La juventud y la crisis

¡Por el derecho a la educación y al pleno empleo!

29 Oct 2010   |   comentários

Este 2010, en el marco de la crisis capitalista, es un año signado por una enorme ofensiva de los patrones y el gobierno contra los trabajadores. Para la juventud y los estudiantes es también un año de un fuerte ataque. De los 10 millones de jóvenes del país entre los 18 y 23 años de edad, 7.8 millones no tiene acceso a la educación o a un empleo digno, además escandalosamente, la mayoría son mujeres; 6 millones de ellas menores de 29 años no estudian ni trabajan y el 50 por ciento vive en condiciones de pobreza extrema. La injusticia es mayúscula cuando jóvenes en estas condiciones, y que carecen de cualquier educación sexual, se les niega el derecho a decidir sobre su cuerpo y son criminalizadas.
A toda esta juventud se le denominado ninis, y en su gran mayoría provienen de niveles socioeconómicos bajo y muy bajos (29.7 y 32.2% respectivamente). En total 68 por ciento de los y las jóvenes permanece en esta condición.
Somos los hijos de los trabajadores y del pueblo pobre quienes sufrimos en mayor medida la marginación y la miseria, privados de educación pública y empleos dignos. Ejemplo de esto es el número de rechazados de la educación media y superior en el sistema público. Como botón de muestra está el caso de los aspirantes a la UNAM, donde sólo fueron aceptados 10 mil de los 115 mil que presentaron el examen de admisión para este ciclo escolar, es decir al 8.9% del total.
Este tipo de exámenes, monopolizados por instituciones privadas como el CENEVAL, sirven como filtro económico y limitan el acceso a un derecho fundamental como es la educación pública.
Medidas como esta se implementan desde años atrás y hoy se expresan en la ACE. Conllevan la reducción progresiva de la matrícula estudiantil; del gasto para educación (UAM, IPN, UACM); la reforma a planes de estudio e investigaciones de acuerdo con los intereses del capital; implementación de cobros ilegales en escuelas públicas, como en la UNAM; el examen de oposición y el cierre de turnos vespertinos en escuelas secundarias de la SEP.
La juventud empujada al mercado laboral, a falta de oportunidades educativas, constituye una gran parte de los desempleados y trabajadores más precarizados del país, ocupando puestos (cuando los obtienen) con bajo salario, pocas o nulas prestaciones, sin seguridad social, sin sindicatos, contratados a prueba o por capacitación; enfrentando el outsourcing y otro tipo de medidas súper explotadoras.
Junto a esto, a nivel nacional no cesa la represión y violación a los derechos humanos, como en Copala. En la militarización y en los altos sueldos de los funcionarios se gastan los recursos que el gobierno obtiene del aumento de impuestos al pueblo trabajador; mientras continúa pagando la deuda externa, condonando impuestos a los grandes empresarios y asegurándoles ganancias a costa de los derechos laborales, al tiempo que les entrega los recursos naturales y energéticos.
A estos embates que tan severamente padecemos los jóvenes, hay que encararlos con movilización y planes de lucha unitarios contra la represión y militarización del país; por el acceso irrestricto a la educación pública en todos sus niveles.
Esta batalla no la podemos dejar en manos de quienes a todas luces responden a intereses privados o a sus aspiraciones políticas personales, como Narro y el reaccionario rector de la UdeG. Nuestros verdaderos aliados en ese camino son los trabajadores. , en primera instancia, los trabajadores de la educación
Quienes integramos ContraCorriente, estamos convencidos de que solidarizándonos con ellos y siendo parte de sus luchas en las calles, lograremos abrir un camino para que el estudiantado y la juventud de los barrios dejemos de ser ejército de reserva utilizado como presión patronal para aumentar la explotación, sino que nos convirtamos desde temprana edad en verdaderos cuadros de lucha pro obreros. Sólo así podremos enfrentar la desocupación, lograr el acceso pleno de los hijos de los trabajadores y la juventud a la cultura y la ciencia, la apertura total de las universidades públicas al servicio del pueblo trabajador, el pleno derecho al trabajo, a la diversión y al entretenimiento.









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