Explosión de mina en Sabinas
Muertes mineras, responsabilidad del gobierno y los patrones
07 May 2011
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Nuevamente, una explosión con consecuencias fatales para 14 mineros sucedió en el municipio de Sabinas, Coahuila la mañana del martes 3 de mayo, donde además al niño de 15 años Luis Fernando Lara, le fue amputado un brazo.
Como es común en estos casos, los dueños de este tipo de minas denominadas “pocitos” se enriquecen a costa del trabajo altamente precario de decenas de mineros, jóvenes y adultos, que no tienen acceso otra fuente de empleo. Quienes laboraban en el pozo 3 carecían de las más elementales medidas de seguridad y de cualquier servicio médico, incluso en días previos varios trabajadores sufrieron desmayos debido a las altas concentraciones de gas que existían.
Cínicamente, el secretario de Trabajo, Javier Lozano apareció de inmediato en la zona para “calmar los ánimos” de los familiares que exigían la presencia de algún representante de la empresa Binsa, propietaria de la mina. Lozano justificó la tragedia al decir que la mina operaba de manera irregular porque sólo tenía 18 días en operación y que las autoridades ni siquiera la tenían registrada. Nada más falso. Familiares de los mineros sepultados revelaron que el pozo 3 opera desde hace más de tres meses y poco después se supo que la concesión para explotar el carbón del lugar es por 50 años y se otorgó en 2005 a Luis González Gaza y a la minera El Sabino.
Explotación milenaria
Las condiciones laborales siguen intactas en siglos. “A los mineros sólo le dan la lámpara. Ellos tienen que traer su casco y sus botas. Siempre ha sido así (...) no ha cambiado nada. Los patrones sólo piden carbón y no dan seguridad a los mineros. Los muchachos no tienen opciones, sólo trabajos de mucho riesgo”, aseguró angustiada Maria Antonia, madre de Santos Vallejo uno de los trabajadores sepultados quien llevaba 20 años laborando de esa manera.
Y es que el trabajo minero en los pocitos es a destajo; son remunerados de acuerdo a la cantidad de carbón que extraen, por lo que en promedio perciben entre 40 y 80 pesos por cada tonelada. En jornadas de 12 horas, logran extraer alrededor de 5 toneladas por un salario promedio de 300 pesos al día, debido a que del total de mineral se les descuenta el peso de las piedras y del carbón húmedo que contiene la carga
Cómplices de los asesinatos mineros
Más allá de hipócritas declaraciones que señalan que la concesión será cancelada, el trasfondo de esta situación se encuentra en la notoria complicidad de las autoridades con los empresarios mineros, que permiten que unas de las formas de explotación más salvajes imperen.
A poco más de haberse cumplido 5 años del asesinato industrial de Pasta de Conchos, 63 de los 65 mineros asesinados, ningún responsable ha sido detenido ni siquiera enjuiciado; por el contrario, la fortuna de la familia Larrea (propietaria de Grupo México y otras empresas mineras) sigue creciendo a costa del trabajo, la salud y la vida de los mineros.
El gobierno, encargado de velar, en todo momento por los intereses de esos magnates actúa en consecuencia de ello, por eso Lozano ha declarado inexistentes decenas de huelgas mineras y promovió en 2010 la represión contra la mina de Cananea, que llevaba dos años en huelga.
Por su parte, la dirección sindical con Napoleón Gómez Urrutia al frente, apenas se ha pronunciado sobre la explosión del pozo 3. Su responsabilidad radica en que una y otra vez permite (por omisión o por acuerdo expreso) que prevalezca sobre los mineros del país la explotación más atroz.
Ante la colusión de autoridades y patrones (con aval sindical explícito o no) es fundamental que se impulse una comisión investigadora independiente, conformada con mineros, familiares de las víctimas y con la asesoría de las organizaciones democráticas, de derechos humanos y obreras. Esto puede garantizar efectivamente la demanda de juicio y castigo a los responsables y cómplices de los asesinatos mineros.
***POCITOS
Minas verticales que van de los 20 a los 100 metros de profundidad. En el fondo hacen cuatro cañones o cuevas, uno es para el agua. Conforme van derribando el carbón se colocan troncos para sostener el techo. Se estima que el tiempo de vida de estos pozos es de 9 meses, pero los patrones los suelen explotar hasta que no quede más mineral, a costa de la salud e integridad de los mineros. Esta forma de extracción era usual en tiempos de la segunda Guerra Mundial.
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