Editorial- La imposición de EPN
Los vientos de resistencia juvenil, obrera y popular
15 Sep 2012
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La legitimación del “triunfo” del PRI por el IFE y el antidemocrático fallo del Trife -que desechó las impugnaciones hechas por López Obrador y el PRD ante las maniobras fraudulentas de Enrique Peña Nieto y su equipo-, reafirmaron el descontento de amplios sectores de la población por la subordinación de estas instituciones a los grupos económicos y políticos que, en los últimos años sumieron al país en la miseria, la inseguridad, la represión, el desempleo y el retroceso en materia de salud y educación.
Por eso los magistrados, los intelectuales del régimen, los medios de comunicación y los organismos patronales, propagan la idea de que las elecciones quedaron atrás y que se abre una etapa de “fortalecimiento de la democracia”, esto es, de acuerdos cupulares que refuercen el sistema de partidos, que tan bien le ha funcionado a la clase en el poder.
Los de “arriba” buscan profundizar, mediante cambios estructurales en la economía y en las relaciones laborales, la entrega al imperialismo; por ello, el autoritarismo del PRI tenderá a recrudecerse en el próximo sexenio para imponer su programa anti obrero y antipopular. Eso explica sus planes de seguridad (policía militarizada) y la continuidad de la militarización.
Pero para imponerlos, la clase dominante enfrenta un nuevo escenario de la lucha de clases que hace impredecible la estabilidad del próximo gobierno y su control de la situación política nacional, agravada por el avance del narcotráfico y la violencia e inestabilidad generada en varias regiones del país.
Una “segunda alternancia” enfrentará el gran malestar nacional por cómo se realizaron las elecciones y la falta de legitimidad que acompaña a Peña Nieto en una sociedad dividida y polarizada, lo que preanuncia mucha explosividad, como demuestran las continuas protestas -a más de un mes de las elecciones- contra la imposición de EPN en la presidencia. Por lo que el supuesto traspaso de poderes terso acordado en “Los Pinos” entre Calderón y Peña Nieto para lograr estabilidad política, puede enfrentar rasposos tropezones debido a la movilización de varios sectores de la población trabajadora.
¿Estabilidad mientras avanza la miseria y la democracia?
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El recrudecimiento de la ofensiva contra los trabajadores mostrado con el acuerdo entre el PRI y el PAN para imponer una reforma laboral, que legalizaría el trabajo precarizado y atentaría contra el derecho de huelga y la seguridad laboral, así como la amenaza de privatización de PEMEX, han alertado a un importante sector de la clase trabajadora que empieza a mostrar su descontento en las calles.
El temor de los trabajadores de que volverá el autoritarismo y la antidemocracia del viejo priato, ha provocado una nueva coyuntura de movilizaciones que muestran la potencialidad del descontento popular en una situación marcada por un gobierno débil que ya se va y otro muy desprestigiado que aun no llega.
Por eso es importante que, en medio de la ofensiva reaccionaría encabezada por el PAN durante dos sexenios, surjan movilizaciones y luchas que confluyan con el movimiento #YoSoy132, como la de los aspirantes rechazados a la educación superior y los normalistas en el D.F.; la huelga en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) contra la política autoritaria y patronal de las autoridades perredistas; las manifestaciones en Michoacán de los académicos de telebachillerato y la huelga de brazos caídos del Sindicato Único de Empleados de la Universidad Michoacana; el paro del Sindicato Único de Trabajadores del Instituto de Educación Medía Superior (SUTIEMS) que obligó a las autoridades del gobierno perredista del D.F. a negociar las demandas laborales; o el proceso estudiantil en el CCH-Naucalpan contra la política autoritaria y represiva de las autoridades universitarias.
Los nuevos vientos de resistencia obrera y popular que se expresan hoy, pronostican un marco de mucha polarización y mayor descontento que enfrentará Peña Nieto; ante este panorama no hay “telepromter” político que le resuelva la situación.
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Coordinación de las luchas y una política combativa
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Si bien lo que vivimos son tendencias progresivas en la lucha de clases, es necesario que éstas se desarrollen para fortalecer al movimiento obrero, estudiantil y popular ante el ataque del gobierno y los patrones. Los tiempos son de violencia contra “los de abajo” y sus derechos más elementales. Es necesario radicalizar las acciones y el programa contra la imposición de Peña Nieto, contra la reaccionaria reforma laboral, la privatización de Pemex, la militarización del país y su negro caudal de asesinados, detenidos y desparecidos.
El movimiento #YoSoy132 puede fortalecerse si unifica su lucha con los movimientos que están surgiendo. Un primer paso en ese sentido fue haberse sumado a la Convención Nacional Contra la Imposición. A su vez, solamente coordinando las luchas que han surgido en el sector educativo pueden echarse abajo los planes que buscan privatizarlo.
Es muy importante que la próxima Convención, a realizarse en Oaxaca, integre a todos los sectores en lucha, que vote un plan de acción unificado para enfrentar al nuevo gobierno y sus planes y prepare las condiciones para un paro nacional, llamando a las direcciones sindicales que se reclaman opositoras y democráticas a sumarse a la lucha.
La ruptura de AMLO y el PRD
A pesar del intento de AMLO y los dirigentes del PRD de hacer pasar su ruptura (anunciada el pasado 9 de septiembre), como un hecho terso y sin contradicciones, la realidad es que las divisiones al interior de este partido se hacían insostenibles. Es que la fracción dominante del partido del sol azteca se apuesta a fortalecerse como una oposición burguesa seria, garante de administrar sin contratiempos los negocios capitalistas y avalar la política de “seguridad” que continuará Peña Nieto, así como abierta a negociar y pactar las leyes emanadas del gobierno en ascenso, que implicarán una fuerte ofensiva contra los trabajadores y el pueblo.
Muchas compañeras y compañeros tienen expectativas en que dicha ruptura significa un giro a izquierda de AMLO que llevará a la formación de un nuevo partido, desmarcado de las degradadas, corruptas y represoras tribus del PRD. Probablemente, en el seno de la vanguardia obrera y juvenil se abrirá un debate fundamental sobe la necesidad de construir un partido propio, apoyado en la base del MORENA. Desde nuestro punto de vista, se hace fundamental que las organizaciones obreras, el movimiento #YoSoy132 y aquellos sectores hastiados de la antidemocracia imperante y el ataque a nuestros niveles de vida, discutamos la necesidad de construir una herramienta política de los trabajadores. De darse esta discusión, desde la LTS plantearíamos que, un partido que verdaderamente represente los intereses de los de abajo, debe levantar la independencia política y la lucha contra este régimen de miseria y explotación, al servicio de los grandes capitalistas nativos y extranjeros.
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