Una nueva etapa en la lucha
Por un Congreso Nacional de las bases magisteriales
23 Oct 2013
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Arturo Méndez
Con el arribo a la Cd. de México de los maestros de Guerrero, y tras casi dos meses de paro y plantón de los maestros de la sección 22, el regreso a clases en Oaxaca marca el inicio de una nueva etapa en la lucha magisterial, en donde se desarrolla y radicaliza el movimiento en Chiapas, se movilizan y paran los maestros en Quintana Roo, Zacatecas y Michoacán, y continúa el movimiento en estados como Veracruz, Campeche, Yucatán, Morelos, Chihuahua, San Luis Potosí, Jalisco, Guanajuato y en el DF.
Junto a ello, movilizándose con los maestros en varios estados, y con cierres de escuelas como en Xochimilco, Tláhuac, Milpa Alta e Iztapalapa en el DF, o como en Calkiní en Campeche, los padres de familia se vienen haciendo presentes en la lucha.
Por su parte, el normalismo viene luchando en estados como Michoacán, Campeche, y de manera destacada en el DF, en donde la Escuela Nacional para Maestras de Jardines de Niños se ha sumado al paro que se mantiene en la Escuela Normal Superior de México y en la Benemérita Escuela Nacional de Maestros, en un proceso que ha incluido también paros en las otras dos normales capitalinas (Especialización y Educación Física), y producto del cual se ha conformado entre las 5 escuelas el Frente Independiente de Escuelas Normales.
Además, mientras continúa expresándose la solidaridad de organizaciones y de sectores estudiantiles y populares con los maestros, la profundidad del ataque del gobierno está propiciando la confluencia con otros sectores de trabajadores, como los del sector salud, junto a los que se han realizado movilizaciones en Chiapas y en el DF contra las reformas estructurales.
Sin embargo, la retirada del plantón del contingente oaxaqueño marcó un retroceso de las movilizaciones en el centro neurálgico del país, que le ha dado un importante respiro al gobierno. Ante eso, es necesario un balance del proceso actual (ver artículo en estas páginas) y dotarnos de una política para actuar unificadamente, ya que ahora el peligro es que el movimiento continúe desarrollándose de forma no coordinada y que no se impulse un plan de acción unificado.
¡Alto a la represión!
Los partidos del “Pacto por México” vienen instrumentando sistemáticamente una política represiva contra el movimiento, como lo muestran los violentos desalojos policiacos y militares a los plantones magisteriales del Zócalo de la Cd. de México y Xalapa, el asesinato de maestros en Veracruz y Chiapas, la represión del 2 de octubre (producto de la cual 7 compañeros continúan presos), la confrontación institucional con los normalistas de la Benemérita el 7 de octubre, el brutal ataque porril del 9 de octubre contra las madres y niños que mantenían el cierre de escuelas en el pueblo de San Gregorio en Xochimilco, y el violento desalojo de maestros en el palacio municipal de Cancún el lunes 14.
Contra la represión del Estado, es necesario volcar todas las fuerzas del movimiento magisterial, estudiantil y popular, haciendo un llamado a la más amplia movilización democrática en las calles para exigir la liberación inmediata e incondicional de todos los presos por luchar. Junto a ello, es una cuestión de principios adoptar una política de no negociación con el gobierno mientras mantenga retenidos en sus cárceles a nuestros compañeros. ¡Ninguna negociación con represión! ¡Si tocan a uno nos tocan a todos! ¡Presos políticos libertad!
Reorganizar la lucha desde las bases
Para enfrentar la reforma educativa, una de las tareas del momento es fortalecer la unidad con los padres de familia: la CNTE debe impulsar asambleas por escuela entre padres y maestros para discutir democráticamente los pasos a seguir. Estamos en una disyuntiva que nos puede llevar a que el proceso retroceda. Los padres de familia que luchan por la abrogación de la reforma educativa deben convocar a una asamblea nacional para coordinar las acciones con el magisterio en lucha a través de delegados con mandato. Junto a esto, no podemos seguir depositando confianza en las autoridades; ellos no nos representan. Toda negociación debe estar subordinada a lo que la base decida, al impulso del paro nacional y a la movilización en las calles. Debemos recuperar las lecciones que ya dio la CETEG en la primera mitad del año y rechazar las impotentes negociaciones por estado. Es fundamental y urgente dotarnos de un plan de lucha unificado. Eso implica ponerle fecha y hacer un amplio llamado a todos los sectores magisteriales en lucha y que rechazan la reforma educativa, a preparar un Congreso Nacional de Bases Magisteriales, que sea nutrido por delegados rotativos, revocables y con mandato de base, elegidos en asambleas por escuela, zona y región, para reorganizar la lucha desde abajo y discutir democráticamente todos los pasos a seguir.
A la vez, en consecuencia con la resolución del 5° Encuentro Magisterial y Popular para orientar la lucha no sólo contra la reforma educativa sino contra las reformas estructurales, es necesario que el movimiento haga el más amplio llamado a todos los trabajadores (incluidos petroleros y electricistas), a los sindicatos que se dicen opositores, a los estudiantes y a todos los sectores populares, a una jornada nacional de lucha y a preparar –poniéndole fecha– el paro nacional para torcerle el brazo al gobierno y echar abajo el “Pacto por México”. Lamentablemente, ante la necesidad de cerrar filas en torno al único movimiento que está enfrentando los planes del gobierno, los sindicatos opositores se niegan en los hechos a impulsar el frente único que lleve al paro nacional. Los trabajadores agrupados en la UNT deben exigirle a sus direcciones levantar una política combativa y de unidad con el magisterio para triunfar.
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