Francia

Nuevo Partido Anticapitalista: ¿Qué partido se fundó?

13 Mar 2009   |   comentários

La 5° Conferencia de la FT-CI, resolvió incorporar como sección simpatizante al ex-Groupe CRI francés. Reproducimos aquí fragmentos del artículo de una compañera de esta organización, sobre la fundación del Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) En Francia.

Desde el 2007, la LCR (Liga Comunista Revolucionaria) decidió avanzar en la construcción de un Nuevo Partido Anticapitalista (NPA). Tres organizaciones que se reivindican del trotskismo en Francia, entre ellas la nuestra, respondieron favorablemente a esta iniciativa. Se formaron cerca de 500 comités por un NPA y se realizaron 2 reuniones nacionales.
En su XVIII Congreso, la LCR, que tenía 3.200 adherentes, proclamó su disolución «política», manteniendo una pequeña estructura que le permitirá seguir recibiendo las subvenciones del Estado. Los días 6, 7 y 8 de febrero se realizó el congreso de fundación del NPA, que contó con más de 600 delegados representando a más de 9.000 adherentes.

¿Qué balance político hacemos los revolucionarios?

La decisión de la dirección de la LCR de impulsar un NPA era positiva, en la medida en que abría un marco para politizar a miles de trabajadores y jóvenes que han participado en las luchas de los últimos años. Pero la manera en que se ha llevado adelante este proceso, ha frenado considerablemente sus potencialidades. Los objetivos de la LCR son evidentes: que el NPA no sea un partido claramente revolucionario y mantener el control de este partido. Para ello se valió de toda una serie de maniobras en la preparación del Congreso, gracias a su control del CAN (Comité de Animación Nacional), dirección provisoria del NPA.

Principios fundacionales ambiguos

El proyecto de principios fundacionales del CAN denunciaba al capitalismo, oponiéndole la necesidad del socialismo definido como el «poder de los trabajadores en todos los terrenos de la vida política, económica y social» y afirmaba el objetivo de «derrocar al Estado y sus instituciones» que son «una máquina funcionando para la defensa de los intereses de la burguesía». Pero no definía claramente al NPA como un partido de clase, no formulaba una estrategia revolucionaria para la conquista del poder, no decía nada del estado obrero que surgiera de la revolución, criticaba al PS y al PCF de manera demasiado superficial y seguía siendo muy discreto sobre los métodos de la lucha de clases.

El Congreso votó estos principios tal cual estaban. Si bien, adoptó una enmienda trotskis-ta a favor del apoyo militar a la lucha de los pueblos oprimidos por el imperialismo, reemplazó con una ajustada mayoría la referencia al «socialismo» por la de «socialismo del Siglo XXI». Lo que implica una ruptura de la LCR con el combate revolucionario llevado adelante por los marxistas revolucionarios del siglo XX, los bolcheviques y luego los trotskistas, así como propagar un «socialismo» en el mejor de los casos confuso o, peor aún, de tipo «bolivar i a n o » como el de Chávez, que pretende construir el «socialismo» con los «patrones patriotas». En la misma lógica, el Congreso rechazó una enmienda que propone reemplazar las fórmulas confusas sobre un «gobierno de ruptura» por la idea de que sólo la movilización de masas y la autoorgani-zación de los trabajadores pueden destruir el Estado burgués, enmienda que, sin embargo, obtuvo los votos de alrededor del 20% de los delegados (121 a favor, 429 en contra, 82 abstenciones).

Una resolución política combativa, pero insuficiente

El proyecto del CAN se negaba correctamente a separar un capitalismo bancario «malo» y un buen capitalismo empresarial, condenaba los actuales «rescates» estatales, alentaba responder a la crisis con la unidad de las luchas, levantaba una serie de legítimas reivindicaciones inmediatas, condenaba el «diálogo social» defendido por las direcciones sindicales y su política de cogestión y le oponía un sindicalismo de lucha de clases. Pero seguía siendo muy insuficiente. Efectivamente, estaba centrado en un «programa de emergencia» que no es revolucionario en la medida en que no está articulado a la perspectiva de un gobierno de los trabajadores, sino que deja flotar la ilusión de que es posible satisfacer las reivindicaciones indicadas con una simple movilización poderosa de los trabajadores. Pero, mientras reivindicaba la lucha por «la prohibición de los despidos», sin precisar que únicamente un gobierno de los trabajadores podría tomar semejante
medida, no proponía nada preciso sobre la manera de impedirlos ahora. Ahí también, el Congreso ha adoptado casi tal cual el proyecto del CNA y casi no discutió la orientación concreta a adoptar frente a la política de colaboración de clases de las direcciones sindicales.

Nuestra intervención

Sólo quienes nos reconocimos en un proyecto de Tendencia defensora del comunismo, la revolución y la auto-organización, que agrupaba a los militantes del Grupo CRI de la LCR y a jóvenes militantes llegados a la política con el NPA, llevamos adelante una lucha política sistemática.
No propusimos sólo un conjunto de enmiendas a los principios fundacionales y los estatutos, planteamos una resolución alternativa sobre la orientación política y sobre las elecciones europeas. Por eso, la dirección de la ex LCR y del NPA, primero se esforzó por limitar nuestra presencia en el Congreso, al imponer muy frecuentemente votos por mayoría y no proporcionales para la elección de delegados, permitiendo a la mayoría elegir a qué minoría toleraría.
Durante el Congreso, los 3 delegados por la Tendencia llevamos un tenaz combate en condiciones difíciles, que nos ganó la simpatía de un cierto número de delegados, molestos por la manera en que la dirección nos (mal)trataba. La dirección del NPA se negó a que las diez enmiendas a los principios fundacionales defendidas por la Tendencia, todas votadas al menos en una asamblea general electiva, fueran defendidas una a una, como todas las demás enmiendas, con el fin de evitar que un texto defendido por la Tendencia lograra muchos votos. Por ejemplo, la enmienda que proponía incluira la ONU en la lista de instituciones del imperialismo. Sometidas en bloque a sesión ple-naria, estas enmiendas que se pronunciaban claramente por un partido de clase, comunista y revolucionario, a pesar de la muy clara invitación de la LCR a votarlas en contra, recogieron 16 votos, o sea cerca del 3% de los delegados al Congreso, que manifestaron de esta forma su acuerdo global con la Tendencia sobre los principios fundadores. El proyecto de resolución social y política alternativa a la del CAN ponía el acento en la necesidad de ligar todas las reivindicaciones al combate por un gobierno de los trabajadores y la expropiación del capital, sobre la necesidad de un programa concreto para las luchas inmediatas; sobre el combate por la autoorgani-zación y contra las direcciones sindicales.

Este texto que el CAN se negó a publicar en los boletines preparatorios, era desconocido para los delegados antes de que recibieran el folleto distribuido por la Tendencia al comienzo del Congreso: por eso no tuvo más que 7 votos.

Finalmente, la resolución de la Tendencia sobre las elecciones europeas, alternativa a la del CAN, denunciaba la ilusión en una supuesta «Europa social», afirmaba claramente la imposibilidad de reformar a la Unión Europea ca- pitalista, la necesidad de oponerle la perspectiva de los Estados Unidos Socialistas de Europa, y la imposibilidad de lograrlo por otra vía que no sea la revolución, contrariamente a lo que la resolución del CAN sugería, hablando de defender tal orientación en el seno de una Asamblea Constituyente Europea. Finalmente, nuestra resolución destacaba que la intervención en las elecciones sólo era una táctica subordinada a la intervención en la lucha de clases, para hacer conocer el programa del partido. Por eso excluía toda alianza electoral con el PCF y el PG, pero dejaba la puerta abierta a un acuerdo con un partido que reivindique la revolución, como LO. Esta resolución tuvo 13 votos, o sea más del 2% de los delegados al congreso. La dirección de la ex LCR y del N PA no vaciló en violar los estatutos del partido adoptados la víspera para impedir pura y simplemente a la Tendencia estar representada en el Consejo Político Nacional del NPA. En efecto, si existen sensibilidades diferentes, el CPN debe ser elegido propor-cionalmente, lo que le habría permitido a la Tendencia obtener entre 1 y 4 representantes al CPN. Dos delegados de la Tendencia que reivindicaron la aplicación de los estatutos fueron impedidos de hablar e incluso retirados de la sala por el servicio de orden.

Conclusiones

La fundación del NPA ha implicado una ruptura de la LCR con la corriente política de la que proviene, el trotskismo. Su decisión de renunciar a reivindicarse abiertamente del comunismo y de la revolución, e incluso a defender esa herencia dentro del NPA, constituye un salto regresivo cualitativo.

En la izquierda del NPA, los revolucionarios consecuentes, que se reivindican del programa histórico de la IV Internacional y que llevan una lucha para que el partido adopte una política comunista revolucionaria, no constituyen, por el momento, más que una pequeña minoría. Pero el desarrollo de la crisis económica del capitalismo y de la lucha de clases contribuirá a atraer a miles de nuevos trabajadores y jóvenes hacia el NPA y a radicalizar a la izquierda del partido, todavía confundida y atomizada, abriendo a los revolucionarios la posibilidad de convencer a una mayoría de sus militantes.









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