Por un 1° de mayo combativo y contra esta democracia asesina del PRI-PAN-PRD

26 Apr 2015   |   comentários

Continuemos la lucha por Ayotzinapa
Por un 1° de mayo combativo y contra esta democracia asesina del PRI-PAN-PRD

Arturo Méndez
A diferencia de los años previos, la importancia de este primero de mayo radica en que, ese día, puede expresarse el impacto del movimiento por Ayotzinapa en la clase trabajadora y el repudio contra este régimen político.
Las masivas movilizaciones que recorrieron el país a partir de octubre del año pasado exigiendo la presentación con vida de los 43 normalistas, y la crisis de legitimidad que abrieron, fueron el escenario para la integración a la lucha de distintos sectores de trabajadores.
Impacto de Ayotzinapa en el movimiento obrero
Denunciando en las calles ¡Fue el Estado! y demandando ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos! y ¡Fuera Peña!, el amplio fenómeno democrático dio lugar a la incorporación de sindicatos como el SME, el SUTIEMS, el STUNAM y, de forma destacada, el de telefonistas (STRM), que el 20 de noviembre realizó un paro solidario de 24 horas, algo que no había ocurrido en más de 20 años.
Así, la presión política del movimiento llevó a la opositora Unión Nacional de Trabajadores (cuyos principales referentes son el STRM y el STUNAM) a dar un giro táctico luego de su intento de integración al Pacto por México, lo cual ha permitido un nuevo acercamiento con la Nueva Central de Trabajadores encabezada por el SME.
Junto a ello, sectores de vanguardia del movimiento obrero industrial y de servicios, como el Sindicato de Trabajadores Unidos de Honda México y el Sindicato de Trabajadores de la Caja de Ahorro de los Telefonistas, se han hecho parte de las movilizaciones, abrazando las demandas del movimiento por Ayotzinapa.
La sacudida también impactó en el magisterio, principalmente en Guerrero, donde la CETEG ha protagonizado algunas de las acciones más radicales mientras mantiene un plantón en Chilpancingo; y en Oaxaca, donde la Sección 22 ha realizado movilizaciones y paros escalonados, aunque al mismo tiempo parte de su dirigencia mantienen una doble política de negociar con el gobierno de Gabino Cué. En estos 2 estados, los maestros secundan el llamado de los padres de los 43 al boicot electoral, mientras la CNTE de conjunto plantea la necesidad de impulsar el frente único nacional y preparar las condiciones para la huelga general política.
A la vez, un avance incipiente en la unidad del movimiento obrero se ha expresado en la participación de sectores del sindicalismo opositor en la Asamblea Nacional Popular y la Convención Nacional Popular (CNP), encabezadas por los familiares de los 43 normalistas desaparecidos, quienes han llamado a impulsar una gran movilización en la Ciudad de México para este 1° de Mayo.
Impulso de nuevas luchas de trabajadores
Al calor del profundo cuestionamiento social al gobierno en sus tres niveles, a los partidos del Congreso y las instituciones del régimen como la PGR y el Ejército, nuevos sectores de trabajadores salieron a luchar desde inicios del 2015 contra los ataques patronales y gubernamentales, incorporando en muchos casos las demandas de Ayotzinapa.
Vimos por ejemplo la lucha de las enfermeras y trabajadores de la salud, que se organizaron en la AIGETT contra el plan de profesionalización, en defensa de sus derechos y de la salud pública; huelgas de trabajadores universitarios en Yucatán y Zacatecas; la ocupación por sus trabajadores de la transnacional Triumph Group, de la industria aeroespacial; la toma de la planta de rebombeo Los Patos por mineros de Cananea y pobladores de Sonora, en exigencia del retiro de concesiones mineras a Grupo México; y la emblemática lucha que sostienen los jornaleros de San Quintín contra la semiesclavitud y el abuso patronal, apoyada por organizaciones de trabajadores del otro lado de la frontera con Estados Unidos.
Contraofensiva reaccionaria
No obstante, el retroceso de las movilizaciones por Ayotzinapa ha sido aprovechado por el gobierno para retomar la ofensiva, como lo muestran el intento de privatización del agua, la iniciativa de una nueva reforma al 123 constitucional que liquida el derecho a sindicalización, contratación colectiva y huelga para los trabajadores del apartado B, y el anuncio de miles de despidos en Pemex como consecuencia de la reforma energética.
A la par, se ha recrudecido la represión contra los sectores que salen a luchar, como los jornaleros de San Quintín y el magisterio, que el 24 de febrero fue brutalmente embestido por la policía federal en Acapulco, resultando asesinado el profesor jubilado Claudio Castillo y varias maestras torturadas sexualmente. A esto se suman el asesinato de activistas y luchadores sociales como Gustavo Salgado y Norma Angélica Bruno, y el ataque a la libertad de expresión con el despido de Carmen Aristegui.
Y mientras el gobierno anuncia recortes presupuestales a la educación, la salud y el campo, y el Instituto Nacional Electoral otorga sumas millonarias a los partidos para las campañas electorales, el pueblo trabajador enfrenta las consecuencias de la precarización laboral, los bajos salarios, la carestía de la vida, despidos y desempleo.
Sin embargo, el profundo cuestionamiento al régimen y sus instituciones se mantiene, frente a lo cual preparan frenéticamente las elecciones del 7 de junio con el objetivo de legitimarse y desviar el descontento hacia el voto a los partidos patronales, contando además con un Morena que se apuesta a emerger -contando con una amplia base social y la simpatía de algunos dirigentes sindicales- como el nuevo partido de contención de masas, ocupando el lugar dejado por el PRD en su crisis histórica y evitando que la clase media que salió a tomar las calles, se radicalice y se convierta en un aliado importante de la clase obrera.
Por una respuesta independiente
Ante la ofensiva del régimen y la trampa electoral, es fundamental que el movimiento obrero-popular responda con una política independiente, abrazando el llamado de los padres de los 43 a repudiar las elecciones, rodeando de solidaridad las luchas como la de los jornaleros de San Quintín y contra los despidos en Pemex, impulsando asambleas en los centros de trabajo y estudio, colonias y barrios, para la auto-organización desde abajo, con delegados revocables, rotativos y con mandato de base que puedan nutrir la CNP o algún espacio de coordinación superior de todas las luchas, retomando y profundizando en las calles el movimiento por Ayotzinapa y preparando mediante paros escalonados las condiciones para la huelga general política.









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