Editorial

Los partidos patronales se preparan para el 2012

01 Nov 2011   |   comentários

La carrera hacia las presidenciales del 2012 ha iniciado; el PRI, el PAN y el PRD se preparan para definir sus candidatos. Como en otras ocasiones, las elecciones serán el terreno donde los partidos patronales, tras la apariencia de proyectos supuestamente distintos, dirimirán quien administra, durante los próximos seis años, los negocios capitalistas.
Los trabajadores y el pueblo, sin derecho a una alternativa que nos represente, no podemos esperar ningún cambio favorable de estas elecciones. Sin embargo, aún este escenario -plagado de discursos edulcorados, de candidatos encopetados y debates vacíos de contenido-, no podrá sustraerse de la dificil situación que azota a las mayorías populares.

Reforzar las instituciones garantes de la miseria

Mientras los trabajadores, la juventud y el pueblo sufrimos los duros efectos de la crisis económica internacional —como el desempleo y la carestía de vida-y nuestros bajos salarios pueden pulverizarse ante el fantasma de una nueva devaluación del peso; la militarización y la "guerra contra el narco" continúan dejando miles de muertos y se incrementan las violaciones a los derechos humanos. Esto, mien-tras los imperialistas norteamericanos presionan por una mayor injerencia en la política nacional: recientemente, el ultraderechista gobernador de Texas, Rick Perry, agitó el fantasma del "narcoterrorismo" y la posibilidad de una intervención yanqui; al mismo tiempo, el anuncio de la supuesta participación de cárteles nacionales en una conspiración contra el embajador saudita en EE.UU, persigue el objetivo de legitimar la injerencia militar en México. Estados Unidos prepara su receta - subordinación y colonización de su "patio trasero"- frente al peligroso coctel que significa la miseria creciente, el descontento popular, y el descontrol de violencia provocada por la militarización y la guerra entre cárteles. Ante eso, algunos de los precandidatos se apresuraron a hablar de un futuro "gobierno de coalición nacional" y enfatizaron la necesidad de una reforma política. La coincidencia en torno a posibles pactos entre fuerzas políticas distintas res-ponde a la necesidad de brindar tranquilidad a Washington, mostrando la "madurez" de la "clase política" para preservar la estabilidad de las instituciones. Esto -así como el debate y la reciente aprobación de una primera reforma política en el Congreso-, muestra la preocupación en los distintos partidos. Todos se dan cuenta de que deben reforzar un régimen mer-mado en su legitimidad popular, después de 11 arios de una alternancia que no mejoró las condiciones de vida de la población y que proyecta una imagen de incapacidad para controlar al llamado "crimen organizado".
Por eso, cualquier reforma política impulsada por este Congreso lacayo de los empre-sarios y ajeno a los reclamos de los trabajadores, así como toda propuesta de "gobierno de coalición" de los políticos a sueldo de los patrones como Ebrard, Beltrones y los panistas, no supondrá ningún cambio favorable para los trabajadores. Por el contrario, buscará afianzar la gobernabilidad de estas instituciones, verdaderos nidos de ratas y sirvientes de los capitalistas.

Peleas electorales y acuerdos para la gobernabilidad

Los procesos para definir candidaturas muestran la intención de algunos de los precandidatos de actuar "civilizadamente" a los ojos del imperialismo y los patrones, para evitar (por ahora) nuevas crisis en los partidos. Es por ello que Beltrones y Peña Nieto pese a sus diferencias e intereses propios, se desviven en muestras de simpatía mutua. En el PAN, el claro favoritismo de Los Pinos hacia Cordero no genera una oposición resuelta de los otros pretendientes. En el PRD, aunque AMLO y Ebrard habían evitado la confrontación, el escándalo de la reciente elec-ción de autoridades partidarias ha generado un nuevo "cochi-nero" en ese partido. Lo que los distintos partidos quieren es relegitimar, ante la población, a las instituciones políticas y fortalecer la idea de que estamos en una verdadera "democracia".
Buscan además alejar el fantasma de la crisis política del 2005 y 2006, cuando el intento de desafuero a AMLO y el fraude posterior despertó una gran movilización democráti-ca en las calles. ... Por eso, aunque la pelea electoral mostrará golpes bajos (como el que acaba de darle Calderón al PRI acusándolo de querer "pactar" con el narco) intenta-rán que las aspiraciones populares se expresen por la vía del voto y que la disputa entre los partidos se mantenga en los cauces institucionales. En ese marco, el PAN intenta mantener el apoyo de secto-res medios y de la burguesía impulsando campañas dere-chistas como vimos en torno al aborto y apareciendo como el más beligerante contra el narco. Los precandidatos del PRI, por su parte, despliegan un programa neoliberal a modo de la gran burguesía, que los ve como la mejor alternativa de gobernabilidad. Las dos alas del PRD coinciden en aparecer ante EE.UU y la burguesía como una alternativa confiable. López Obrador, que cuenta con el apoyo de muchos trabajadores y jóvenes, se limita a hablar de un "cambio de régimen" pero no plantea ninguna perspectiva radical para derribar-lo.
En el 2006, cuando tenía el apoyo de amplios sectores de la población y decía "al diablo con las instituciones", evitó una política rupturista para movilizar en las calles y echar abajo el régimen de la alternancia. Es que AMLO, a pesar de su discurso opositor y de las diferencias que tiene con el PRI y Ebrard, aspira a administrar este régimen político, señalando únicamente la voracidad de ciertos capitalistas, limitándose a proponer algunas reformas democratizadoras del mismo. En ese sentido, su programa no confronta con las instituciones que garantizan este sistema de explotación y miseria, ni con la subordinación al imperialis-mo, y por ello es que, desde la LTS, consideramos que no re-presenta una alternativa para los trabajadores y el pueblo.

Independencia de clase de los partidos patronales

Rumbo a las elecciones, ante el hecho de que no existe ninguna organización que represente los intereses de la clase trabajadora, los socialistas proponemos un posicionamiento claramente independiente de los candidatos y partidos patronales con registro. Quienes, desde la "izquierda" o los sindicatos llamen a confiar en el PRI o en el PRD-Morena, haciendo suyos esos discursos opositores o "progresistas", avalan y son cómplices de la subordinación del movimiento obrero a direcciones adversarias de una perspectiva revolucionaria. En ese sentido, desde la LTS opinamos que las organizacio-nes y activistas que nos reclamamos socialistas y clasistas debemos realizar una campaña unificada, en torno a un programa y una perspectiva que llame a la organización de la clase trabajadora contra los planes capitalistas, por un amplio movimiento que luche contra la militarización del país y la subordinación al imperialismo. Como planteamos en otro artículo de este periódico, llamando a las organizacio-nes obreras —como el SME y la OPPT- a asumir una postura claramente independiente de los candidatos del PAN, el PRI y el PRD-PT-Morena. Desde la LTS aprovecharemos toda oportunidad para plantear, junto a esto, la necesidad de avan-zar en la construcción de una organización revolucionaria de la clase obrera, socialista e internacionalista









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