Después de la consulta…

Perspectivas inmediatas de la lucha en defensa del petróleo

07 Aug 2008   |   comentários

La iniciativa de ley presentada por Felipe Calderón al Congreso en meses previos, para entregar el petróleo a las trasnacionales, reanimó el profundo descontento contra el gobierno que es considerado como espurio e ilegítimo por millones en todo el país. La expresión de esto, fueron las masivas movilizaciones convocadas por López Obrador, con epicentro en el Distrito Federal, en rechazo a esta iniciativa. Fue la movilización callejera, el cerco al Congreso y la emergencia de un movimiento en defensa del petróleo, lo que obligó al PRI y al PAN a aceptar la convocatoria del PRD a un debate en las cámaras del Congreso, el cual resultó, al mismo tiempo, una trampa para desmovilizar y fortalecer el rol de esta institución donde no se escucharon las voces de los trabajadores y los oprimidos, que somos los primeros interesados en que el petróleo no sea privatizado.

Es por esto que la consulta ciudadana, convocada por el gobierno de Marcelo Ebrard y el PRD en el Distrito Federal y 9 entidades, despertó aspiraciones en sectores de masas, que consideran legítimo el derecho a manifestar su opinión sobre un tema estratégico para México, en el marco de que las instituciones del actual régimen han profundizado la subordinación y la entrega al imperialismo y el ataque a los niveles de vida de los trabajadores y el pueblo. Aún con lo limitado de la consulta -que no tiene valor jurídico o vinculatorio, sino “consultivo”-, la derecha panista y el PRI se pronunciaron en contra, y lanzaron una campaña mediática al estilo de aquella con la que legitimaron el fraude electoral del 2006.

Desde la LTS-CC, en ese momento planteamos nuestra solidaridad con las aspiraciones de las masas a ser tomadas en cuenta y su derecho democrático a emitir su opinión frente a la propuesta privatizadora, así como en contra de la campaña reaccionaria impulsada por el gobierno y los medios de comunicación.

Los socialistas de la LTS-CC consideramos que, la utilización de mecanismos como la consulta, debe estar subordinada a la movilización en las calles, sin confiar en que las instituciones que avalaron el fraude y donde se votan las leyes contra los trabajadores, puedan resolver nuestras demandas.

Sin embargo, alertamos que la consulta (organizada por los gobiernos del PRD y avalada por el IEDF) se realizaba en un contexto donde AMLO y la CND dejaban de lado toda convocatoria a nuevas acciones, y donde las direcciones sindicales se negaban a organizar el paro nacional. En ese sentido, planteamos que se podía generar la ilusión de que al gobierno se lo derrotaría mediante los mecanismos institucionales y sin privilegiar la lucha en las calles y la huelga como métodos centrales de lucha. Pero compañeros que se reivindican de la izquierda obrera y socialista, como el Partido Obrero Socialista, en lugar de plantear esta advertencia elemental, llamaron a luchar por reformar la Constitución, incluyendo en ésta la figura del referéndum, como sí, mediante la misma, se pudieran garantizar las conquistas obreras y populares –como es la nacionalización del petróleo- contra las rapaces trasnacionales imperialistas norteamericanas y españolas.

Partiendo de ello, es que los socialistas de la LTS-CC lanzamos un llamado, dirigido en primer lugar a los sindicatos como el SME y la CNTE, así como a las organizaciones populares y a la izquierda que se reclama socialista, a que impulsáramos un bloque para intervenir en la Consulta con una política independiente y un programa propio, proponiendo votar por “No a la reforma y a la privatización, Por la renacionalización bajo control obrero, y por la huelga general” como la herramienta más efectiva para unificar a los trabajadores contra esta medida. De esta forma, los trabajadores mostraríamos una clara respuesta de clase contra el PAN y el PRI, a la vez que iríamos más allá de la propuesta de AMLO, que aunque se opone a la reforma prianista., es incapaz por su carácter de clase de plantear una salida para la crisis de PEMEX, acorde a los intereses obreros y populares.

El resultado de la Consulta

En la consulta, cientos de miles expresaron su descontento con el gobierno y su política privatizadora, pero la misma tuvo una participación menor a la esperada.

En la consulta se expresó una baja en el poder de convocatoria del PRD en su terreno más fuerte, el D.F. Como planteaba la editorial de La Jornada del 28 de julio: “(…) la abstención en esta capital, cuya sociedad ha dado el respaldo durante la década pasada a una visión alternativa de país y a proyectos de gobierno de corte social y progresista, debiera ser motivo de profundo análisis por parte de los organizadores, quienes deben poner especial atención en el manoseo político que se hizo, en los días previos, de este ejercicio ciudadano, un factor que, según puede verse, acabó por mermar la confianza en torno a su imparcialidad. “ Y es que, mientras anteriormente, las movilizaciones convocadas por AMLO llegaron a aglutinar a casi dos millones de personas en las calles, en los momentos más álgidos del movimiento antifraude, esta primera fase de la consulta, sólo concitó el voto de 870000 en el Distrito Federal y 1300000 en el resto del país. Es posible que la baja participación en la consulta sea el reflejo del creciente desprestigio del PRD después de las fuertes confrontaciones internas, así como también del jefe de gobierno (especialmente entre la juventud y sectores populares) luego del operativo de “News Devine” donde la policía capitalina asesinó a 11 adolescentes, o el resultado del desgaste producido por la elección interna del “Sol Azteca” que desnudó la corrupción interna y la lucha intestina entre las “tribus”. Por otra parte, es posible que la limitada participación en la consulta obedezca también a que sectores de masas no depositaron su confianza en que la misma pueda frenar realmente la ofensiva privatizadora.

Después de la consulta, han salido a la ofensiva los sectores del PRD que más abiertamente llamaban a privilegiar la discusión en el Congreso y que dejaron incluso entrever la posibilidad de un acuerdo con el PRI. Por ejemplo, Jesús Ortega se desmarcó del llamado a la “resistencia civil”, y en La Jornada del 28 de julio se planteaba que “Los dirigentes de la corriente perredista Nueva Izquierda (NI) rechazaron ayer la posibilidad de realizar nuevos actos de resistencia civil pacífica si se impone una reforma energética. El presidente sustituto del partido, Guadalupe Acosta Naranjo, inclusive aseguró que la propuesta del PRI no es privatizadora y, por tanto, “no hay por qué hacer ninguna movilización”.

Frente a la posición “colaboracionista” de esos sectores del PRD, que ha asumido el control del aparato partidista, AMLO planteo “cerrar filas” mediante un acuerdo entre las distintas alas del sol azteca, para impulsar una propuesta alterna elaborada por intelectuales y “especialistas” en temas energéticos. Esto fue saludado ampliamente por el gobierno y la Secretaria de Energía, lo cual se debe a que la participación del PRD con una reforma alterna (en la cual no se consultará a los trabajadores del sector energético) puede fortalecer a las instituciones, y ser utilizada por el PRI y el PAN para embaucar a los trabajadores con la imagen “democrática” del Congreso, mientras aprueban su propuesta por mayoriteo o una reformada “por consenso”.

Esto está demostrando los límites de la política de AMLO que evitó convocar a nuevas movilizaciones y que optó por llevar la energía del movimiento en defensa del petróleo hacia la consulta, mientras que los sindicatos se negaron a llamar al paro nacional contra la entrega de PEMEX. Más allá del discurso de AMLO de “al diablo con las instituciones”, la falta de una perspectiva para enfrentar frontalmente y derrotar las instituciones y sus planes, puede llevar al movimiento en defensa del petróleo a nuevas trampas y a un peligroso curso donde no derrotemos la entrega privatizadora de Calderón, el PAN y el PRI.

Frente a la debilidad del gobierno, el PRI sale al quite

Mientras el PRD continua arrastrando una crisis interna (aunque, como dijimos antes, con Nueva Izquierda de Ortega fortalecida), el gobierno sigue manteniendo su “bajo perfil”, mas allá de la impresionante campaña mediática para que la reforma de Calderón sea aceptada, encabezada por los medios masivos de comunicación como Televisa y TV Azteca. Como plantean muchos analistas, el gobierno actual está a la defensiva, conciente de la relación de fuerzas que se configuró después del 2 de julio del 2006 y carente de grandes dirigentes burgueses creíbles para sectores de masas, el partido de gobierno, el PAN, está lejos de aparecer como una fuerte variante burguesa partidaria, producto también de las peleas intestinas entre el calderonismo y la ultraderecha clerical encabezada por Manuel Espino que ha llevado a la “resucitación” de Fox - nombrado recientemente como consultor del comité ejecutivo de dicho partido-. Y es que, el ala ultraderechista del Yunque, le recrimina a Calderón su “tibieza”, su falta de mano dura y su heterodoxia. El gran ganador en la coyuntura de esta crisis de partidos, es el PRI, que aparece como el único partido unificado, con figuras públicas de mucho peso como el propio Manlio Fabio Beltrones, Beatriz Paredes o el represor Peña Nieto. Es altamente probable que esta recomposición del PRI, tenga su correlato en un mayor avance electoral cualitativo en las próximas elecciones de medio término para el 2009. En última instancia, el PRI, cuyo voto en la Cámara es definitorio para que pase la reforma petrolera o cualquier iniciativa de ley, es el pilar más fuerte del sostenimiento del régimen y la carta burguesa de mayor estabilidad en este periodo. De ahí que la reforma “maquillada” que presentó Beltrones - que comparte la esencia privatizadora de la de Calderón y que concitó el apoyo de la derecha del PRD- se perfila para ser una verdadera trampa contra los trabajadores y el movimiento popular en defensa del petróleo.

Hace falta que emerja la fuerza de los trabajadores

Si bien, las movilizaciones populares en defensa del petróleo han sido un importante paso en la lucha contra la privatización, la política de AMLO de presión in extremis al Congreso para luego negociar, se ha mostrado impotente para frenar la embestida privatizadora. La conclusión de buscar algún tipo de pacto en el Congreso a través de alguna propuesta de reforma que “salve” las distintas posiciones al interior de las cámaras, lleva a fortalecer a las instituciones que sostienen este antidemocrático régimen, funcional a los intereses de los grandes burgueses nacionales y las trasnacionales. Cualquier negociación en el congreso, se hará a espaldas de los trabajadores y será utilizada para evitar que los recursos energéticos se pongan al servicio del pueblo. Por esto es fundamental, si queremos echar abajo esta reforma y todas aquellas que han profundizado la subordinación al imperialismo, que surja a nivel nacional una propuesta independiente, que debe ser encabezada por los trabajadores y las organizaciones obreras.

En primer lugar, hay que fortalecer las tendencias al frente único de las organizaciones obreras, campesinas e indígenas que en meses previos sacudieron las calles de la capital. Frente a la política de “presión y negociación” de AMLO, los trabajadores no podemos confiar en que en las cámaras se resuelvan favorablemente nuestras reivindicaciones. El fallo de la Corte Suprema de Justicia contra los trabajadores y a favor de la reforma de ley del ISSSTE, demostró el carácter pro patronal de estas instituciones. Es necesario plantear una salida independiente y que la clase obrera aproveche a su favor las divisiones interburguesas. La unidad obrera y campesina que se viene expresando en las calles, solo puede hacerse efectiva y hasta el final con la mas absoluta independencia de clase

De igual forma, profundizar el camino de la movilización, va de la mano de llamar a que se sume a la lucha el poderoso sindicato petrolero que ha sido el gran ausente del debate nacional y que aglutina a cientos de miles de trabajadores petroleros que son los que van a sufrir mas profundamente los efectos de la privatización..

Para eso, los sindicatos que se dicen democráticos y opositores, como el SME, la CNTE, la UNT y el sindicato minero, tienen la obligación de convocar ya a un verdadero Encuentro de las organizaciones en lucha, que aglutine a los sectores indígenas y campesinos que están luchando contra el TLC, y a los trabajadores que en forma diluida han salido a las calles a defender nuestro petróleo.

Un encuentro que prepare las condiciones para un verdadero paro nacional contra el TLC y en defensa del petróleo. Este encuentro debería organizarse, de forma democrática e independiente del Congreso, e impulsar una consulta entre las bases de los trabajadores (en primer lugar del sector) en torno a qué programa es necesario para poner a PEMEX al servicio de las grandes mayorías. Nosotros plantearemos allí que es necesario dejar de pagar la deuda externa (gran parte de la renta petrolera se destina a la deuda); echar abajo el TLC e imponer impuestos a las grandes fortunas, para contar con los recursos para fortalecer la industria energética y garantizar energía subsidiada para los trabajadores, campesinos y el pueblo, poniendo la renta petrolera al servicio de las grandes mayorías y no de las trasnacionales y los políticos patronales. Un plan basado en poner la industria energética bajo control de los trabajadores, renacionalizando todas las áreas estatales entregadas en convenios y concesiones al capital privado, y que apunte a que la explotación de los recursos naturales del país se haga conforme a un plan racional y sustentado en la búsqueda de un equilibrio entre la producción y la naturaleza. Los socialistas plantearemos que este programa sólo puede garantizarse a través de un gobierno de los trabajadores, los campesinos y el pueblo pobre. Llamamos a los trabajadores combativos, así como a la izquierda que se reivindica obrera y socialista a levantar juntos este programa.









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