Sus posibles consecuencias

Nueva huelga de hambre en el SME

28 Apr 2010   |   comentários

El movimiento electricista sigue siendo fuertemente atacado por el gobierno de la mano de las autoridades del Trabajo, la Corte y el esquirolaje del traidor Muñoz y cía. Pese a ello, la base que no se ha liquidado se mantiene en resistencia. Sin embargo, hay que reconocer que el movimiento ha retrocedido con relación a la fuerza mostrada en octubre-noviembre del 2009. Hoy ya se liquidó la mayoría de la base, y la apuesta por la política legal ha fallado (producto de priorizarla por encima de un efectivo paro nacional contra los planes del gobierno).
Ahora, con menos de la mitad de los agremiados, con la cerrazón del gobierno y el papel cómplice del sector esquirol, el SME ha acordado irse a una huelga de hambre masiva.

Ya la huelga de hambre del año pasado, misma que fue levantada por la dirección sindical como un gesto de buena voluntad ante el gobierno, mostró la impotencia de esa política y envalentonó a las autoridades a cerrarse más ante las demandas electricistas.

Es un error considerar que una huelga así, pero ahora masiva, puede ser un factor político que golpee al gobierno y supere el retroceso sufrido por el movimiento de octubre a la fecha. A pesar de la radicalidad de la medida y de la disposición a la lucha de sus participantes, el gobierno no va a ceder en sus planes por una medida que no cambia la política central de la dirección que ha privilegiado la confianza en las instituciones y en la vía “legal, civil y pacifica”.

¿Qué otras muestras de cerrazón gubernamental espera la dirección del SME para aceptar que, solamente una política ofensiva que tienda a unificar la acción en las calles de los sindicatos aliados y demás fuerzas descontentas con la situación de miseria y ofensiva contra sus conquistas, pueda frenar realmente el plan de privatizar la electricidad? Y es que con esta medida ultradefensiva, no se responde a lo que una vez planteó la dirección del SME: “Son ellos o nosotros”.

Creemos que, al darse en el marco de una orientación política impotente de la dirección, esta medida puede tener un efecto desmoralizador sobre el movimiento que ve como cada vez más, producto de la política de su dirección, hay un repliegue en las demandas originales del sindicato. Si la huelga de hambre no conmueve al gobierno, esto dejaría aún más debilitado al movimiento, y lo llevaría a tener que aceptar las condiciones del gobierno. Pero nosotros opinamos que esto no tiene por que ser necesariamente así.

Pese a las descalificaciones a los que, de la misma trinchera de lucha electricista, criticamos la política de la dirección, creemos que hoy con más razón hay que preparar un gran paro nacional contra la extinción de Luz y Fuerza que unifique las demandas de todos los sectores perjudicados con el proyecto panista de reforma de la Ley laboral y por la intromisión en sus sindicatos (como el minero).

Sabemos que no es fácil (como todas las luchas), que el tiempo perdido confiando en fallos favorables de las instituciones de la “justicia” al servicio de los explotadores, ha puesto al movimiento en desventaja frente al gobierno. Pero solamente con una política independiente, que no apueste a las gestiones de sectores del Congreso (de centroizquierda o derecha), que priorice la movilización sobre la negociación, y que está dispuesta a mostrar la “indisciplina” del movimiento obrero ante el régimen, puede fortalecer la lucha y avanzar en la recomposición de las fuerzas de los trabajadores, apoyados en los sectores sociales, del campo y explotados y oprimidos.
Por lo que, decimos que es tiempo aun de evitar que el movimiento entre en un gran desgaste y desmoralización que lo lleve a una derrota total.

Desde la LTS, nos pronunciamos en contra de cualquier acción gubernamental (ya sea federal o del DF) que agreda a los que participan en esta huelga, así como contra cualquier amenaza o medida represiva contra la dirección del SME.









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