Un debate necesario

Los socialistas ante la privatización de PEMEX

29 Aug 2008   |   comentários

Recientemente, varias organizaciones formaron la Coordinadora por la Unidad de los Socialistas y publicaron un manifiesto sobre PEMEX. La necesidad de reagrupar las fuerzas socialistas es clave y debe discutirse, por eso la propuesta de la CUS merece la atención y análisis critico

Desde la LTS-CC, hemos planteado discutir las bases estratégicas y programáticas de un partido de trabajadores revolucionario, socialista e internacionalista, para lo cual repartimos recientemente una carta pública, disponible en nuestro sitio web. Y formulamos propuestas de frente único, como el pasado 1 de mayo, llamando a formar un contingente unitario, perspectiva bajo la que marchamos conjuntamente con estudiantes y trabajadores del DF y el Edomex.

Lejos de todo sectarismo, la búsqueda de confluir permanentemente en la lucha de clases (y más aún la unidad orgánica) debe tener claras bases programáticas y una política de independencia de clase. Lamentablemente, muchos intentos de reagrupamiento de la izquierda socialista anteriores, se realizaron sin una política independiente del PRD, e incluso ligando indirectamente las propuestas de unidad de los socialistas a este partido. Sin duda, en México cualquier «unidad de los socialistas» tiene un test en la actitud ante el PRD. Al leer el manifiesto de la CUS, la discusión vuelve a aparecer.

Los socialistas y la lucha contra la reforma

El manifiesto llama a participar en la consulta, planteando que «existen decisiones políticas fundamentales que hacen a cada Constitución y que reflejan un pacto social histórico; que no pueden modificarse por votaciones de mayorías coyunturales o circunstanciales, y es necesario el voto mayoritario del pueblo para modificarlas.». Bajo esa perspectiva consideran que, si «el grupo gobernante insiste en utilizar su mayoría para aprobar la reforma, estaremos ante una confrontación que pondrá a la orden del día la necesidad de realizar un Paro Nacional.»

Como sostuvimos entonces, ante la consulta debíamos participar con un programa independiente y favorable a la movilización obrera y popular. Y había que alertar respecto a cualquier perspectiva que condujera la lucha hacia mecanismos que no privilegiaban la movilización. Sin embargo, en el manifiesto se alimentan ilusiones en los mecanismos «democráticos» como garantía de la voluntad popular y se menciona acríticamente a AMLO, mientras se omite una política socialista independiente.

La propuesta de un «movimiento de movimientos» donde, «sindicatos, Diálogo Nacional, agrupamientos democráticos, estudiantes, etc., sean tomados en cuenta al igual que las organizaciones políticas», está lejos de superar la estrategia lopezobradorista que -compartida por las direcciones de esos «movimientos»-, siempre ha tenido como fin último ejercer presion sobre el régimen político. Ir más allá de la política de AMLO implica llamar a movilizar de forma revolucionaria contra sus instituciones, sin ninguna confianza en su «democratización».

Pero la ubicación de los compañeros los lleva a minimizar los métodos de lucha de la clase obrera. El paro nacional es planteado como un último «recurso» en caso de que Calderón desoiga la voluntad popular. Por el contrario hay que criticar los argumentos de las direcciones sindicales opositoras, que no llamaron al paro y ahora nos dicen que lo harán cuando se aprueben las reformas.

Nuestra propuesta es concreta: realizar una enérgica campaña unitaria de los socialistas para que los trabajadores encabecen la movilización, exigiendo la preparación del paro nacional; eso mostraría un bloque capaz de atraer a quienes se orienten hacia la izquierda. Esto es una necesidad en momentos en que crece el descontento y el PRD no puede dar salida a las aspiraciones de las masas.

Que programa para PEMEX

El manifiesto busca dar una respuesta programática para PEMEX. Se plantea así «la incorporación de México a la OPEP y de la búsqueda de la integración energética con nuestros hermanos del resto de América Latina y el Caribe». Se propone «una revolución fiscal que ponga fin al no pago de impuestos por parte de los grandes empresarios nacionales y extranjeros.», y «la integración de PEMEX en una sola entidad vertical, puntos similares a los que levantan sectores de la CND y AMLO.

Nos llama la atención que, en un programa socialista (que propone erróneamente una utópica alianza latinoamericana… con gobiernos nacionalistas burgueses), no se mencione la renacionalización de las áreas ya concesionadas al capital privado y el control obrero de PEMEX, medidas que son claves para una salida a la «crisis» de PEMEX sea favorable a los trabajadores. Las propuestas formuladas por el Manifiesto solo aunque podrán mejorar coyunturalmente la situación de PEMEX, deben profundizzarse radicalmente para cuestionar efectivamente la privatización encubierta existente. En ese sentido, hay que proponer la completa renacionalización y que PEMEX esté en beneficio de las mayorías populares (para que ya no sea un botín de las fracciones burguesas), para lo cual debe estar bajo control de los trabajadores.

En ese sentido, nos parece una importante falencia que el manifiesto no levante medidas elementales en una perspectiva socialista, como el control obrero, e incluso anti-imperialista, como la renacionalización. Algunos compañeros argumentarán que es para no «romper la unidad», y para «dialogar» con los trabajadores. Nosotros creemos que, para dialogar con cualquier trabajador que quiera enfrentar la privatización no hay mejor propuesta que renacionalizar y poner el petróleo al servicio efectivo del pueblo.

Es evidente que una propuesta que plantee la renacionalización bajo control de los trabajadores es distinta a la que propugna AMLO, e implica debatir con esta dirección y saber dialogar con los millones que confían en ella. Para los socialistas es imprescindible, ya que -como lo planteara Trotsky en 1938 – es necesario un programa alternativo a la «burguesía nacional», para resolver las demandas obreras y campesinas, enfrentar la dominación imperialista y el poder de los capitalistas, bregando para que los trabajadores tomen en sus manos las riendas de la economía.









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