Las elecciones primarias en EE.UU.
04 Apr 2008 | (Extractos del artículo de Celeste Murillo, publicado el 5/3/08 en el sitio de la Fracción Trotskista. Para consultar el artículo completo: http://www.ft-ci.org/article.php3?id_article=1171)
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Conforme avanzan los resultados de la elección preliminar del Partido Demócrata en EE.UU. para designar su candidato presidencial, es más evidente que el largo proceso, lejos de ser un modelo de democracia, significa una válvula de escape del descontento popular contra las políticas del gobierno.
UNA REÑIDA DISPUTA
Los porcentajes de votos que hasta ahora separan a Barack Obama de Hillary Clinton son muy estrechos; y aunque según los conteos Obama ha tomado la delantera, todo se decidirá a través de los llamados “superdelegados”. Es decir que, aunque voten mil o cien mil personas en las internas, quienes tienen la última palabra son los 796 “superdelegados” elegidos por... nadie.
Éstos son funcionarios del partido, ex presidentes, gobernadores y legisladores que tienen el poder de decidir si se respeta o no el voto de quienes participan en las internas. Sólo le deben lealtad a las grandes empresas y tal es su poder, que llamaron a tomar el fallo final el 1° de junio, aún faltando algunos estados por emitir su voto!
Otros prominentes demócratas invitaron la senadora Clinton a declinar en su candidatura, argumentando que la pelea interna, al extenderse más de lo esperado, estaba “desprestigiando” al partido, situación que supuestamente beneficiaría al contrincante republicano John McCain.
Lo cierto es que, tras ocho años de gobierno republicano, la contienda ha generado toda clase de ilusiones de cambio, lo cual está alentado tanto por la condición de ambos candidatos (mujer y afroamericano, siendo la primera vez en la historia que no hay un hombre blanco disputando la candidatura demócrata), como por sus discursos, orientados contra algunos aspectos de la administración Bush, fundamentalmente aquellos referidos a la situación económica.
En estas internas, el Partido Demócrata está actuando como canalizador del descontento; esto ya se vio en otros momentos de la historia de EE.UU., por ejemplo durante los `60, cuando el descontento se expresó de manera más activa, como en la Convención Demócrata de 1968 que terminó con la represión de los jóvenes anti-guerra que llegaron a Chicago a apoyar a su candidato, Eugene McCarthy [1]
Pero, más allá de sus discursos, tanto Clinton como Obama son candidatos de un partido que ha sido pilar de la democracia imperialista, que tortura prisioneros en Guantánamo, que bombardea y asesina en Irak, que no duda en militarizar la frontera con México y levantar una gigantesca muralla contra los inmigrantes. Y, por supuesto, tampoco ningún de estos candidatos está cuestionando ni por un minuto el sistema bipartidista norteamericano. Un sistema político donde nunca hay otros candidatos que no sean de los dos partidos que gobiernan el país hace siglos y que sostienen una política imperialista orientada tanto contra sus propios trabajadores como contra los pueblos del mundo.
Por todo esto, aunque un gobierno de McCain no sería exactamente lo mismo, es equivocado alentar cualquier ilusión de que un gobierno demócrata no hará lo necesario para imponer los intereses imperialistas.
UNA POLITICA CONTRA LOS PUEBLOS DE LA REGIÓN
Ambos candidatos demócratas saben que en los ocho años de la administración Bush se han deteriorado las relaciones con América Latina, sobre todo las posibilidades de negocios para las empresas norteamericanas, las cuales ven como otros países como los imperialistas España y Francia, o como China, han sacado ventaja de esta situación. Así lo expresó Obama en el debate de Texas refriéndose al “abandono” de América Latina, “No es ninguna sorpresa ver a gente como Hugo Chávez y países como China avanzar en el vacío, porque nosotros hemos sido negligentes” (New York Times, 28/2).
Esta posición sólo apunta a la necesidad del régimen norteamericano de imponerse nuevamente en la región, a través de los tratados económicos y medidas antiinmigrantes, entre otras. Por lo que el próximo habitante de la Casa Blanca, no importa cual sea, está obligado a garantizar esa situación.
En ese sentido, las condiciones de expoliación y coloniaje que rigen el TLC con nuestro país, continuarán en pro de los intereses de las trasnacionales, que pagan las millonarias campañas presidenciales. También la garantía de seguridad en su territorio (bajo la cual se asesinan cada año a cientos de connacionales en la frontera), será una premisa de las propuestas tanto de Obama como Clinton
Más allá de los debates “calientes” por televisión, y el cruce de acusaciones y reproches, Obama y Clinton son candidatos del mismo partido demócrata que en cada uno de sus gobiernos garantizó los negocios de las grandes empresas, y utilizó la fuerza militar siempre que fue necesario reafirmar la dominación imperialista.
Notas
[1] En la Convención de 1968 finalmente resultó electo el candidato Hubert Humphrey, que perdió las elecciones nacionales frente a Richard Nixon. También se puede recordar la discusión abierta por el reconocimiento de los delegados afroamericanos del Mississipi Freedom Democratic Party en la Convención Demócrata de 1964, resultado de la amplia participación de afroamericanos en las primarias de ese año que fue parte de la campaña de activistas por los derechos civiles y estudiantes universitarios.
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