Apuntes para un balance del 1° de mayo

Por la unidad, la lucha y la organización independiente de los trabajadores

07 May 2011   |   comentários

Este 1° de mayo, miles de trabajadores del campo y la ciudad salieron a las calles del D.F. y otras entidades para protestar contra el desempleo, los bajos salarios, la precarización y los planes que Calderón y los partidos patronales quieren aprobar en el Congreso de la Unión, como las reformas a la Ley Federal del Trabajo y a la Ley de Seguridad Nacional.

Los charros se reubican (tibiamente)

A temprana hora, se pudo ver desfilar en el Zócalo a los sindicatos del Congreso del Trabajo (CTM, CROC, FSTSE y otros) -afiliados históricamente al PRI, pero alineados con los gobiernos panistas- quienes, desde el sexenio de Zedillo, habían dejado de asistir en esta fecha a la Plaza de la Constitución.

En su discurso, los charros rechazaron la propuesta de reforma laboral, que ellos mismos pactaron con el gobierno del PAN y los organismos empresariales. Más que a un genuino interés por los trabajadores, esta reubicación responde a los cálculos electorales de la burocracia sindical, que ahora quiere posar de “opositora” ante el desgaste calderonista. Esta política generó fricciones con el ala más derechista del PRI, lo que fue uno de los elementos que obligaron a que la mayoría de los diputados del tricolor recularan en su afán por imponer la reforma en alianza con el PAN, durante el periodo ordinario de sesiones del Congreso que recién terminó.

Más allá de su discurso, los charros son corresponsables del brutal retroceso que los trabajadores de nuestro país han sufrido en sus derechos y conquistas, garantizando la división, el control y la pasividad que imperan en el seno de la gran mayoría de la clase obrera.
De hecho, al pedir que les “expliquen” en qué beneficiará económicamente la reforma laboral a los trabajadores, los charros dejan ver que están dispuestos a seguir negociando su aprobación, ahora o después, a cambio de algunas concesiones y de mantener sus privilegios.

La UNT, por una reforma laboral “incluyente”

Más tarde, marcharon los llamados sindicatos “opositores”, agrupados en la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) -telefonistas, tranviarios, universitarios, pilotos, sobrecargos y otros-, además del Sindicato Minero, la Coordinadora de Trabajadores de la Educación (CNTE), organizaciones populares y campesinas. El Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) los esperó en el plantón que mantiene en el Zócalo. Miles de trabajadores participaron en esta jornada, expresando su descontento con el ataque del gobierno y los patrones, continuando con las movilizaciones que se realizaron durante el último mes contra la reforma laboral.

Aunque en el acto “se dio por muerta” la reforma laboral, en lugar de llamar a seguirse movilizando hasta derrotarla definitivamente, los sindicatos “opositores” amenazaron con “castigar” electoralmente a los partidos que la aprueben, apostando a una salida institucional y desmovilizadora, a favor de alguna variante patronal.

La UNT critica la propuesta de reforma laboral del PRI y el PAN por “unilateral” y “regresiva”, pero tiene la suya propia, presentada por el diputado Francisco Hernández Juárez (líder del Sindicato de Telefonistas) y respaldada por su partido, el PRD.

Más allá de que esta iniciativa deja de lado los aspectos más brutales de la reforma pripanista, de conjunto no se propone terminar con la explotación de los trabajadores, sino que, por el contrario, aboga por aumentar la “productividad” queriendo mostrarla como algo “progresivo”, bajo el falso supuesto de que si al patrón le va a bien a los trabajadores también, siendo que en realidad representa mayor explotación y flexibilidad laboral.

Lo que pretenden los líderes de la UNT, es ser tomados en cuenta como “interlocutores” en la negociación de la reforma laboral y evitar que se vea amenazado su control político y económico de las organizaciones que encabezan, como casta burocrática que son, contraria a los intereses de la base trabajadora.

Tan es así, que los líderes de ASPA y ASSA (pilotos y sobrecargos) aceptaron sin chistar el plan de Javier Lozano para Mexicana de Aviación, que dejó en la calle a más de 8,000 trabajadores; en tanto que, el “democrático” Agustín Rodríguez, se acaba de reelegir, luego de 17 años en el cargo de Secretario General del STUNAM; y, desde que el gobierno liquidó Luz y Fuerza, la UNT no tomó ninguna medida de lucha seria para apoyar al SME.

El SME: “ni un voto al PAN”… ¿y al PRI sí?

Muchas organizaciones, trabajadores y jóvenes que vienen apoyando la lucha del SME, nos quedamos esperando la convocatoria de este sindicato para acompañarlo en su movilización este 1° de mayo. Pero, increíblemente, este año el SME no marchó, sino que llamó a sus afiliados a concentrarse en el Zócalo para impedir que los “traidores” y “esquiroles” del SUTERM se manifestaran. Esta política se mostró muy lejos de concitar a las multitudinarias manifestaciones obreras y populares que se dieron en solidaridad con el SME al inicio de su lucha.
Más allá de lo cuestionable e impotente de este llamado, que podía llevar a un enfrentamiento entre trabajadores, el mismo expresa la estrategia desmovilizadora de la dirección del SME, que se ha concentrado más en lograr un acuerdo con sectores del régimen -últimamente, en especial con el PRI -, que en desarrollar una lucha consecuente para conseguir recuperar el empleo de los 44 mil electricistas despedidos.

En su discurso, Martín Esparza planteó que en las próximas elecciones no había que dar “ni un voto al PAN”, dejando abierta la puerta para subordinarse al PRI si le conviene (el mismo partido que propone una reforma laboral esclavista contra toda la clase obrera del país), ni más ni menos que como han hecho históricamente los llamados sindicatos “corporativos”.

Por la movilización unitaria contra las reformas reaccionarias

Este 1° de mayo mostró el hartazgo obrero y popular con la situación de crisis y violencia por la que atraviesa el país. Por eso, los partidos patronales quieren desviar el descontento hacia las elecciones, para legitimar al antidemocrático régimen de la alternancia y continuar con sus planes anti-obreros y anti-populares.

Si producto de las movilizaciones, pero también del cálculo electoral del PRI, la reforma laboral y a la Ley de Seguridad Nacional no se aprobaron todavía, la amenaza de que se concreten próximamente sigue vigente.
Es necesario que los trabajadores retomemos las demandas por las que lucharon los mártires de Chicago hace más de 100 años y defendamos los derechos democráticos más elementales. La principal lección de este 1° de mayo, es que hay que superar la estrategia conciliadora y desmovilizadora de las direcciones sindicales burocráticas, “oficialistas” u “opositoras”, para avanzar en una perspectiva unitaria y de lucha, independiente de todos los partidos e instituciones del régimen; de los que nada bueno podemos esperar.

Es necesario que las organizaciones y corrientes sindicales que se postulan como combativas y democráticas convoquen a un plan de movilización que incluya la preparación urgente de un Paro Nacional. Si la UNT realmente quiere derrotar la reforma, debe poner sus fuerzas al servicio de esta lucha; si no, mostrará una vez más que solo quiere "pactar" el ataque contra los trabajadores. En esa perspectiva, un paso adelante puede ser organizar un Encuentro Nacional de Organizaciones Obreras contra la reforma laboral, que vote medidas de lucha concretas y asuma un programa independiente de los partidos del Congreso.

Los socialistas de la LTS propondríamos allí un programa contra la reforma laboral esclavista, por derechos sindicales y laborales para todos los trabajadores; por un aumento salarial de emergencia que sea acompañado de escala móvil de salarios de acuerdo a la inflación; por el reparto de las horas de trabajo, con igual salario, entre todos los y las trabajadoras; y para que toda empresa que cierre o despida sea expropiada bajo control de sus trabajadores.









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