MTS - Movimiento de los Trabajadores Socialistas

En agosto del 2010 el dueño de Mexicana de Aviación Gastón Azcárraga, primo de Emilio Azcárraga y poseedor de un emporio turístico en América Latina, declaró la inoperatividad y la inminente quiebra debido, según él, a los altos costos que representaban los salarios de los trabajadores. La empresa de la noche a la mañana canceló la venta de boletos de avión y miles de usuarios se quedaron varados por todo el mundo, pero la mayor consecuencia fueron los 8 mil trabajadores que se quedaron sin empleo debido al saqueo de la empresa por parte de los directivos.

La política gubernamental desde que inició el conflicto ha sido de protección a los empresarios, desde encubrir a Gastón Azcárraga por la quiebra de la empresa, mantenerla fuera de servicio el mayor tiempo posible para que las ganancias de las empresas aeronáuticas se acrecienten aprovechando la situación, apropiándose de las rutas de vuelo que le correspondían a Mexicana; hasta ofrecerla al mejor postor que compruebe la posesión de 400 millones de dólares para poder reactivar la empresa. Esto, mientras el juez a cargo denunciaba a funcionarios de la Secretaría de Comunicaciones por favorecer a algunos de los “interesados” en la quiebra de la empresa, echando luz sobre el verdadero carácter de las instancias estatales y al servicio de quienes están.

Iván Barona fue el último empresario que dijo poder solventar la empresa, pero no pudo “comprobar” los 400 millones de dólares requeridos para pagar la deuda de Mexicana de Aviación; la SCT continua a la espera de que algún acaudalado burgués asuma la deuda que dejó la administración de Azcárraga.

Los trabajadores, entre los despidos y la represión

El Estado ha responsabilizado a los trabajadores de la inminente quiebra de Mexicana debido a los altos salarios que percibían, este argumento ha sido utilizado para intentar eliminar el contrato colectivo de trabajo y reducir la planta laboral.

Los trabajadores aeroportuarios han mantenido la resistencia en búsqueda del mantenimiento de su trabajo y han presionado al gobierno con movilizaciones para que se agilice la apertura de la empresa y ellos vuelvan a sus labores, lo que han obtenido solo han sido largas y represión.
El pasado 9 de noviembre el “democrático” Gobierno del Distrito Federal decidió reprimir brutalmente con sus granaderos un mitin de los trabajadores aeroportuarios que se realizaba a las afueras de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, en protesta por la serie de trabas burocráticas que el gobierno federal ha puesto para que se reactive el funcionamiento de la empresa.
Existe una gran diversidad de obstáculos que tiene que librar la resistencia de los trabajadores aeroportuarios una de ellas es la adaptación de sus direcciones a las vías institucionales, cada propuesta hecha por el gobierno ha sido aceptada y los trabajadores no han podido elaborar un plan de lucha que le arrebate a la empresa las conquistas que les devuelvan sus empleos. Al mismo tiempo, sufren el aislamiento en el que se encuentra la lucha de los trabajadores aeroportuarios, los sindicatos opositores y en resistencia han mostrado poca solidaridad con sus hermanos de clase.

Una salida obrera al conflicto

La situación que viven hoy los trabajadores de Mexicana de Aviación no es aislada, es parte del plan del gobierno calderonista y de la implementación de las reformas estructurales, hemos visto como de un plumazo se quedaron 50 mil trabajadores sin empleo en el caso de Luz y Fuerza, en el caso de mexicana un empresario quiebra la empresa, su fortuna no es tocada y a nadie le importan los 8 mil trabajadores y sus familias que quedan en la incertidumbre.
¿Por qué aceptar otro acaudalado patrón cuando los trabajadores pueden echar a andar la empresa por ellos mismos?, ¿por qué no exigir la re-estatización y que quede el control en las manos de los trabajadores?, ¿por qué no proponerse un plan de lucha radical y llamar a los trabajadores aeroportuarios de otras empresas a defender sus salarios y sus conquistas sindicales?
Esa es la única salida favorable a los intereses de los trabajadores, que garantizará su fuente de trabajo y poner la empresa al servicio de quienes la ponen en movimiento. Si este no es el objetivo de la lucha, se debe a la negativa de sus direcciones sindicales.

Los trabajadores del país debemos organizarnos en unidad para atacar frontalmente las reformas estructurales del gobierno y recuperar las conquistas que nos han arrebatado. Los sindicatos que se reclaman opositores tienen que impulsar acciones concretas de solidaridad y lucha.