Mexicana de Aviación: despidos seguros, “despegue” incierto

28 Jan 2011   |   comentários

El año empezó mal para los trabajadores aeronáuticos. La Compañía Mexicana de Aviación -la aerolínea más antigua de América Latina, que comprendía alrededor del 30% del mercado de la aviación comercial nacional-, suspendió por bancarrota sus operaciones desde el 28 de agosto y todavía no reinició sus vuelos. Miles de pasajeros se quedaron sin poder viajar y aún no saben si sus boletos les serán reembolsados.

Los 8,000 trabajadores de Mexicana siguen sin empleo y se da como un hecho que, como resultado de la “reestructuración” de la compañía, promovida por el gobierno federal, el 75% (unos 6,000) serán despedidos. De acuerdo con este plan, de los 112 aviones con los que contaba la empresa sólo reiniciará con 30. En tanto, los trabajadores que queden deberán resignarse a una brutal rebaja salarial y de sus prestaciones.

No obstante, el Secretario del Trabajo, Javier Lozano, afirmó que el aspecto laboral “está resuelto” gracias al “gesto de responsabilidad” de los sindicatos de pilotos (ASPA), sobrecargos (ASSA) y personal de tierra (SNTTTASS), cuyos dirigentes aceptaron los despidos masivos y suscribir contratos colectivos “flexibilizados” con los nuevos inversores, en una traición abierta a los intereses de los trabajadores.

“Rescate”, privatización y saqueo

Debe recordarse que la empresa fue “rescatada” y reprivatizada en el sexenio de Fox, quien la entregó a Gastón Azcárraga, empresario hotelero que nuevamente la saqueó. En el 2006, Azcárraga fue uno de los que patrocinó la campaña de Calderón. Tal vez por eso el gobierno se ha negado a investigar la quiebra de la compañía y a castigar a los responsables, dejando que sean los trabajadores quienes paguen “los platos rotos”.

Las acciones de Mexicana, ya en bancarrota, fueron cedidas por Azcárraga a precio de remate a Tenedora K, un oscuro consorcio que cuenta en su directorio con personajes ligados al entorno familiar de Calderón. Después, la Secretaría de Comunicaciones y la Secretaría del Trabajo han intervenido para que se apropie de la empresa el grupo PC Capital, manteniendo en secreto quién está detrás de éste.

Lozano ha dicho que los nuevos inversionistas están dispuestos a aportar más de doscientos millones de dólares para reactivar la compañía y prometió que ésta reiniciará sus operaciones en febrero. Sin embargo, recientemente Miguel Ángel Judico, líder del SNTTTASS, afirmó que PC Capital “no tiene dinero” y 500 trabajadores de tierra se movilizaron en el Aeropuerto de la Ciudad de México para exigir que se agilice el nefasto plan, que a pesar de todo todavía es incierto.

Mientras esto sucedía, Héctor Rangel, director del Banco de Comercio Exterior -que opera con recursos públicos y es uno de los acreedores de la empresa-, aseguró que ésta institución no le perdonará a Mexicana ni un centavo de su deuda y le embargó 9 aviones que estaban como garantía. Con ello, el gobierno evidencia que lo que menos le interesa es preservar la compañía. Su verdadero objetivo era imponer una derrota aplastante a los trabajadores de Mexicana, que presione a la baja las condiciones laborales de todos los trabajadores del sector.

Charros y neocharros

Era de esperarse que los líderes del SNTTTASS, afiliados a la priista CTM, no libraran una lucha consecuente en defensa de los trabajadores. Sin embargo, tampoco los dirigentes de los sindicatos que se dicen opositores al gobierno, como ASPA y ASSA, afiliados a la Unión Nacional de Trabajadores, convocaron a ninguna acción contundente ni llamaron a la solidaridad de la UNT y otras organizaciones para enfrentar el ataque. Por el contrario, su claudicación (encubierta como gestos de “buena voluntad”), sólo sirvió para que el plan de “restructuración” fuera cada vez peor.

Por su parte, la dirección colegiada de la UNT -integrada por los dirigentes sindicales de TELMEX y la UNAM, hasta hace poco también por los del IMSS-, no movieron ni un dedo a favor de los trabajadores de Mexicana, lucha que hubiera podido confluir con la resistencia de los electricistas, mineros y maestros. El caso de Mexicana está mostrando a todas luces la perfidia de estos charros “opositores” que promueven la colaboración con los patrones.

Naturalmente, esta política generó descontento en un sector de trabajadores. Para evitar que este cuestionamiento se transforme en una protesta activa, Lizette Clavel -sucesora de la perredista Alejandra Barrales al frente de ASSA-, amenazó con que un cambio en la dirigencia sindical podía echar abajo el “plan de rescate” e impuso la prorroga de su mandato. Es necesario que los trabajadores rechacen este chantaje y expulsen a los líderes traidores de ASPA, ASSA y el SNTTTASS.

En defensa de los trabajadores de Mexicana

Aún es tiempo para cambiar de rumbo. Para la mayoría no hay nada que perder. Es urgente constituir un Comité de Lucha de todos los trabajadores de Mexicana, donde éstos puedan decidir democráticamente los pasos a seguir en esta lucha, que convoque urgentemente a la movilización y que llame a la UNT a la huelga en solidaridad. Hay que recaudar fondos para evitar que el movimiento sea quebrado por hambre y necesidad.

Un Comité que tire a la basura el acuerdo leonino que firmaron los charros y, en lugar de aceptar como en hecho consumado el saqueo patronal, empiece por plantear: ¡Apertura de los libros de contabilidad de la empresa para demostrar quiénes son los responsables de la quiebra!, ¡Que la quiebra la pague Azcárraga!, ¡Ningún despido ni recorte a los derechos laborales! Hay que exigirle al gobierno la expropiación sin indemnización de Mexicana, para ponerla bajo el control democrático de sus trabajadores.









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