios, trabajadores del transporte público, burócratas de las oficinas gubernamentales, los departamentos de mantenimiento y de servicios del Estado: en conjunto, todos los trabajadores afiliados al ISSSTE serán afectados.
Muchos trabajadores de distintas áreas se han manifestado por todo el país contra la aprobación de esta iniciativa, pero lo único que han obtenido como respuesta en los congresos estatales son oídos sordos a sus demandas.

Ellos no nos representan: por una salida independiente

Al pretender aprobar esta reforma, los senadores están votando en contra de los trabajadores, condenando a los sindicatos a su desaparición, para quitarse de este modo a sindicatos “incómodos” como el STUNAM o el SITUAM y aquellos que recientemente han logrado arrebatar conquistas al gobierno, como el SUTIEMS.
Los partidos patronales muestran su verdadera cara al votar el saqueo y el despojo del país a manos de las empresas imperialistas, al mismo tiempo que hacen costosísimas campañas electorales para legitimar su democracia degradada mientras el descontento social se extiende.
Los trabajadores tenemos que organizarnos de manera independiente y sin ninguna confianza en los partidos de la burguesía. La base trabajadora debe exigirle a sus direcciones sindicales que llamen a la movilización en las calles en contra de esta reforma.
Ni de la negociación en el Congreso ni de los amparos han obtenido nada los trabajadores. Hay que recurrir a los métodos clásicos de nuestra clase usando el paro y la huelga para imponer nuestros derechos. Luchemos por la defensa de los sindicatos, por su democratización y por que el Estado mantenga sus manos fuera de la vida sindical.
Es necesaria la unidad de todos los trabajadores para echar atrás las reformas estructurales. En el último periodo, la juventud ha puesto el ejemplo saliendo a las calles a manifestarse contra el gobierno; es momento de que los trabajadores se pongan al frente de estas luchas para arrebatar a los capitalistas lo que le han robado al pueblo pobre y trabajador.









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