Las fosas clandestinas, barbarie contra el pueblo trabajador
07 May 2011
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En el mes de abril se han hallado múltiples fosas clandestinas en varios estados del país sumando más de 300 cadáveres. En San Fernando, Tamaulipas, donde el año pasado se encontraron los cuerpos de 72 migrantes, se han descubierto recientemente y hasta el momento, 116 cadáveres. En Durango son ya 183 cuerpos exhumados en dos fosas, una ubicada en la avenida Constituyentes del fraccionamiento Las Fuentes; la otra en la Hacienda del Coyote y se presume que en esta entidad podría haber 40 fosas clandestinas más. El 13 de abril se encontraron 16 cuerpos, 12 en Sinaloa en el municipio de Ahome y 4 en Nogales, en las colonias Luis Donaldo Colosio y Las Torres, Sonora. También en Ciudad Juárez se encontraron 4 estudiantes que presuntamente habían sido secuestrados por agentes de seguridad pública estatal, en donde según Charles Bowden, especialista en temas de narcotráfico, podría haber entre 100 a 300 narcofosas.
Esta terrible situación es otra muestra de que en la guerra contra el narcotráfico –que enfrenta a los carteles entre sí y en la cual el estado participa como parte interesada en este negocio- las victimas las pone el pueblo trabajador. Quienes sufrimos la violencia de la guerra de Calderón somos lo trabajadores, la mujeres y los jóvenes, como cientos de personas que han sido secuestrados en los autobuses de pasajeros, lo cual se muestra en las 400 maletas en las centrales de autobuses en espera de que sean recogidas. Es evidente la complicidad e injerencia que tiene el gobierno: en los municipios en los que el ejército toma control es donde se reportan mayor número de violaciones a mujeres, asesinatos y torturas por acción directa del ejército o por su enfrentamiento con los cárteles.
Estos hechos son la expresión de la degradación del capitalismo mexicano y de sus consecuencias de descomposición social, pues luego de haber sido levantados, torturados y asesinados cientos de personas son enterradas clandestinamente, al mismo tiempo que la falta de expectativas de vida lleva a miles a enrolarse en las filas del narco o a ser parte de las fuerzas represivas del Estado.
Miles de personas de varios estados han salido a las calles a manifestarse contra la violencia y la militarización propulsada por el gobierno. Mientras tanto, Calderón declara que en su mandato no se retirará el ejército de las calles y que la población debe exigirle al narcotráfico que detenga la ola de crímenes pues según el, son ellos quienes matan, secuestran y asesinan. Ante esta política reaccionaria del gobierno y frente a la acción criminal de los carteles, es necesario impulsar la más amplia movilización, y es urgente que las organizaciones obreras, democráticas y sociales discutamos como garantizamos la autodefensa frente a las bandas de sicarios y las fuerzas represivas.
¡Alto a la represión!
¡Fuera el ejército de las calles!
¡Ni un asesinado más!
¡Juicio y castigo a los responsables y cómplices de esta masacre!
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