Obama y Peña Nieto: aliados para el saqueo...
26 Jan 2015
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Obama y Peña Nieto: aliados para el saqueo
Bárbara Funes
El pasado 6 de enero tuvo lugar una reunión entre Barak Obama y Enrique Peña Nieto convocada por el gobierno estadounidense. La agenda: recursos energéticos, seguridad y migración.
Durante la junta que mantuvieron se tocó la cuestión migratoria. Con las medidas ejecutivas que prometió Obama, alrededor de 5 millones de mexicanos accederían a una estancia legal provisional –aunque sin plenos derechos ciudadanos– en el vecino del norte. Sin embargo, los republicanos acaban de aprobar en el Senado dos enmiendas para bloquear las "órdenes ejecutivas" de Obama para frenar las deportaciones.
Peña Nieto elogió la acción de Obama y prometió colaborar ofreciendo a los mexicanos residentes en EUA documentación para ayudar a demostrar que vivieron allí antes de 2010, para evitar deportaciones. También prometió reforzar el blindaje de la frontera sur de México para evitar que oleadas de niños migrantes lleguen a EUA. Toda una declaración de obediencia del gendarme Peña.
En cuanto al restablecimiento de relaciones entre EUA y Cuba, Peña expresó que será un partidario incansable de la mejora en la relación entre ambas naciones.
El Tratado de Libre Comercio
En 1994 entró en vigor el Tratado de Libre Comercio (TLC), que trajo consigo la precarización laboral ahora consolidada con la reforma laboral de 2012 y la conversión de México en una plataforma de industrias de exportación, apoyándose en los salarios de miseria; esto mientras se liquidaban ramas productivas enteras y el campo se entregaba a las trasnacionales. Este tratado necesitaba una herramienta más: la reforma energética que hace posible que el capital privado nacional e internacional participen en el negocio de los energéticos, llevándose la parte del león.
La Iniciativa Mérida y la “guerra contra el narco”
Para que las trasnacionales pudieran hacer sus negocios en “paz”, desde 2007, año de la firma de la Iniciativa Mérida, EUA ha entregado al gobierno mexicano más de 2,000 millones de dólares “para capacitar y equipar a las fuerzas de seguridad mexicanas”. Esos millones de dólares sólo sirvieron para cercenar las libertades democráticas.
Mientras, las redes del narcotráfico, vinculadas con los tres niveles de gobierno, se extendieron como tentáculos para proveer de drogas el mercado estadounidense, otro de los resultados de la integración económica con EUA. A la par, florecieron otros negocios “ilegales”, como el tráfico de personas, el de armas y el de órganos. Se multiplicaron los feminicidios, las desapariciones forzadas y las masacres de migrantes. Con el TLC y la Iniciativa Mérida la barbarie capitalista corroe al país.
Solidaridad desde el otro lado de la frontera
Distintos colectivos de migrantes durante la visita de Peña Nieto a EUA reclamaron la abolición del TLC y que cesara la ayuda económica para México recibida a través de la Iniciativa Mérida, porque ese dinero financia a los militares y policías que torturan, ejecutan, violan y desaparecen a sus hermanos mexicanos.
Los trabajadores que aquí se empiezan organizar, los que están luchando –como las y los trabajadores de la salud y los maestros–, los jóvenes que tomaron las calles en demanda de la aparición con vida de los normalistas de Ayotzinapa, los petroleros despedidos, deben unirse bajo esa misma bandera.
Es indispensable terminar con la expoliación de los recursos nacionales por parte del capital imperialista, como los megaproyectos. ¡Abajo el TLC! ¡No a la entrega de los recursos energéticos a las trasnacionales! ¡Abajo la reforma energética!
Ante el desmantelamiento de la salud y la educación públicas, es necesario imponer el no pago de la deuda externa –que hasta 2013 había alcanzado la cifra de 445 mil millones de dólares. También es necesario expropiar a los magnates del narcotráfico y a los empresarios “legales” asociados con aquellos. Junto a eso, renacionalizar, bajo control de los trabajadores y sin indemnización, las áreas de la economía entregadas a los grandes capitalistas extranjeros y nacionales. Y que los fondos que se obtengan se destinen para resolver graves problemas como la vivienda y la infraestructura urbana y rural.
Es necesario terminar con la militarización del país –que va de la mano de la criminalización de la protesta social y de los migrantes–. Hay que correr a todos los militares estadounidenses, agentes del Departamento de Justicia Estadounidense, del FBI y de la CIA. ¡Alto a la injerencia imperialista en México! Los trabajadores organizados deben poner fin a la venta de armas de EUA a México. Esas armas apuntan contra quienes cuestionan al corrupto gobierno de Peña Nieto, del PRI, el PAN y el PRD, coludidos con los cárteles del narcotráfico.
Para no ser una estrella más de la bandera estadounidense, sólo los trabajadores y el pueblo organizados desde las bases, aliados a los migrantes de uno y otro lado de la frontera y a la clase obrera multiétnica de Estados Unidos pueden tirar abajo el Tratado de Libre Comercio y la Iniciativa Mérida.
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